diciembre 5, 2025

El Fibwi Mallorca ficha a Alessandro Scariolo

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Fotografia cedida por Fibwi Mallorca.

Hay movimientos que no solo cambian una plantilla: cambian un clima. El Fibwi Mallorca Bàsquet Palma vuelve a escena este fin de semana con más que un regreso después del parón. Vuelve con una chispa nueva, con un gesto decidido y con un nombre propio que rompe la inercia del mercado invernal: Alessandro Scariolo ya es jugador del Fibwi. El exterior malagueño, que procede del Palmer, llega para completar una rotación que necesitaba aire, amenaza y versatilidad. Pero sobre todo llega para alimentar algo que el vestuario siente cada vez más suyo: una identidad en plena construcción que no se negocia.

Porque, más allá del movimiento, lo verdaderamente resonante fueron las palabras del entrenador, Pablo Cano, en la previa de un mes que define al equipo. Declaraciones cargadas de intención, de análisis y de un punto de sinceridad que retrata a un técnico que vive este proyecto desde el interior, desde la obsesión sana de crecer día a día.

Un parón que no detuvo la exigencia

Cano no escondió que estos diez días sin liga siempre traen interrogantes. “Los parones generan dudas. No sabes si sirven o no sirven hasta que vuelves a la pista”, admitió. Pero también dejó claro que el equipo no se desconectó: trabajó.

“Los jugadores que se quedaron eran siete… y trabajaron como si fuéramos diez. En algún momento incluso nos pasamos de agresividad”, reconoció con una sonrisa que dejaba entrever orgullo más que preocupación. El Fibwi no se detuvo. Ni quería.

Mientras Capalbo y Bocca vivían la experiencia de la selección —“un refuerzo enorme, una energía extra”, dijo—, el resto del equipo mantenía el pulso competitivo. Ese tipo de detalles, silenciosos pero estructurales, explican por qué el Fibwi compite como compite.

Scariolo, la pieza que llega para sumar desde ya

La salida de Patrick Spencer, a quien Cano dedicó un agradecimiento público —“ha sido un gran compañero, muy importante para el equipo”—, abría un hueco que el club ha movido rápido para cubrir. Y lo ha hecho con una incorporación valiente y cargada de intención: Alessandro Scariolo.

El malagueño aterriza en Son Moix con la misión de aportar puntos, lectura y oficio desde posiciones exteriores. No tendrá presión inmediata: la identidad ya está construida. Pero sí tendrá responsabilidad: aumentar la amenaza y la profundidad de una rotación que aspira a competir cada fin de semana al máximo nivel.

Cano, prudente como siempre en estos casos, evitó caer en euforias:

“Seguimos en el mercado porque tenemos que seguir mejorando el equipo de muchas formas. Entrenando, analizándonos… y, si podemos incorporar, también lo haremos. El presupuesto no es el más poderoso, pero eso no nos frena.”

Un mensaje claro: crecer es obligación, no opción.

El rival marca ritmo… pero el Fibwi marca identidad

El técnico dedicó buena parte de su análisis al Grupo Tizona Burgos, un equipo que corre, que acelera y que impone el ritmo más alto de la categoría. “Son el equipo con más posesiones de toda la liga”, explicó. “Tienen un gran acierto de dos puntos y mucha versatilidad interior. Plantean muy bien los partidos ante pívots grandes porque mueven mucho el balón, generan ritmo y tienen un gran juego sin balón.”

Párrafo a párrafo, se notaba que había estudiado el partido. Pero lo llamativo no fue eso. Fue lo que vino después:“Es más importante que salgamos a hacer nuestro juego. Que pongamos nuestra identidad en la pista. Que seamos nosotros.” Choque de estilos. Velocidad contra control. Ritmo contra lectura. Tizona propondrá. Pero Cano insiste: también propondrá el Fibwi. “El partido será un choque de identidades. Ellos vienen a imponer su juego; nosotros saldremos a imponer el nuestro.”

Y cuando un entrenador habla de identidad a estas alturas de temporada, habla de algo que ya existe. Cano, obsesionado con crecer: “El día que creamos que ya hicimos algo, seremos débiles” Quizá la frase de la semana fue esta: “Estoy obsesionado con que mi equipo mejore todos los días.”

Cano lo dijo sin dramatismo, sin épica exagerada. Con naturalidad. Pero esa naturalidad es reveladora: el entrenador cree que la única forma de sostener el proyecto es seguir respirando hambre. “Si creemos que conseguimos algo y que ya está… ese será un momento de debilidad. Yo me centro en aumentar mi fortaleza, no en pensar en cómo otros piensan de mí.” Esas palabras explican mejor que cualquier estadística por qué el Fibwi ha pasado de recién ascendido a equipo respetado. Por qué ha competido en Sar, por qué se ha ganado cada mirada y por qué el vestuario habla de Silfira, ese fuego interno del que presume Brian Vázquez.

Un diciembre de vértigo… con refuerzo incluido

El calendario aprieta, pero el Fibwi llega listo. El parón ha servido, como dijo Cano, para “reencontrar energías”, para que algunos jugadores recuperen a sus familias, para que otros regresen motivados de sus selecciones. Y ahora, además, llega un refuerzo que apunta a ser importante.

No es un fichaje de escaparate. Es un fichaje de proyecto. De esos que no hacen ruido fuera, pero generan impacto dentro. Un fichaje que acompaña una idea: el Fibwi no quiere quedarse donde está; quiere seguir avanzando.

Un mensaje que retumba

La llegada de Scariolo simboliza el siguiente paso. Las palabras de Cano, la dirección del recorrido. Y el partido contra Tizona, el primer examen de un diciembre que puede definir los techos y los suelos del equipo.Pero, por encima de todo, queda una sensación clara:

Este Fibwi ya no actúa como un recién ascendido.

Este Fibwi quiere más.

Y este Fibwi lo va a buscar.

Con fuego.

Con identidad.

Con Silfira.

Y ahora, también, con Alessandro Scariolo, una pieza más en un proyecto que ya dejó de ser sorpresa para convertirse en presente.

Fotografia cedida por Fibwi Mallorca.

Autor: Vicenç Ropero

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