Lysander Bracey, dinamita para el Fibwi Mallorca

Fotografía cedida por Fibwi Mallorca
El proyecto del Fibwi Mallorca Bàsquet Palma sigue sumando argumentos para afrontar con garantías su regreso a la Primera FEB. Después de asegurar la continuidad del núcleo que logró el ascenso y de reforzar dos posiciones clave con los fichajes de Lucas Capalbo y Pedro Bombino, el club balear da un paso más en su planificación con la incorporación de un jugador que combina experiencia, talento ofensivo y conocimiento de la categoría: Lysander Ameen Bracey. El escolta estadounidense, de 1,93 metros y 27 años, se une al conjunto de Pablo Cano para aportar puntos, intensidad y versatilidad desde el perímetro. Una pieza de peso, que encaja a la perfección en el puzle competitivo que el cuerpo técnico está armando con mimo y ambición.
La llegada de Bracey no es casual. El Fibwi Palma sigue avanzando con paso firme en la construcción de una plantilla equilibrada, reconocible y con capacidad para competir desde el primer día en una liga cada vez más exigente. Si el fichaje del base Lucas Capalbo aportaba dirección, carácter y velocidad, y la incorporación del pívot Pedro Bombino reforzaba la pintura con presencia física y lectura táctica, la llegada de Lysander Bracey refuerza la línea exterior con un perfil anotador, incisivo y ya contrastado en el baloncesto nacional. Un refuerzo que, además, tiene un valor simbólico añadido: Bracey fue rival directo del Fibwi Mallorca en los recientes playoffs de ascenso, defendiendo los colores del Lobe Huesca La Magia en una intensa eliminatoria que terminó con el billete balear a Primera FEB.
Un talento conocido y respetado
Lysander Bracey no aterriza en Son Moix como un desconocido. Muy al contrario, el escolta de Carolina del Norte es un viejo conocido de la afición mallorquina. Su rendimiento en la pasada temporada, defendiendo la camiseta del Huesca, fue notable: 14,8 puntos, 2,6 rebotes y 2,1 asistencias de media en más de 28 minutos por partido. Más allá de las cifras, su impacto fue evidente en una serie que exigió el máximo a ambos equipos. Bracey fue una amenaza constante desde el perímetro, con capacidad para asumir responsabilidades ofensivas en momentos clave y mostrar un perfil de jugador valiente, fiable y competitivo.
Esa última campaña en Huesca fue la confirmación de una evolución constante en su trayectoria en España. Tras su paso en 2022-23 por Cáceres, en la LEB Oro, donde promedió 9 puntos en algo más de 21 minutos por encuentro, Bracey recaló en el Teknei Bizkaia Zornotza, en Segunda FEB, firmando una destacada temporada 2023-24 con 14,9 puntos, 2 rebotes y 1,8 asistencias de media. Un rendimiento que no pasó desapercibido para los ojeadores y que consolidó su reputación como uno de los exteriores más fiables de la categoría. Su posterior fichaje por Huesca y su papel protagonista en la lucha por el ascenso confirmaron su madurez como jugador y su capacidad para marcar diferencias.
Puntos, energía y compromiso
En un baloncesto cada vez más físico y dinámico, contar con jugadores como Lysander Bracey supone una garantía. El nuevo escolta del Fibwi Palma reúne varias virtudes que lo convierten en una incorporación estratégica: capacidad anotadora en diferentes registros —tanto en uno contra uno como en situaciones de bloqueo directo—, intensidad defensiva, buena lectura táctica y un carácter competitivo que encaja de lleno en la filosofía del equipo. En palabras de los responsables del club, Bracey representa ese tipo de perfil que no solo suma desde las estadísticas, sino que mejora el rendimiento colectivo con su entrega y compromiso.
Para Pablo Cano y su cuerpo técnico, contar con un jugador de estas características es una oportunidad para diversificar las opciones ofensivas y mantener la identidad defensiva que ha sido marca de la casa en los últimos cursos. Bracey es un jugador que no necesita monopolizar el balón para ser influyente: entiende el juego, se mueve con inteligencia sin balón, y sabe cuándo asumir responsabilidades. Su experiencia en la liga y su conocimiento del entorno facilitarán su adaptación y le permitirán rendir desde el primer día.
Una plantilla que va tomando forma
Con la incorporación de Lysander Bracey, el Fibwi Mallorca Bàsquet Palma suma ya ocho piezas en su nuevo proyecto para la temporada 2025-26. Ocho nombres que reflejan una planificación meticulosa, donde cada fichaje responde a una lógica de equipo y a una filosofía clara: crecer desde la identidad, competir desde la solidez, y apostar por perfiles que aporten tanto en lo deportivo como en lo humano. El club balear no está improvisando; está siguiendo una hoja de ruta en la que se combinan ambición, continuidad y criterio.
La base del equipo ya está consolidada. La renovación de Pablo Cano y su cuerpo técnico garantizó la permanencia de una filosofía de juego reconocible. A ello se sumó la continuidad de cinco piezas clave del ascenso —Jorge Martínez, Patrick Spencer, Xabi Beraza, Jon Ander Aramburu y Brian Vázquez—, un núcleo que conoce Son Moix, que ha demostrado compromiso con el proyecto y que aporta cohesión y conocimiento interno. Los fichajes, como los de Capalbo, Bombino o Bracey, no vienen a romper esa dinámica, sino a enriquecerla. Son refuerzos que suman desde la sintonía con lo que ya existe.
Un equipo para consolidarse
El objetivo del Fibwi Mallorca en esta nueva etapa en Primera FEB no se limita a la permanencia. El club quiere consolidarse como un proyecto estable, competitivo y atractivo para jugadores y aficionados. Lo decía recientemente el presidente Guillem Boscana: “Volvemos a una mini ACB”. Una categoría donde los errores se pagan caros, pero donde también hay margen para crecer si se trabaja con seriedad y visión de futuro. La continuidad del patrocinio principal de Fibwi, fiel compañero de viaje del club, refuerza esa imagen de estabilidad y arraigo en la isla.
En este contexto, fichajes como el de Lysander Bracey refuerzan tanto el presente como el horizonte a medio plazo. Se trata de un jugador en plena madurez, con hambre de protagonismo, con recorrido en la liga y con la ambición necesaria para seguir creciendo. Su incorporación es, una vez más, una apuesta compartida: del jugador por un proyecto en expansión, y del club por un perfil que encarna los valores que han devuelto la ilusión a Son Moix.
La plantilla aún no está cerrada, y seguramente llegarán más nombres en las próximas semanas. Pero lo construido hasta ahora —con Capalbo, Bombino y Bracey como incorporaciones, y con el núcleo del ascenso intacto— es una declaración de intenciones. El Fibwi Mallorca no quiere ser un equipo más en la categoría. Quiere ser un equipo que compita, que emocione y que construya desde la coherencia. Y en ese camino, la llegada de Bracey es una pieza más —y no menor— en una travesía que ilusiona.
Fotografía cedida por Fibwi Mallorca
