Fibwi Palma Bàsquet, del barro a la gloria

1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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Fibwi | 21 | 18 | 14 | 27 | 80 |
Huesca | 16 | 10 | 24 | 20 | 70 |

Fibwi Palma Bàsquet
80
1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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Fibwi | 21 | 18 | 14 | 27 | 80 |
Huesca | 16 | 10 | 24 | 20 | 70 |
70

Lobe Huesca

Fibwi Palma Bàsquet
80
-
70

Lobe Huesca
-
Q1
21- 16
-
Q2
18- 10
-
Q3
14- 24
-
Q4
27- 20
No todas las noches son iguales. Algunas, muy pocas, se quedan a vivir en la memoria para siempre. Son Moix vivió una de esas noches el pasado sábado. De las que estremecen a los más duros. De las que hacen historia. De las que cicatrizan viejas heridas y abren nuevos caminos. El Fibwi Palma Bàsquet logró el ascenso a Primera FEB en una final dramática, vibrante, sufrida y, por encima de todo, inolvidable. El equipo de Pablo Cano derrotó por 80-70 al Lobe Huesca La Magia y dio el salto de categoría culminando un viaje largo, exigente, doloroso por momentos, pero profundamente hermoso. Cuarenta minutos lo decidían todo. Cuarenta minutos para escribir la última página de una temporada épica. Y el Fibwi la escribió con tinta de oro.
Una lucha sin descanso
El partido fue una batalla. Un choque de trenes. Una oda a la intensidad, al compromiso, al sacrificio colectivo. Desde el primer minuto quedó claro que no habría tregua. El arranque fue eléctrico, con ambos equipos intercambiando golpes en un ida y vuelta tenso y contenido, como si supieran que cualquier detalle podía marcar la diferencia. Nueve iguales tras seis minutos. Son Moix hervía. La grada era un volcán. El público, un jugador más. El ambiente, de ascenso. Y el Fibwi, poco a poco, empezó a marcar el ritmo desde la defensa. Un tapón majestuoso de Patrick Spencer sirvió de declaración de intenciones. El primer cuarto cerró con un 21-16 para los baleares. El primer paso estaba dado.
El segundo acto fue un canto a la resiliencia. Jon Ander Aramburu, desatado, levantaba al público con mates, rebotes y una energía contagiosa. Hasta que un codazo fortuito lo obligó a abandonar la pista con la ceja abierta. Pero ni así tembló el Fibwi. Porque este equipo es más que cinco jugadores en pista. Es una identidad. Una voluntad. Una fuerza que se multiplica ante la adversidad. Y así, con carácter y defensa, el marcador se estiraba: 27-16, luego 39-26 al descanso. Media faena hecha. Media montaña escalada. Son Moix ya soñaba.
El maldito tercer cuarto
Pero toda gesta necesita drama. Toda epopeya merece su nudo de angustia. El tercer cuarto trajo el viento del miedo. El Lobe Huesca, herido, pero no rendido, empezó a empujar. El Fibwi entró en una fase de dudas. La ventaja se esfumó. El partido, y la eliminatoria, se igualaron. El 50-47 heló los corazones. Todo volvía a empezar. Pero justo cuando más se sufría, apareció de nuevo Aramburu, renacido, para cerrar el cuarto con un mate de los que hacen crujir los cimientos. 53-50. Otra vida. Otro latido.
Y entonces, el último cuarto. El último de todos. El último de la temporada, de la eliminatoria, del camino. Diez minutos para decidir un año entero, tres años enteros. Diez minutos para soñar o para lamentar. El Fibwi salió decidido. Un 2+1 de Giovannetti, una canasta de Cunningham, una canasta de fe. Luego el 63-58, luego el 65-62, luego el 67-62. Son Moix ya no era una cancha: era un grito, una olla, una caldera. Era una isla entera empujando hacia la victoria. Entonces, Brian Vázquez, el lobo, el asesino, el elegido, levantó los brazos, lanzó desde lejos y clavó el triple que encendió la mecha definitiva: 71-62. El grito fue atronador. El ascenso se tocaba con los dedos.
Huesca, como todo gran rival, no bajó los brazos. Bracey, con otro triple, puso el miedo en el cuerpo. Pero el Fibwi ya no iba a soltar el sueño. No después de tanto. No después de tanto dolor, tanto trabajo, tanto amor propio. El equipo resistió. Con cabeza, con templanza, con corazón. Y cuando sonó la bocina final, cuando el marcador quedó sellado, el Palau d’Esports de Son Moix estalló. Lágrimas. Abrazos. Saltos. Historia.
Porque esto no fue solo una victoria. Fue una redención. Fue la recompensa a años de esfuerzo, de silencios, de reconstrucción. Fue el premio a una idea que no se rompió ni en los peores momentos. Pablo Cano, arquitecto de esta obra maestra, había pedido serenidad, cabeza y compromiso. Su equipo le dio todo eso y más. Jugadores como Beraza, Vázquez, Giovannetti o el propio Martínez dejaron el alma. Aramburu se partió la cara, literalmente. Y todos, desde el primero hasta el último, jugaron como si no hubiera un mañana. Porque no lo había.
La afición, como siempre, fue protagonista. No falló. Llenó Son Moix, lo convirtió en una caldera, llevó en volandas a los suyos cuando las piernas flaqueaban. “La afición ha sido el MVP”, había dicho Pablo Cano durante la semana. Y no se equivocaba. El sábado lo volvieron a ser. Un equipo, una grada, una isla.
El Fibwi es de Primera
El Fibwi Palma es de Primera FEB. Tres años después de la caída, el club regresa a la categoría de la que nunca debió marcharse. Y lo hace a lo grande. Con una eliminatoria ganada desde la garra, la emoción y el talento colectivo. Con un proyecto que ha renacido de sus cenizas para volver a volar. Este ascenso no es el final. Es el principio. El punto de partida de un sueño aún mayor.
Pero, por ahora, es momento de celebrar. De abrazarse. De llorar de felicidad. De recordar esta noche una y otra vez. Porque no todos los días se vive algo así. Porque no todos los días el baloncesto devuelve tanto como lo que el Fibwi Palma ha dado. Porque no todos los días Son Moix se convierte en el cielo.
Fibwi Palma Bàsquet (21-18-14-27): Jorge Martínez (4), Lucas Giovannetti (14), Brian Vázquez (16), Xabi Beraza (5), Christian Cunningham (8). También jugaron Franco Miller (7), Pau Tendero (0), Jon Ander Aramburu (19), Patrick Spencer (2), Tiago Días (5).
Lobe Huesca La Magia: (16-10-24-20): Rubin de Celis (2), Shelist (2), Bracey (11), Vázquez (8), Abdulsalam (9). También jugaron Figueroa (3), Marín (2), Knowles (14), Gómez (9), Iglesias (10).
ÁRBITROS: Chacón Blázquez y Cervantes Fernández. Eliminados por faltas Marín y Vázquez. Señalaron técnica a De Celis y pitaron antideportiva a Pau Tendero.
Incidencias: Partido disputado ante 3.800 espectadores en Son Moix.

Excelente relato,llega a la fibra más profunda, piel de gallina diríamos en Argentina!!!