El Barris vuelve a encender la llama
Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida
Hay partidos que no solo se juegan. Se sienten. Se recuerdan. Se miran directamente a los ojos. El Hiopos Lleida recibe este domingo a Baskonia en el Barris Nord, y la sensación es esa: algo importante está por pasar. Da igual que el calendario diga que es “solo” una jornada más. Aquí no se habla de números. Se habla de identidad, de orgullo, de pertenencia.
El Hiopos llega con la convicción de que este equipo compite contra cualquiera porque cree en lo que es. Un grupo que se reconoce en el esfuerzo, en la energía y en esa manera tan suya de jugar con el pecho hacia delante, sin pedir permiso.
Un duelo de estilos… y de momentos
Baskonia aterriza en Lleida con su propuesta ofensiva de siempre: anotación alta, ritmo rápido, intercambio de golpes, muchos puntos y talento exterior. Ellos viven cómodos en el ida y vuelta, en el desorden que parece desorden pero que tienen calculado. El Hiopos, en cambio, busca que cada posesión tenga sentido, que cada carrera sea una decisión, no un impulso.
Y es que este Lleida se ha construido sobre algo tan básico como profundo: saber quién es. Con Caleb Agada, siempre eléctrico, siempre decisivo en los momentos en los que el partido se vuelve más salvaje. Con James Batemon, ese generador que entiende dónde está la ventaja antes que nadie. Con Melvin Ejim, que no juega… sostiene. Sostiene ritmos, choca, equilibra, ordena desde el músculo y la lectura.
Los números dicen que el Hiopos anota cerca de 85 puntos por partido y concede alrededor de 85, mientras que el Baskonia se mueve en cifras algo más altas: casi 90 a favor y 91 en contra. La verdad es que el duelo invita a pensar en un partido de rachas, de momentos, de instantes que se pueden comer un cuarto entero. Y ahí, en esos pequeños espacios donde todo se decide, el Barris Nord tiene mucho que decir. Porque ya lo sabemos: cuando la grada empuja, esto se convierte en algo más. No solo un pabellón. Un lugar que late.
Un regreso especial: Baskonia vuelve con un trocito de Lleida
Y sí, hay una historia dentro de la historia. Una de esas que pesan, aunque no se digan demasiado en voz alta. Rafa Villar vuelve a casa. O, mejor dicho, vuelve al lugar donde creció como jugador y donde dejó una huella que no se mide en estadísticas. El base catalán, de 20 años, brilló la temporada pasada en el Hiopos con su desparpajo, su lectura del juego y esa chispa contagiosa que enamoraba al Barris Nord. Lleida quiso retenerlo. Lo quería como parte del proyecto. Como presente y como futuro. Pero el baloncesto, a veces, decide que las historias sigan otros caminos. Baskonia llamó. Un proyecto grande. Exigente. Ambicioso. Y Villar hizo las maletas. Promedió 5,7 puntos, 2,9 asistencias y 2,4 rebotes en 19 minutos. Más importante aún: se convirtió en uno de los nuestros. Por eso, cuando el domingo aparezca en pista, habrá una mezcla de emociones difícil de fingir. Respeto. Cariño. Quizá un pellizco. Porque a veces crecer duele un poquito. Pero también será bonito ver que Lleida no olvida lo que es suyo.
El Hiopos no quiere simplemente competir. Quiere ganar. Quiere que Baskonia sienta el peso del Barris Nord, del ritmo, del alma, del carácter. Quiere un partido largo, físico, de esos que se rompen cuando uno de los dos deja de creer. Y este equipo, creer, cree. El domingo no se juega solo un resultado. Se juega seguir construyendo algo que ya se empieza a notar en todas partes: respeto.
Autor: José Manuel Gómez
Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida
