noviembre 7, 2025
CARTAGENA VS MALLORCA (33)

Fotografía cedida por Fibwi Mallorca

Tras un descanso aprovechado para ajustes y recuperaciones parciales, el Fibwi Mallorca Bàsquet Palma viaja para enfrentarse al Inveready Gipuzkoa este domingo en el Amenabar Arena a las 18:30, con la obligación de ganar y la convicción de competir pese a las bajas.

Buena imagen

La imagen que dejó el Fibwi en el Fernando Martín no fue la de un equipo rendido sino la de un grupo que compite y que, aunque pierde, crece. Aquella derrota por 99-81 ante el Fuenlabrada no debe leerse como un castigo definitivo sino como una confirmación: el carácter y la identidad del equipo de Pablo Cano resisten cualquier etiqueta. Ese mismo espíritu —la fe en el esfuerzo colectivo, la valentía para plantar cara, la solvencia de sus jugadores en momentos calientes— será la mejor carta de presentación para el partido que ahora tiene por delante el Palma: el encuentro contra el Inveready Gipuzkoa, programado para este domingo a las 18:30 en el Amenabar Arena.

Dos semanas después de Fuenlabrada y con un descanso liguero que ha servido, primordialmente, para ajustar conceptos y recuperar piernas, el Fibwi llega con un balance que habla de competitividad y de márgenes: 2 victorias y 3 derrotas. Esa hoja de resultados no cuenta la mitad de la historia —no recoge el desgaste por las bajas, ni el carácter con el que se han disputado los últimos partidos— pero sí marca la urgencia: la necesidad de convertir el juego mostrado en puntos en la clasificación. El parón liguero, obligado por una jornada de descanso (la liga de 17 equipos que provocó la reorganización tras la no admisión del Betis y el encaje del Granada), ha permitido a Cano y su cuerpo técnico trabajar sobre lo visto en Fuenlabrada, corregir errores y recuperar efectivos… salvo Jorge Beraza, baja para toda la temporada, que obliga a replantear rotaciones y a exigir más minutos a los disponibles.

Rival peligroso

En lo puramente deportivo, el partido contra el Gipuzkoa plantea un puzle de retos y oportunidades. El rival, con sólo 1 victoria y 4 derrotas, no ha arrancado bien la temporada; sin embargo, eso no le hace menos peligroso. Al contrario: un equipo que necesita un giro puede ser justamente el adversario más imprevisible y dispuesto a tomar riesgos. La derrota que han encajado recientemente —la del Tizona, según las sensaciones que llegan— puede ser el detonante de una reacción. Hombres como Giorgi Korsantia o Manex Ansorregui hacen del Inveready un rival temible, diga lo que diga la clasificación. Además, el factor cancha otorga una ventaja extra: jugar en casa añade presión para el visitante, sí, pero también alimenta la urgencia de los locales por sumar. Por tanto, el Gipuzkoa, necesitado de resultados y con la moral justo por debajo de lo óptimo, se presenta ante su público como un rival incómodo, concentrado y con ganas de dar un golpe de efecto en casa.

El Fibwi, por su parte, debe apoyarse en las certezas construidas hasta ahora. La dirección de Lucas Capalbo ha mostrado temple en momentos clave; su lectura del juego es una de las claves para que el equipo mantenga la fluidez ofensiva y el control del ritmo. Lysander Bracey sigue siendo el faro exterior que puede abrir cualquier partido con su muñeca desde la línea de tres; su acierto en los primeros cuartos en Fuenlabrada encendió al equipo y demostró que la amenaza exterior está ahí, y que aprovecharla otorga ventajas claras. En el interior, Pedro Bombino está firmando pasos adelante visibles: su capacidad para anotar, castigar segundos contactos y sumar en tareas defensivas le convierte en un activo que el Fibwi necesita explotar. A su vez, la presencia silenciosa de Jon Ander Aramburu y la energía de otros compañeros completan el bloque que, pese a juventud relativa y minutos forzados, ha sabido mostrar madurez.

Conceptos claros

Ese balance humano y deportivo —Capalbo organizando, Bracey iluminando, Bombino afirmándose, Aramburu sumando trabajo invisible— será determinante en la gestión del choque. Si el Palma consigue imponer calma en el electrónico, controlar las pérdidas y mantener a raya el acierto rival desde el perímetro, tendrá la oportunidad real de convertir el Amenabar Arena en una trampa para un Gipuzkoa que quizá llegue presionado. Pero si se repiten las imprecisiones, si las rotaciones cortas vuelven a pasar factura y si la intensidad defensiva flaquea en momentos claves, el partido se complicará más de lo previsto.

La gestión de minutos será, por tanto, una pieza clave del plan de Pablo Cano. Las bajas —la más sensible, la de Beraza, que estará fuera de competición todo el año— obligan a optimizar cargas y a que jugadores como Capalbo, Bombino y Bracey asuman protagonismo sin que el desgaste condicione la segunda mitad del encuentro. El descanso de la última semana habrá servido, teóricamente, para recuperar a algunos tocados; esa recuperación parcial debe traducirse en frescura física y en mayor claridad mental. Cano, que ya puso en valor el carácter del equipo tras el partido en Fuenlabrada, tendrá que equilibrar ambición y sensatez: salir a presionar, a castigar desde el triple y a cerrar el rebote, pero sabiendo que la solidez defensiva y la concentración en el pase pueden ser la llave para abrir la defensa rival.

Tácticamente, el Fibwi deberá cuidar dos aspectos fundamentales: el control del rebote defensivo y la gestión de las transiciones. En Fuenlabrada, el dominio local desde el perímetro resultó determinante; por eso, cerrar a los tiradores, anticipar salidas y no permitir tiros liberados serán prioridades. En ataque, el movimiento de balón, la búsqueda de ventajas interiores para Bombino y la generación de bloqueos para liberar a Bracey y a Brian deberán combinarse con un manejo de tiempo que evite precipitar posesiones. La paciencia en las ofensivas y la disciplina en las coberturas defensivas pueden marcar la diferencia en un partido que, a buen seguro, llegará vivo a los últimos diez minutos.

En resumen: el partido del domingo es mucho más que un duelo de números. Es la oportunidad de transformar carácter en puntos, de convertir la lección de Fuenlabrada en aprendizaje y resultado. Es la prueba de si el descanso ha servido para recomponer fuerzas y ajustar lo necesario. Es la ocasión para que el Fibwi reafirme su identidad: un conjunto que se vacía en defensa, que corre riesgos medidos en ataque y que nunca, jamás, baja los brazos. El Gipuzkoa, herido en sensaciones y con la necesidad de un triunfo, no se lo pondrá fácil. Porque en una liga tan exigente cada partido pesa, este encuentro es una cita que el Fibwi no se puede permitir desaprovechar.Si el Palma repite lo mejor de Fuenlabrada, el premio puede ser doble: una victoria y, lo que quizá importe aún más, la confirmación de que la evolución del equipo va por buen camino. Y si hay que insistir en ello, se insiste: el Fibwi compite, el Fibwi cree, y el Fibwi exige respeto. Esa es la lectura. Esa es la ambición. Y el domingo, a las 18:30, en el Amenabar Arena, toca demostrarlo de nuevo.

Fotografía cedida por Fibwi Mallorca

Autor Vicente Ropero

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