El Barris Nord se prepara para una noche grande.
Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida
El Hiopos Lleida vuelve a casa este sábado 6 de diciembre a las 19:00 horas con uno de esos partidos que no necesitan demasiados adornos para venderse solos. Enfrente estará el Unicaja de Málaga, un rival de pedigrí, de rotación larga y hambre copera, en un duelo correspondiente a la jornada 9 de la Liga Endesa que puede marcar un antes y un después en el tramo inicial del curso. Y es que el baloncesto, como la vida, muchas veces se decide en noches como esta.
El equipo de Gerard Encuentra llega tras una semana de reflexión obligada después del duro correctivo sufrido ante el UCAM Murcia (71-107) justo antes del parón de selecciones. Una derrota que dolió, claro que dolió, pero también dejó mensajes claros dentro del vestuario: competir en esta liga exige una tensión constante, sin tregua. Aun así, el balance de 4-4 mantiene al Hiopos Lleida vivo, con margen, y con esa sensación de que el Barris Nord sigue siendo refugio, trinchera y altavoz. Allí ya cayeron este curso equipos como Coviran Granada o Baskonia, y eso no es poca cosa.
En el otro lado aparece un Unicaja sólido, reconocible, con un balance de 5-3 y mirando de reojo ese billete para la Copa del Rey de Valencia 2026. Los de Málaga vienen de arrasar al BAXI Manresa (105-82) y aterrizan en Lleida con la etiqueta de favoritos, sí, pero sabiendo perfectamente que aquí los partidos nunca son fáciles. Lo dicen los datos… y lo grita la grada.
Melvin Ejim, el pasado que llama a la puerta
Hay partidos que tienen memoria. Y este, sin duda, la tiene. Porque el gran nombre propio del choque será Melvin Ejim, ahora vestido de burdeos con el Hiopos Lleida y durante tres temporadas obrero silencioso y campeón con el Unicaja. Seis títulos después, el ala-pívot canadiense se reencuentra por primera vez con su pasado reciente. Y estas historias, ya se sabe, siempre tienen un punto de electricidad especial.
Ejim, líder reboteador del equipo con 6 capturas por partido, aporta músculo, carácter y oficio en cada posesión. A su alrededor orbitan piezas clave como James Batemon, máximo anotador del equipo con 15,1 puntos, puro colmillo en el uno contra uno, o Corey Agada, que pone la brújula con 2,9 asistencias por noche. El Hiopos Lleida anota 83,2 puntos de media, un registro más que suficiente para discutirle partidos a cualquiera… siempre que el equilibrio defensivo acompañe.
Porque ahí está una de las grandes claves: el equipo recibe casi 89 puntos por encuentro, demasiados para una liga que castiga cada error. Y es que, además, hay un dato que no pasa desapercibido esta temporada: el rendimiento del Hiopos baja en los últimos cuartos, cuando las rotaciones pesan, las piernas tiemblan un poco más y las decisiones ya no son tan limpias. Ajustar ese final de partido será vital frente a un rival que vive precisamente de romper los duelos en el tramo final.
Unicaja: fondo de armario, ritmo alto y colmillo competitivo
El Unicaja es un equipo construido para resistir tormentas. Tiene ritmo, profundidad, físico y talento repartido. Su juego es más coral, como lo reflejan sus 19 asistencias por partido, lejos de las 15,3 del Hiopos Lleida. Ahí aparece el mando de Kendrick Perry, que reparte 4 asistencias de media, y la presencia interior de un Olek Balcerowski que ya firma 12,4 puntos y 14,6 de valoración por noche.
Los malagueños anotan 85,3 puntos de media y encajan solo 81, un diferencial que habla de su equilibrio. En porcentajes, son más fiables en el triple (33,9%) y más constantes desde el tiro libre que el conjunto ilerdense. Y además, roban, corren, machacan el aro… y no suelen perdonar cuando huelen debilidad. Es un equipo que no necesita maravillas para hacer daño. Le basta con ejecutar bien lo que sabe.
Eso sí, el Barris Nord es otra historia. Aquí el ruido pesa. Aquí cada canasta se grita como si fuera la última. Aquí el Hiopos Lleida se transforma. Y ahí está la esperanza real de un partido grande: en convertir el duelo en un choque emocional, físico, incómodo, de esos donde el favorito empieza a dudar.
Porque si este Hiopos Lleida consigue llegar vivo al último cuarto —y corregir esa caída de rendimiento que arrastra en los finales—, entonces sí, cualquier cosa será posible. El baloncesto, cuando se juega con el corazón caliente y la grada apretando, siempre deja espacio para la sorpresa.
Este sábado, a las 19:00, el Barris Nord vuelve a vestirse de batalla. Y el baloncesto, otra vez, promete hablar alto.
Autor: José Manuel Gómez
Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida

