Evans se despedirá mañana de San Pablo

Salvo hecatombe final, el futuro inmediato de Shannon Evans, probablemente el mejor base de los que hay actualmente en la liga ACB, pintará de naranja. El norteamericano, buque insignia del Betis Baloncesto, jugará en el Valencia Basket después de que verdiblancos y «taronjas» prácticamente hayan llegado ya a un acuerdo para su traspaso.
Todo ello según llevan comentando durante la semana diferentes medios de comunicación, entre ellos Diario de Sevilla (con Pablo Salvago) y ABC (con Sergio Ávila), y otros portales de internet como Relevo. El punto discordante es la cantidad que el Valencia tendrá que abonar a la entidad sevillana, una cantidad que será sin duda superior a los escasamente 200 mil euros que, hasta hace poco, había de cláusula en caso de salida a un equipo de Euroliga, pero que tampoco llegará al deseado millón de euros que se pretende en la capital de Andalucía.
Sea como fuere, en caso de marcha el propio Evans desea hacerlo despidiéndose sobre la cancha de los aficionados que tanto le han querido durante este año y medio, y a los que tanto ha hecho disfrutar, sobre todo a partir de la segunda vuelta de la pasada temporada. El deseo del Valencia era contar desde ya con sus servicios, pero salvo cambio radical, el jugador, que se ha estado entrenando esta semana como uno más, será mañana de la partida ante el Monbus Obra (12:15) y dará, probablemente, su último servicio al club que le ha dado a conocer en el Viejo Continente.
Así el Betis liberará un buen porcentaje de masa salarial para poder reforzarse de inmediato, pero a nadie se le escapa que, a priori, los de Luis Casimiro perderán mucho más en lo deportivo de lo que pueden ganar en lo económico.
Porque cierto es que siguen llegando nombres, o al menos hay un par de nombres que todos ya conocemos, los de Tyson Pérez y Jean Montero (éste como sustituto de Hill) a los que falta el canto de un duro para confirmarse como nuevos refuerzos en «Villa Heliópolis». Pero la pérdida de Evans va mucho más allá, y sustituirle (porque el Betis habrá de fichar a un base, como es lógico) no será nada fácil.
Sus estadísticas (21 puntos, 5 asistencias y 21 de valoración) y su condición de salvador y de «killer» en más de una y de dos ocasiones (ante la nulidad de sus compañeros de ataque de esta temporada) le hacen, sin duda, la pieza más difícil de reemplazar de entre todas las que han salido o están por salir de aquel bloque que terminó la campaña 21-22 como un absoluto tiro.
Si se confirma su marcha, que debería hacerse efectiva la próxima semana, el director deportivo Berdi Pérez deberá estar especialmente atinado para encontrar o bien alguien que se le acerque, o bien alguien que, aunque tenga diferentes características, ofrezca para el conjunto un rendimiento similar, porque si no, el retorno a la LEB Oro cinco años después será prácticamente un hecho. Y el tiempo juega del todo en su contra.
(IMAGEN DE PORTADA: ACB/SALVA CASTIZO)
