Morir de pie

Fotografía cedida por Fibwi Palma
El Palau Municipal d’Esports de Son Moix se prepara para lo que puede ser la última batalla de la temporada. El Fibwi Palma Bàsquet recibirá este domingo (17:00 horas) al Insolac Caja87 con la obligación de protagonizar una remontada que parece imposible: levantar 29 puntos de desventaja para seguir con vida en las eliminatorias de ascenso a Primera FEB. La caída por 95-66 en San Pablo fue un golpe demoledor, no solo en el marcador, también en lo emocional. La vuelta a casa fue un símbolo de ese momento: un viaje afectado por el apagón generalizado que paralizó parte del país el pasado lunes, un aterrizaje lleno de incertidumbre y un cansancio que va más allá de lo físico.
Pablo Cano: firmeza en la adversidad
Pero hay algo que no se ha apagado en el vestuario del Fibwi: la fe. La convicción en que el trabajo de toda una temporada merece, al menos, una última oportunidad para ser defendido ante su gente. “El equipo se encuentra bien. Estamos muy motivados y atentos a lo que se viene. Tenemos que seguir enfocados en las posibilidades y en lo que tenemos que hacer baloncestísticamente hablando para poder revertir la serie”, ha explicado Pablo Cano. El técnico uruguayo, consciente del reto, ha hecho hincapié en la necesidad de mantener la calma, de no permitir que la emoción nuble el plan: “En este partido tenemos que controlar y dominar, pero no podemos olvidar del primer paso porque si no podemos caer en algunas cosas emocionales que nos pueden generar desesperación”.
Cano ha querido reivindicar el trabajo hecho por sus jugadores durante todo el año. “Este equipo ha trabajado de manera excelente y ha superado adversidades. Casi todos los jugadores han dado un paso adelante en su rendimiento individual”, ha dicho, subrayando que el orgullo debe ser también una motivación. “Tenemos que salir a defender el gran trabajo hecho durante la temporada y combatir las realidades propias del baloncesto profesional que haga que no tengas un buen día y que el resultado, por situaciones también que no son de baloncesto, pueda ser injusto”. El mensaje es claro: no se puede borrar con el codo lo que se ha escrito con la mano.
Responsabilidad en vez de victimismo
El entrenador del Fibwi Palma tiene clara la forma de encarar la situación: con responsabilidad. “Generalmente, ante una situación de dificultad, los seres humanos o nos victimizamos o nos responsabilizamos, y ante este tipo de situaciones nos tenemos que responsabilizar. Hemos visto que teníamos muchas cosas a corregir y en ello hemos trabajado. Tenemos que seguir siendo pacientes y volver a ser nosotros”, ha señalado. El objetivo no es otro que recuperar la mejor versión del equipo, la que le permitió estar entre los mejores del grupo este durante tantos meses.
Y en ese proceso, Cano sabe que hay un factor que puede marcar la diferencia: la afición. “La gente nos ha apoyado y nos ha ayudado a ganar porque ha visto que a base de trabajo hemos logrado muchas cosas. A la gente le digo que nos vengan a apoyar y que les necesitamos. Aquí vamos a estar totalmente preparados para dar la batalla que sea necesaria. Necesitamos a todos. Todos tenemos que estar tirando hacia el mismo lado y seguir apoyándonos para lograr esto que es difícil, seguro. Pero nada que nos satisfaga y sea bonito es fácil”, ha afirmado, con la convicción de quien ha visto a su equipo resurgir en muchas otras ocasiones.
Beraza: orgullo herido y hambre de revancha
Ese mismo espíritu lo encarna uno de los referentes del vestuario: Xabi Beraza. El ala-pívot vasco no esconde el dolor ni la vergüenza de lo ocurrido en Sevilla, pero tampoco permite que eso sea una excusa. “Pablo no estuvo en los primeros minutos tras acabar el partido. Diría que hasta pasados unos días seguía en shock porque no era consciente de la magnitud de la derrota, pero también digo que el equipo podía haberse dejado ir. La mayor renta fue de 38 puntos, pero la dejamos en 29, que ya son puntos, pero podrían haber sido más, y eso demuestra el carácter que sacó el equipo en un día en el que no salía nada”.
Beraza, como Cano, cree que solo desde la responsabilidad se puede plantar cara a un escenario así. “Hay que responsabilizarse y ser conscientes de lo que tenemos por delante. Veo al equipo muy motivado y, a partir de ahí, que venga lo que venga y que venga quien venga y trataremos de responder de la mejor manera posible”. El deseo de jugar, de competir, de demostrar que el resultado de la ida no define a este grupo, está muy vivo en el vestuario. Y en ese camino, el jugador lanza una petición directa a los seguidores del equipo: “Necesitamos de su apoyo. Allí no diría que sentimos presión, pero sí sentimos que el público apretaba y necesitamos que cuando Caja87 venga lo note”.
El último aliento del Palau
Para Beraza, el calor del Palau puede ser un factor decisivo. “El calor que hemos sentido todo el año lo necesitamos sentir más que nunca para que no sea la última vez. Sé que la situación es jodida porque son 29 puntos y son muchos, pero sin ellos va a ser mucho más difícil. Va a ser un partido en el que nosotros vamos a darlo todo porque puede ser nuestro último partido y vamos a hacer todo lo posible para que no lo sea”. Sabe que nadie da un euro por ellos, pero también sabe que, cuando uno se siente al borde del abismo, solo queda una cosa: saltar y confiar en que se puede volar.
“Nadie nos ve en segunda ronda y nadie del club y del equipo quiere que este sea el último partido. Cuando tienes el agua al cuello solo te queda seguir nadando y tratar de mantenerte a flote. En nuestro caso hay que hacer algo más que mantenernos a flote, pero es que a nosotros no nos queda otra porque no tenemos nada que perder. Haremos lo que haga falta, pero sin volvernos locos. Haciendo el trabajo que tenemos que hacer y sabiendo lo que tenemos que hacer, llegará el resultado”, sentencia Beraza. Ese es el espíritu que defenderá el Fibwi Palma este domingo. El del que no se rinde. El del que, aunque nadie lo espere, cree que todavía puede ser. Que todavía queda una noche más para creer.
Fotografía cedida por Fibwi Palma
