No es una crónica, es felicidad
Primero porque ante todo soy español y orgulloso de ello, aunque mi manera de ser implique que en algún momento, o muchos, sea crítico hasta con los míos. Pero hoy reconozco que he vuelto a llorar por una situación. Y quizás esta haya sido la más emocionante pues, seamos realistas, nadie daba un duro (sí, soy viejo) por esta selección.
Podíamos venir a competir o al menos a intentarlo pero, pensar en los viles de los tres metales se me antojaba inviable. Siempre he sido creyente, pero creyente argumentado.
Reconozco que muchas veces he pensado, frente al espejo, ¡joder! Son buenos, algunos están en la NBA, o en el Valencia, o Joventut… ¡Cojones, malos no son!
Sí, no son ni gasoles ni navarros. Pero créanme, eso es literalmente irrepetible. Ayer en la previa, marcaba un hito: “estos cabrones han marcado un algo importante en la historia».
Las mejores de las estadísticas daban a España como sexta favorita. Y después había algún loco más que se aventuraba a algo más. Y soy testigo de ello. Yo que ahora me preocupo por el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, hace una par de semanas, en el reconocimiento de los jugadores, por variar el sistema de entrevistas y por darle un aire diferente a las mismas, me atreví a preguntarles por un pódium.
Y lo curioso que la mayoría, como lógico, ponía de oro a Eslovenia, excepto Julen Olaizola, que descaradamente apostaba por el oro de España.
Pero mi cara tuvo que ser tan perpleja, que él me inquirió: “son nuestros, ¿por qué no soñar?
Julen, no soñabas. Tan solo viste el futuro.
No voy a hablar del brutal partido de hoy, porque eso es tema de mi amigo Víctor, con el que mañana disfrutaréis de sus doctas letras.
Hoy voy a hablar de mis sensaciones. De ponerme en pie en mi salón y alzar los brazos con los dedos en “v”. Hoy voy a hablar de alguien en quien no creía en sus formas y ahora creo que en su fondo y ya falleció: ¡Porque la vida puede ser maravillosa ¡
Y Carlos, allá donde estés ya te digo que aunque fueras otro de los que no comulgo, tenías razón, como Sergio Scariolo hoy. La vida simplemente puede ser maravillosa.
No voy a hablar de la burrada de Juancho Hernangómez. No voy a hablar de las nominaciones en el quinteto MVP de Lorenzo Brown o “Bily” Hernangómez, o de su nominación como MVP del torneo.
Hoy no puedo hablar de todo eso pues yo lloro de la alegría y Víctor es más taimado que yo y lo hará mañana.
Hoy hablo de lo que dije en la previa. De que niños se han convertido en hombres al paso de esos segundos. De ese tiempo en la pista. Habéis sido brutales.
Hemos celebrados oros y platas. Y creerme que si hubiera sido plata, hubiera escrito lo mismo. Os pedí la guinda y me la disteis. ¿Qué os debo?
Hoy hablo de que los dedos se desplazan en mi teclado cual historia de amor. Hoy de eso que algunos llaman dormir y no me apetece
Hoy hablo de la mejor hazaña jamás concebida en el deporte mundial. Por su génesis, por su trayectoria.
Gracias por ser tan profundamente irreverentes.
Rudy, te vi mirar al cielo cuando mordías esa medalla.
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