noviembre 23, 2025
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Foto: x (twitter) Hiopos Lleida

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Hiopos Lleida

71

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107

UCAM Murcia

Hiopos Lleida

71

-

107

UCAM Murcia

  • Q1
    18- 31
  • Q2
    12- 23
  • Q3
    18- 25
  • Q4
    23- 28

Hay días en los que un pabellón respira algo extraño desde el primer balón al aire. En el Barris Nord, esta vez, esa sensación no tardó ni treinta segundos en hacerse evidente. El Hiopos Lleida no estaba. Ni en defensa, ni en ataque, ni en ese punto intermedio donde se ganan los pequeños detalles que te mantienen vivo. Y delante tenía a un UCAM Murcia que no perdonó absolutamente nada. Los murcianos arrasaron 71-107, con una exhibición ofensiva que por momentos sonó a martillazos constantes en la moral local.

El dato que resume la tarde es tan frío como demoledor: 22 triples anotó el conjunto de Sito Alonso, que no levantó el pie en cuarenta minutos impecables. Y sí, la verdad es que el público de Lleida, que casi siempre encuentra motivos para empujar, esta vez se quedó sin argumentos. Porque la avalancha fue continua, sostenida, casi quirúrgica.

Y aun así, entre la grisura general, hubo una pequeña luz: James Batemon, que firmó 20 puntos, 3 asistencias y 21 de valoración, intentando que el equipo no se viniera abajo del todo. Uno de los pocos rostros que transmitieron algo de orgullo en una tarde dura. Muy dura.

Un inicio que ya marcaba el camino

Hay partidos que se rompen tarde, y hay partidos que se rompen antes de tiempo. Este fue de los segundos. El 0-8 inicial, con David DeJulius manejando a su antojo, dejó claro que algo no funcionaba. Las ayudas llegaban tarde, las rotaciones eran lentas y la comunicación defensiva apenas existía. El Lleida necesitaba reaccionar ya.

Gerard Encuentra pidió tiempo muerto pronto, intentando reconducir las sensaciones, buscar una mirada, un gesto, algo que indicara que el equipo estaba vivo. Y durante un par de minutos lo pareció. El Hiopos recortó hasta ponerse a seis, el pabellón animó, y por un instante se respiró esa posibilidad de remontada que tantas veces ha nacido en este mismo parquet.

Pero fue solo un destello. Porque en cuanto Dylan Ennis volvió a conectar su modo “tormenta eléctrica”, todo se torció. El UCAM no solo era superior: estaba más metido, más intenso, más valiente. 18-31 al final del primer cuarto. Un golpe.

El partido se escapa sin que nadie pueda frenarlo

El segundo cuarto fue una mezcla de impotencia y resistencia frágil. Las defensas subieron un punto, sí, pero la sensación de peligro constante seguía ahí. Cada pérdida dolía, cada despiste se convertía en castigo. Cuando Ennis clavó otro triple para poner el 25-44, se escuchó el silencio más incómodo de un pabellón: ese en el que todo el mundo mira el marcador pero nadie quiere aceptarlo.

El descanso llegó con un 30-54 que ya era una montaña imposible. Y, aun así, al volver, el Lleida intentó una pequeña rebelión. Tiros libres, un par de ataques valientes, un intento de recuperar el orgullo. Pero era como intentar detener una riada con las manos.

El parcial murciano (6-13 antes del final del tercer cuarto) dejó el choque en 48-79. No había grieta por donde entrar.

Y en el último cuarto, el guión se repitió. El UCAM jugó como si el partido estuviera empatado, acelerando, encontrando tiros abiertos, castigando cada desajuste. El Hiopos lo intentó, pero sin ritmo, sin piernas y sin claridad, cualquier intento quedaba en nada. Y es que el desgaste emocional también iba por dentro, en cada gesto de frustración moderada, en cada mirada al banquillo buscando respuestas.

El 71-107 final, coronado por un último triple de un Ennis que firmó 30 puntos y 24 de valoración, fue la firma de un recital visitante y de una noche para reflexionar en Lleida.

No hay manera dulce de explicar una derrota por 36 puntos. No existe. Pero sí hay maneras de mirarla con la crudeza y la honestidad necesarias. El Hiopos Lleida debe salir de este partido con la conciencia de que hay días en los que todo sale mal, pero también con la obligación de no permitir que se repita.

Hay talento, hay trabajo y hay identidad. Pero también hay bajones que se repiten, fallos de concentración que duelen y momentos críticos en los que el equipo no sostiene su propio ritmo. El calendario no espera, y la Liga tampoco. Toca levantarse. Toca resetear. Toca volver a competir como sabe este equipo. Porque si algo ha demostrado el Barris Nord durante años es que siempre hay un siguiente partido para reencontrarse. Y este equipo, pese a todo, tiene argumentos para hacerlo.

Ficha técnica

71 – Hiopos Lleida (18+12+18+23): Batemon (20), Ejim (2), Agada (9), Golomán (3), Jiménez (5) – cinco inicial – Walden (-), Paulí (19), Zoriks (2), Diagne (7), Sanz (-), Shurna (2) y Krutwig (2).

107 – UCAM Murcia (31+23+25+28): Cacok (7), Raieste (2), DeJulius (15), Ennis (30), Nakic (10) – cinco inicial – Forrest (16), Sant-Roos (2), Radebaugh (15), Falk (-), Cate (4), Diagné (-) y Hicks (6).

Árbitros: Fernando Calatrava, Martín Caballero y Esperanza Mendoza.

Incidencias: partido de la sexta jornada de la Liga Endesa disputado en el Barris Nord ante 5.224 espectadores.

Autor: José Manuel Gómez

Foto: x (twitter) Hiopos Lleida 

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