Deportista marioneta
Llevamos dos semanas con las tertulias televisivas alborotadas. No es por la desbocada inflación, la más alta en los últimos 38 años. Tampoco están alborotadas porque violadores están saliendo a la calle o están viendo reducidas sus penas debido a una ley aprobada por el gobierno y ante el desastre de ésta, la ministra promotora carga contra los jueces, poco más o menos que llamándoles prevaricadores y, sin poco más o menos, machistas. Ni tan siquiera porque el líder de principal partido de la oposición ha pedido al gobierno que retire de las carreteras, de “forma inminente”, los coches que tengan más de diez años. No. Las tertulias están calientes por motivos relacionados con el deporte. Por un lado, la retirada de uno de los grandes deportistas españoles y por el otro, el mundial de fútbol de Qatar.
Empecemos por el deportista. Gerard Piqué, a nivel mundial, uno de los mejores futbolistas en su puesto, ha anunciado su retirada, que, seguramente, no habría tenido mucho más eco si no fuera por los hipotéticos motivos que la han adelantado.
El gobierno, después de una controvertida celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí, ha aprobado una ley, bautizada por los periodistas como “la ley Piqué” que impide que un deportista en activo pueda tener una empresa implicada en la organización de ningún evento deportivo que pueda estar relacionado con él.
Esto ha sido la apertura de la veda para que todos los “expertos” tertulianos empiecen a cargar contra Piqué porque su empresa, una de las más potentes del mercado, haya sido la intermediaria en esta negociación.
Escuchando una de estas tertulias, me ha hecho gracia escuchar, de esa gracia que no sabes por qué, pero como el chiste del gitano y el tricornio del Guardia Civil, te entran unas irremediables ganas de “jarrearle una guantá” al imbécil de turno, que los deportistas, que “ya ganan muchísimo dinero, no tienen que hacer otra más que dedicarse a su deporte”. Vamos, que el deportista se dedique a entretener a la gente, pero que no piense ni tenga más luces de las necesarias para correr en calzoncillos detrás de un balón. La tipa tenía esa mentalidad sobre el deportista, como cortito, sin cultura, escupiendo y rascándose todo el rato sus testosterónicos testículos, y hablo de testículos porque la visión sobre las deportistas es distinta.
Piqué te puede caer mejor o peor, pero nadie puede negar que es un tipo con personalidad y que ha roto con ese cliché del deportista diplomático y medio analfabeto, carente de estudios superiores y que no tiene opinión sobre nada, que gana muchísimo dinero y que cuando abandona el deporte profesional se funde el dinero en juergas. Le ha estropeado a muchos envidiosos ese consuelo que tenían, pensando que los deportistas ganan demasiado dinero pero que ellos, al menos, son más inteligentes.
Por otro lado, tenemos la otra polémica, la protagonizada por la sede del mundial de fútbol.
Estos días, ante la polémica de si el mundial debía o no jugarse en Qatar, porque según nuestra mentalidad occidental, es un país donde no se cumplen los derechos humanos, entre otros estándares occidentales, me estoy dedicando a preguntar a mis conocidos si ellos irían a jugar o actuar en la inauguración de este magnífico evento, cobrando un pastizal, como es el caso tanto de los deportistas como de los cantantes invitados. La respuesta general ha sido que, sin ninguna duda, irían a vivir la experiencia, incluso sin cobrar un euro. Lo sospechaba. Lógicamente, esto no es una muestra tan importante como pueden ser las que maneja nuestro prestigioso CIS y su gurú Tezanos, pero el resultado puede tan creíble como aquél.
Es otra maldita polémica originada desde los medios de comunicación. Originada por periodistas mercenarios y paniaguados del gobierno de turno, que se atreven a llamar mercenarios a deportistas o artistas que van a trabajar y, seguramente, cumplir uno de los sueños de su vida.
Esta hipocresía no la vivimos con la olimpiada de Pekín o con la celebrada en Londres, o en el entierro de la reina de Inglaterra, cuando estos mismos periodistas se arrastraban alabando a un país que ha sido el mayor genocida de la historia de la humanidad.
Estos mismos periodistas, que cuando nos visita un mandatario de cualquier país árabe, cargan contra una alcaldesa por no quererse poner un pañuelo cubriendo su cabello en señal de respeto.
Los que ya tenemos una edad sabemos que estos son polémicas artificiales provocadas para desviar la atención de otras cosas mucho más importantes, pero el tiempo que dura la polémica, hace que los que tienen, tenemos, sangre en las venas nos rebelemos ante esta hipocresía.
Particularmente, procuraré disfrutar de un mundial, que como todo gran evento deportivo, será impresionante y que a todos los amantes del deporte les gustaría presenciar in situ, y alegrémonos de que deportistas españoles, que han entregado su niñez y su juventud al deporte de élite y cuyos éxitos deportivos internacionales son una de las principales aportaciones a la Marca España, nos hagan sentir orgullosos tanto en el campo deportivo como en el económico.