Hablar de hombres
Me dio mi lado nostálgico. Ese que cuando sale me rememora a mis amigos. Y quizás no tenga el derecho a llamarlo amigo pues no fui merecedor de tanto. Y sin embargo fue una charla en Málaga, años 80, donde yo arramplé todo el amor que siento por el baloncesto.
Un clinic con el omnipresente Moncho Monsalves. Creo que deambulaba por allí Mario Blasone. La edad me hace distorsionar mi pasado. Pero sí sé que andaba un Jose Antonio Figueroa, o Joxean. Vasco él. De esas personas que los años ya ajan. ¡Joder tengo 55 yo!
Marcó mi vida, fue motor de mi destino. Es de esas personas que los jóvenes desconocen, pero si tiraran de Wikipedia y no me refiero a mi amigo Guillermo, verían que Joxean marcó una historia en su Bilbao. Allí tendría adeptos y odiantes y no es malo pues si no hay crítica parece que no existamos.
Yo sé que, motivado por mi hermana, acudí feliz a una reunión de esas que ya no existen. De esas que te encerrabas un fin de semana para aprender de algo bello, llámese baloncesto.
Hablar de Figueroa es querer llamar a mi primo y que me cuente, pero no es plan. Hablar de Figueroa es hablar de baloncesto en vena. Además, recuerdo que yo, imberbe, veía ese día como él nos deleitaba con conversación amena. Como si el importante fuera yo.
¿Sabéis por qué os cuento esto?
Porque hay gente tan maravillosa en este mundo que se merecen un reconocimiento. Porque algunos (él, Manolo Flores, Martín Fariñas) nos enseñaron a amar esto y de qué manera. Porque, querido Joxean, si Basket Pasión existe gran culpa tienes tú.
La edad es factura. Tú retirado de esto que yo amo. Yo mal jugador, peor entrenador y mísero escritor. Pero la conciencia me hace ser constante que quizás sea un artículo. Pero es mi homenaje a un hombre que me enseñó valores extintos del baloncesto. De un hombre que poseo su número de teléfono y jamás fue una llamada perdida. Porque con gente como tú nosotros amamos esto.
Lo siento. Tenía que hacerlo.
Administrador