diciembre 8, 2025

Brian enciende la noche más vibrante del Fibwi

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Fotografía cedida por Fibwi Mallorca

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Fibwi Palma

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Grupo Ureta Tizona Burgos

Fibwi Palma

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-

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Grupo Ureta Tizona Burgos

  • Q1
    19- 20
  • Q2
    22- 24
  • Q3
    27- 24
  • Q4
    19- 21

Un triple eternizado de Brian Vázquez y una defensa final de hierro sostienen a un Fibwi que ganó sin brillo, pero con alma. El Palau rugió como nunca: 2.000 voces empujando un triunfo que define a un equipo que no se rinde jamás.

Hay noches que no nacen para ser brillantes, sino para recordar quién eres cuando la luz no te acompaña. Y anoche, en Son Moix, el Fibwi Mallorca Bàsquet Palma descubrió que también sabe ganar sin que nada salga como debería. Que también sabe sobrevivir a la espesura, al desacierto, al trote duro de un partido que exige más corazón que pizarra. Que también sabe sufrir, insistir, remar y creer. Siempre creer.

Porque eso hizo el Fibwi: creer. Incluso cuando el plan se caía a pedazos, incluso cuando Tizona marcaba el ritmo, incluso cuando las pérdidas y los rebotes en contra minaban la moral. Y fue esa fe —esa palabra que ya define a este equipo— la que sostuvo un triunfo agónico por 87-86, trabajado como pocos, celebrado como los grandes y protegido con uñas y dientes por un pabellón que rozó lo mítico.

Son Moix fue una caldera. 2.000 almas, gritando desde el primer balón dividido hasta el último aliento defensivo. El público no empujó: sostuvo. Y el equipo respondió con una victoria que sabe a carácter, a personalidad, a identidad.

Un partido igualado hasta lo insoportable

El encuentro fue una cuerda tensa de principio a fin. Nadie dominó. Nadie cedió. Nadie se rompió.

El primer cuarto fue un rugido inicial de intensidad, con un Grupo Ureta Tizona Burgos muy superior en el rebote y con un Fibwi que se sostenía a base de trabajo y orgullo. El debut de Alessandro Scariolo, con apenas medio entrenamiento, dejó claro desde el primer minuto que el exterior malagueño venía a sumar: minutos con criterio, seis puntos esenciales, ritmo, dirección y una sensación de veteranía que el equipo agradeció en un duelo de alta exigencia. El cuarto se cerró con 19-20 y la sensación de que aquello iba para largo.

En el segundo parcial, emergió la dupla que tantas veces sostiene al Fibwi: Brian Vázquez y Pedro Bombino. El primero como faro exterior, el segundo como músculo interior. Entre ambos levantaron el ataque, dieron energía a la defensa y llevaron al equipo a un 30-25 que parecía el inicio de algo. Pero Burgos, intenso, rocoso y disciplinado, no permitió ni un metro. Al descanso: 41-41, el resumen perfecto del partido.

El tercer cuarto fue una batalla pura. Un ejercicio de igualdad absoluta, de intercambios constantes y de un Tizona que golpeó desde fuera con un inspiradísimo Jofresa. El Fibwi llegó a colocarse 62-50 tras un tramo eléctrico con triples de Vázquez y Bracey, pero el intento de escapada duró un suspiro. El Tizona respondió con oficio y cerró el cuarto con 68-65. Otro guiño de que esto iba a resolverse en el alambre.

El cuarto final: drama, tensión y un héroe sin fin

El último cuarto fue una guerra emocional. Cada ataque era una moneda en el aire. Cada defensa, un ejercicio de voluntad. El empate a 76 a cinco minutos del final era la radiografía exacta del partido: igualdad, sufrimiento y un Son Moix sin sentarse.

Los de Jordi Juste golpearon primero. Luego golpeó el Fibwi. Luego volvió a golpear Tizona. A falta de dos minutos y medio, los burgaleses mandaban 80-81. A falta de un minuto largo, 84-86. Y entonces llegó él. El hombre que no negocia. El que nunca baja la mirada. El que los rivales no quieren ver sonreír. El que convierte el fuego interior en destino. Brian Vázquez. Su triple, con 24 segundos por jugarse, no fue un tiro: fue un manifiesto. Un acto de fe. Una extensión natural de quien había sostenido al equipo durante toda la noche. El pabellón explotó como pocas veces. 87-86. Un rugido de 2.000 gargantas para recordar.

Luego llegó la defensa final. La más importante del año. Un muro colectivo, un ejercicio de sacrificio, una unidad compacta defendiendo la vida misma. El Tizona no encontró camino. No encontró espacio. No encontró aire.

El Fibwi sí encontró algo: su identidad más pura. Brian Vázquez, infinito

Habrá quien vea solo el triple. Y el triple es historia de Son Moix. Pero quedarse ahí sería injusto. Lo de Brian no es un instante: es una actitud, una forma de competir, una fe inagotable que contagia, arde y levanta. Ayer, cuando el partido pedía líderes, él estuvo. Cuando el aro se hacía pequeño, él insistió. Cuando las piernas pesaban, él creyó.

Sí, como dijo Pablo Cano en rueda de prensa, el buen ambiente del vestuario, el trabajo colectivo, la armonía y la fuerza grupal son la base de este Fibwi. Y es verdad: Brian crece porque su entorno le eleva.

Pero eso no quita su mérito. No hay que tener miedo a decirlo: Brian Vázquez es un titán. Un jugador que representa el espíritu del equipo. Un competidor que no entiende de rendición. Un líder silencioso que habla con acciones. Y anoche volvió a escribirlo en mayúsculas.

Scariolo: media sesión, minutos de verdad

El debut de Alessandro Scariolo merece capítulo propio. Con apenas media sesión de entrenamiento, el malagueño ofreció una versión de madurez y solidez que sorprendió incluso a los suyos: defensa, criterio, lectura, seis puntos decisivos y una sensación de ser “uno más” desde el primer segundo.

No es fácil integrarse en un partido ya en llamas. No es fácil impactar desde el minuto uno. Y él lo hizo. El Fibwi ha encontrado un refuerzo que encaja desde la raíz.

Una victoria que pesa más de lo que dice el marcador

Ganar cuando todo fluye es gratificante. Ganar cuando nada fluye… es identitario. El Fibwi Mallorca Bàsquet Palma no mostró su mejor versión. No dominó el rebote. No estuvo cómodo. No tuvo chispa ofensiva constante. Y aun así ganó. Ganó sufriendo. Ganó creyendo. Ganó construyendo carácter competitivo. Son Moix sigue invicto en liga. Tres victorias. Cero derrotas. Y un equipo que se niega a hablar de casualidad. Lo de anoche no fue solo un triunfo. Fue una declaración. Una advertencia. Un recordatorio. Este Fibwi no gana porque todo le sale bien. Gana porque nunca deja de luchar. Y porque tiene a un hombre —Vázquez— que convierte la fe en realidad. Y a un pabellón que anoche volvió a demostrar que, en Son Moix, el baloncesto no se juega: se vive.

87 FIBWI MALLORCA BÀSQUET PALMA (19-22-27-19): Lucas Capalbo (2), Lysander Bracey (18), Osvaldas Matulionis (0), Jon Ander Aramburu (2), Pedro Bombino (25). También jugaron Alessandro Scariolo (6), Laron Smith (4), Loic Menuge (7), Brian Vázquez (23). 

86 GRUPO URETA TIZONA BURGOS (20-21-24-21): Jofresa (25), Seoane (8), Jackson (10), Parrado (11), Brown (4). También jugaron Zidek (13), Terins (3), Vila (4), Gil (1), Huelves (7), Alonso (1), Alonso Ruiz (0).

ÁRBITROS: GARCÍA LEON, CAAMAÑO MUÑOZ Y GARCÍA PAREJO. Eliminados por faltas personales Lucas Capalbo y Javonte Brown.

INCIDENCIAS: 2.000 espectadores en el Palau d´Esports de Son Moix.

Fotografía cedida por Fibwi Mallorca

Autor: Vicenç Ropero

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