marzo 19, 2024

Obradoiro 2021/2022: Un año más el título de la permanencia

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La temporada 21/22 será recordada por la llegada de las mascarillas a los pabellones. En Compostela, como en todo el pais, la actividad deportiva se vió seriamente afectada por las restricciones de aforo, los problemas de entrenamiento y los casos positivos en las plantillas que afectaban diariamente a las concentraciones y al roster que podías presentar cada semana.

Allá por Septiembre de 2021 Obradoiro tenía la plantilla cerrada, y el futuro se veía con ilusión: teníamos un base experimentado como Brandos Hobbs, un base joven con hambre de cancha (como todos los argentinos) Fernando Zurbrigguen, y una leyenda que sumaba más casi fuera que dentro y que llegaba con ansias de mantenerse un año más en la élite: Albert Oliver.

Por fuera seguíamos contando con nuestro jugón particular Robertson, la consistencia de Beliauskas y un todoterreno como Alvaro Muñoz, y se sumó a este elenco un canadiense  zurdo que prometía trabajo y aportación al rebote ( después se vió que mucho más) como  Thomas Scrubb.

Como ala-pivots la cosa prometía con un búlgaro recién llegado de Italia con muy buenos números Filipovity, un nacional que siempre sumaba como Alex Suárez y la perla de la casa Ellenson, americano blanco alto y tirador (muy al estilo de los fichajes de José Luis Mateo).

En la pintura contábamos un año más con nuestro jugador top Laurinas Birutis, y con el refuerzo de Vini Okowo que venía de hacer muy buenos número el año anterior con Guipuzkoa basket , pese al descenso. Prometía dureza dentro de la zona y rebote.

En definitiva, la afición obradoirista, siempre positiva con el equipo, veía una plantilla competitiva que podría pelear por casi todo.

La pretemporada comenzó con buenas sensaciones, pese a la derrota con Breogán en Copa Galicia, el equipo se fue rodando e hizo partidos de mérito contra Joventut, y de nuevo contra Breogán (arrasándolo en el Torneo de Vilagarcía).

Pero llegó lo duro: la liga, y aquí ya no se podía fallar, los partidos eran a vida o muerte con muy pocos puntos de diferencia y rápidamente se observó que:

Ellenson no era ese tirador fiable que se prometía, el chaval le ponía ganas, pero su primer año en la élite le estaba a pasar factura.

– Filipovity no aportaba casi nada al equipo, era constantemente suplente y sus minutos no eran de calidad. De hecho, en Diciembre fue cortado y sustituido por Edgar Vicedo que en su rol más de trabajo sumó desde el primer día.

– Viny Okowo no era el de Guipuzkoa, más lento que el año pasado, con manos muy blandas, pasó a un rol más secundario siendo sustituido en muchos minutos al 5 por Ellenson, incluso por Vicedo y obligando a Birutis a jugar muchas minutadas en partidos importantes.

El equipo fue transitando la liga siempre fuera de puestos de descenso, pero con la vista siempre puesta abajo, y aunque en casa se sacaban victorias de mérito como Joventut o Manresa, y se les ganaba a casi todos los de abajo, fuera éramos incapaces de conseguir victorias. No todo eran noticias negativas, había jugadores que rendían menos de lo esperado, pero otros estaban en modo estelar y aguantaban el equipo (Hobbs, Robertson, Birutis), mención especial de Thomas Scrubb que dominaba al 3 a todos los rivales con tiro exterior, penetraciones inverosímiles y mucha ayuda al rebote.

Y llegó la guerra, y parece mentira que un acto tan deleznable como la invasión rusa de Ucrania, en modo indirecto benefició a Obradoiro; la salida masiva de jugadores extranjeros de Rusia hizo que el hermano pequeño de los Scrubb (Philipp) abandonara el Avtodor ruso y se enrolase en el proyecto Obradoiro con la estimable influencia de su hermano Thomas

Philipp ya conocía la liga española por su paso por Estudiantes hacía unos años, y eso se notó aportando ya desde el primer momento. Dirigió, anotó, penetró y asistió, Inmediatamente se hizo dueño de la posición de dos y jugó los minutos calientes de base junto a Hobbs, comiéndole los minutos de Zurbriguen (lesionado algunos partidos) y dejando al gran Oliver en el banquillo casi toda la segunda vuelta.

La liga se apretaba, de hecho, en las últimas jornadas, cosa nunca vista desde que existe la ACB, seis equipos estaban en el lío del descenso (Zaragoza, Fuenlabrada, Betis, Andorra, Obradoiro y Burgos). Obradoiro como siempre hace bailando en la cuerda de la salvación casi todos los años fue capaz de ganar dos partidos seguidos fuera (Burgos y Joventut) y consiguió la salvación a un partido del final.

Un año más Obradoiro conseguía su título: La salvación; es la dicha de los pobres.

Ahora le toca a Moncho Fernández y a José Luis Mateo volver a construir una plantilla competitiva que haga otra vez ese pequeño milagro compostelano que se llama Obradoiro.

El último partido de liga fue una fiesta en el multiusos de Sar, se perdió ante Valencia, pero eso ya no importaba, hubo la tradicional comunión entre la plantilla y la afición, y despedimos a un ídolo; el gran Albert Oliver dejaba de vestirse de corto.

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