Alderete, Estu en estado puro

Flickr Movistar Estudiantes
Hace unos días, tuve la oportunidad de entrevistar en la previa de la Final Four de la Caja Mágica a Héctor Alderete, el chico del Ramiro, estudiantil por excelencia.
Charlamos sobre como se encuentra él, como se ve tanto física como anímicamente, y sobre cómo llega el equipo a este evento tan importante para el devenir del club.
¿Quién es Héctor?
Pues vamos a empezar por lo básico, nació un 6 de marzo de 2002 en Madrid, mide 2.02 según los datos del club, y lleva el 33 a su espalda.
Desde bien pequeño su pasión por el baloncesto empezó, con una familia de tradición con nuestro querido deporte, entró en la disciplina del Estu con tan solo 3 años, y es de los pocos que han pasado por todas las categorías inferiores del club hasta llegar al primer equipo, donde su rol es clave.



Campeón en una de las generaciones más exitosas de la cantera, la de los “cracks del 2000”, quienes ganaron los campeonatos de España infantil y cadete, además de conseguir el ascenso a la antigua LEB Plata en dos ocasiones.
Mucho éxito, pero también unos años muy duros para Héctor Alderete, por lo que ningún deportista joven quiere pasar: las lesiones. Esas malditas lesiones que apartaron a Héctor hasta 3 veces fuera de las pistas, y no por poco tiempo, pues fueron lesiones de gravedad en los momentos más importantes de su carrera, el despegue.
2 lesiones de cruzado seguidas que le mantuvieron 2 temporadas sin jugar, y tras recuperarse y conseguir disputar 2 campañas en el primer equipo tras el descenso, en abril de 2023 tuvo otra rotura del cruzado, a la que se sumó la del menisco interno. Aquí puso un paréntesis en el Estu para centrarse en su recuperación y así volver mejor que nunca.
Y vaya si lo ha hecho, tras superar este último parón, volvió al club, para estar de nuevo en la plantilla que intente el ansiado y necesario ascenso. Ese que está más cerca que nunca, con la Final Four ya mismo, y por ello le preguntamos al jugador por cómo se siente.
Mucho mérito para Alderete, que ha conseguido un puesto en una plantilla con jugadores de renombre, pero él no se queda en la sombra pues, a pesar de sus 23 años, tiene una madurez digna de admirar.
No les hago esperar más, solo un último apunte, pedir disculpas a Héctor por haber metido la pata con el campus de su tío, pensando que era de su padre por una confusión por el apellido.
