diciembre 5, 2025

El Fibwi, en busca de su fuego interior

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Fibwi Mallorca

Volver a casa después de una derrota nunca es sencillo, pero hay tropiezos que explican más de lo que duelen. El Fibwi Mallorca Bàsquet Palma regresa a Son Moix con la serenidad de quien cayó de pie en Compostela y la convicción de que su camino en Primera FEB está encontrando una identidad reconocible. El 99-89 en el Multiusos Fontes do Sar, lejos de generar dudas, reforzó una sensación que sobrevuela la liga: quien quiera ganar al Fibwi tendrá que hacerlo desde el sufrimiento, compitiendo cada posesión y resistiendo el fuego interior de un equipo que continúa creciendo sin mirar el carné de recién ascendido.

Este domingo, a las 18:00, ese crecimiento vuelve a examen. Llega a Palma el Grupo Ureta Tizona Burgos, un rival imprevisible, herido en su última aparición liguera —derrota en casa ante Ourense por 77-99— y que ocupa la undécima posición con un 3-6 que engaña tanto como inquieta. El Fibwi, octavo con 4-4, inicia un mes de diciembre exigente, tres de cinco partidos en casa, y lo hace sabiendo que el factor Son Moix está empezando a pesar, a intimidar y a definir su trayectoria.

La derrota que confirmó una realidad

En Compostela, el Fibwi demostró que no es un invitado humilde en esta Primera FEB. Es un equipo que incomoda, que sostiene ritmos altos, que castiga errores defensivos y que ha aprendido a competir en escenarios donde la atmosfera suele decantar partidos antes de tiempo. Obradoiro necesitó su mejor versión coral, su perímetro más inspirado y un último cuarto impecable para romper un encuentro que el Fibwi tuvo por momentos en su mano.

La actuación de Lucas Capalbo quedó como la gran declaración de intenciones: 15 asistencias, el metrónomo del partido, un base que dirige, acelera, pausa y elige siempre la opción que duele al rival. A su lado, Bryan Vázquez firmó quizá su actuación más completa de la temporada, en modo francotirador, amenazando cada cierre defensivo y obligando a Epi a ajustar más de lo esperado. El equipo compitió, estuvo, volvió cuando se vio abajo y cayó sin desplomarse, una cualidad que los de Pablo Cano ya han normalizado.

La voz del vestuario: Brian Vázquez y el significado de crecer

En la semana previa, una de las voces que mejor explican este proceso volvió a dejar frases para subrayar. Brian Vázquez, uno de los referentes emocionales del equipo, habló del aprendizaje constante, de cómo cada victoria y cada derrota son parte del mismo proceso y de cómo el Fibwi construye identidad desde la entrega.

“Esta Primera FEB está siendo divertida y exigente. Cada partido me está enseñando algo”, confesó. Pero la frase que más resuena es otra: “No subestimamos a nadie ni nos confiamos. Somos underdogs y eso nos alimenta. Ese fuego interior es lo que nos caracteriza”. Esa palabra, Silfira, que él mismo explicó semanas atrás, se ha convertido en un concepto interno, casi un código: la energía que aparece cuando el equipo se rehace, cuando un jugador cae y otro lo levanta, cuando el vestuario funciona como familia.

Esa mentalidad conecta, además, con una afición que empieza a llenar Son Moix con una intención distinta. “Los veo más involucrados. Se nota que quieren ser parte de esto. Somos el equipo de la isla”, añadió el puertorriqueño.

Un Tizona peligroso por definición

El rival del domingo, el Grupo Tizona Burgos, es uno de esos equipos que impone respeto por su carácter. Su derrota reciente no es síntoma de debilidad sino de advertencia: suelen responder. Con un ritmo de juego agresivo, transiciones rápidas y un perímetro que puede incendiar partidos cuando entra en racha, el equipo burgalés necesita muy poco para agarrarse a un encuentro.

Además, su condición de “animal herido” lo hace doblemente peligroso. Saben que un triunfo en Son Moix les devuelve a la pelea por la mitad alta de la tabla, y esa urgencia competitiva suele convertirlos en un rival incómodo, insistente y físicamente exigente.

Para el Fibwi, el mayor riesgo no está en el rival, sino en sí mismo: evitar la tentación de relajarse después de confirmar que puede competir al nivel de los mejores. La autoconfianza debe convivir con la alerta permanente, uno de los mensajes que Pablo Cano repite casi como un mantra.

Qué partido cabe imaginar

Todo apunta a un encuentro de ritmos cambiantes. El Fibwi se siente cómodo en posesiones largas, donde Capalbo y sus interiores interpretan ventajas desde el bloqueo y continuación. Tizona, en cambio, pretende correr, multiplicar tiros, abrir pista y castigar pérdidas. El rebote será capital: quien controle el cristal impondrá el guion.

La aportación de Aramburu y Bombino, que forman una de las parejas interiores más fiables de toda la competición, será esencial. Su capacidad para sostener rebotes, su lectura del juego y su consistencia defensiva permiten al Fibwi mantenerse en partidos densos sin perder forma. A ellos se suma el crecimiento progresivo de jugadores como Bocca, que en Compostela dejó destellos de personalidad en momentos calientes.

Otro elemento decisivo será el ambiente de Son Moix. El pabellón ha dejado de ser un espacio neutro para convertirse en una herramienta emocional. La afición está empujando y el equipo lo nota, especialmente en los tramos donde el partido requiere impulso.

Un examen distinto, pero igual de importante

Si Sar midió la madurez emocional del Fibwi, el duelo ante Tizona medirá su capacidad para dar continuidad a todo lo aprendido. No es un examen de grandeza, sino de constancia. No se trata de demostrar que puede competir contra los mejores, sino de confirmar que puede ganar partidos trampa, partidos incómodos, partidos donde la clasificación no explica la complejidad del rival.

El Fibwi llega con hambre, con identidad y con una tranquilidad que antes no tenía. No es el equipo que pidió permiso en verano para entrar en Primera FEB. Es un proyecto que crece en tiempo real y que sabe que diciembre puede ser un mes bisagra en su temporada.

El domingo, en Son Moix, se juega algo más que un partido: se juega un mensaje. El de un equipo que quiere que la liga empiece a mirarlo no como un recién ascendido, sino como un aspirante a algo más.

Fotografía cedida por Fibwi Mallorca

Autor: Vicenç Ropero

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