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Los recortes presupuestarios en el Real Betis Baloncesto continúan hasta límites que pocos habrían sospechado hace apenas unos meses. Al hecho de no disponer todavía plantilla alguna para competir en LEB (solo hay un jugador confirmado, el semi desconocido norteamericano Dylan Fyre, como bien nos contaba ayer nuestro Fran Hernández) se suma ahora que el club verdiblanco prescindió ayer mismo de su responsable de Relaciones Institucionales, nada menos que Raúl Pérez, así como también de Rocío Hernández, secretaria del club desde hacía más de 30 años.

Impactante es, más allá de lo meramente deportivo, el despido -llamémoslo así- de quien venía siendo no ya la imagen del club, sino también la imagen histórica del baloncesto en Sevilla, aunque esto lo continuará siendo, sin duda.

Siempre estaba presente para todos, Raúl era mucho más que una imagen al uso

Raúl Pérez, canterano de la sociedad en los tiempos del Caja San Fernando/CB Sevilla e internacional absoluto con España en los años 90 vistiendo la por entonces camiseta verdirroja, es también el único jugador del club que tiene retirado su dorsal y colgada su camiseta, la número 9, en el techo del Palacio de los Deportes de San Pablo con lo que, por mucho que sobre la cancha obviamente ya no pueda deleitarnos con esos triples suyos tan característicos y bombeados, el simbolismo de esta baja no es como el de otra baja cualquiera.

Es mucho mayor aún, y no solo por los enormes méritos contraídos como jugador. Raúl era el tipo que, permanentemente y partido tras partido, estaba presente tanto en los aledaños de la cancha como junto a la puerta de entrada para los redactores de prensa e invitados del club. Siempre se le veía por allí, dispuesto a resolver cualquier duda o, como poco, a colaborar lo máximo posible.

Siempre dispuesto para todo y para todos, Raúl, amante del deporte que le ha dado todo y agradecido a la sociedad formada en 1987, constituía para el Betis Baloncesto mucho más que una mera imagen al uso.

Raúl, en lo extradeportivo, era el rey de los «intangibles»

En un deporte, el nuestro, «dividido» entre estadísticas e intangibles, Raúl era, en lo extradeportivo y en su labor dentro del -suponemos- ya extinto definitivamente departamento de Relaciones Institucionales, el rey de estos últimos. Porque ya no metía canastas, ni formaba parte del cuerpo técnico, ni hacía fichajes; pero con su presencia y con su capacidad para coordinar convenientemente a todo aquel que acudía a San Pablo a trabajar o invitado por el club era el hombre perfecto para hacer baloncesto en nuestra ciudad y, sí, pese a ser sevillista confeso de sentimiento, también para hacer Betis.

Detalles que el club parece no estar dispuesto a cuidar, y si lo está, desde luego que no va por el mejor de los caminos posibles. Más aún cuando, además de casi no haber jugadores y de no presentar ni al Tato, nada se sabe aún de la campaña de abonados, necesaria este año más que ningún otro.

Porque a nadie le cabe duda de que la temporada que comenzará el 6 de octubre será la campaña en la que más difícil será de convencer al aficionado para que acuda, semana tras semana, a San Pablo dispuesto a apoyar a un equipo que, más pobre que nunca en lo económico, va a necesitar de la gente si no quiere penar de verdad en una cada vez más dura LEB Oro. Y cargarse a su imagen, desde luego, no ayuda en absoluto.

IMAGEN DE PORTADA: CAPTURA DE PANTALLA DE BETIS TV

IMAGEN DE LA NOTICIA: CAMISETA COLGADA DE RAÚL PÉREZ EN SAN PABLO. CAPTURA DE PANTALLA YOUTUBE GIRALDILLO SAT

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