Naufragio en San Pablo, el Fibwi Palma en el abismo

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Fotografía cedida por Fibwi Palma

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Insolac Caja 87 Basket

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66

Fibwi Palma

Insolac Caja 87 Basket

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-

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Fibwi Palma

  • Q1
    20- 9
  • Q2
    23- 17
  • Q3
    28- 13
  • Q4
    24- 27

El sueño del ascenso sufrió un durísimo golpe este sábado en San Pablo. El Fibwi Palma Bàsquet cayó de manera contundente ante el Insolac Caja 87 por 95-66 en el partido de ida de la primera eliminatoria de los play-offs de ascenso a Primera FEB. Un marcador demoledor, una actuación para el olvido y un panorama que roza lo imposible: los mallorquines deberán ganar por 30 puntos en Son Moix si quieren seguir soñando.

Y no solo fue la derrota: fue la manera en que esta se produjo, la falta de respuestas, la impotencia de un equipo que había llegado con ilusiones intactas y que se vio, desde muy temprano, atrapado en una espiral de errores de la que jamás pudo salir.

Desde el arranque, el encuentro se tiñó de preocupación. Aunque los primeros compases ofrecieron un intercambio de golpes que mantenía la igualdad (8-7), pronto quedó claro que el Caja 87 estaba mucho más preparado para la batalla. El Fibwi, impreciso, errático, superado en intensidad y en concentración, veía cómo su rival rompía el equilibrio y se marchaba con un demoledor parcial que ponía el 18-7 en el electrónico.

Los de Pablo Cano, incapaces de encontrar el camino al aro, parecían atados de pies y manos, carentes de soluciones en ataque y sin la agresividad defensiva necesaria para frenar a un rival que jugaba con el viento a favor y con el ánimo desbordado. El primer cuarto se cerraba con un inquietante 20-9 que era solo el anticipo de la pesadilla que vendría después. Una pesadilla que, pese a los esfuerzos, nunca llegó a atenuarse.

Sin reacción antes del descanso

El segundo acto tampoco trajo la reacción esperada. Cada ataque era un suplicio para los visitantes. Cada tiro parecía un acto de fe más que una jugada trabajada. Mientras tanto, el Caja 87, empujado por el bullicioso público de San Pablo, seguía ampliando la herida (28-14).

La grada era una fiesta y el parqué, un calvario para los mallorquines. Cada minuto que pasaba, cada posesión desperdiciada, cada rebote que caía en manos del rival, pesaba como una losa sobre un Fibwi Palma Bàsquet que no encontraba el modo de reaccionar.

Un leve despertar ofensivo del Fibwi acercó a los mallorquines en el marcador (35-24) a dos minutos del descanso. Por un instante, muy breve, pareció que los visitantes podían reengancharse al partido. Pero fue un espejismo, un pequeño amago de esperanza que se disipó casi de inmediato.

Un par de malas decisiones, pérdidas de balón evitables y una selección de tiro muy pobre condenaron cualquier atisbo de remontada, enviando a los de Pablo Cano al vestuario con un desolador 43-26 que reflejaba tanto la superioridad local como la impotencia visitante.

El tercer cuarto, una pesadilla

La esperanza, si alguna vez existió, se desvaneció en el tercer cuarto. El Fibwi regresó a la pista aún más desconectado, más falto de ideas, más errático en la ejecución y absolutamente superado en todas las facetas del juego. Era como si la distancia en el marcador no solo fuera numérica, sino también anímica, mental y emocional.

El Caja 87, en cambio, jugaba a placer. Con un acierto exterior mortífero, rompía el partido de manera definitiva. El marcador, cruel, reflejaba un 52-27 a los pocos minutos del tercer parcial y un sonrojante 62-30 antes de entrar en la recta final del cuarto. Era un vendaval imparable para los locales y un martirio para los visitantes.

Las imágenes hablaban por sí solas: un equipo roto, incapaz de reaccionar, navegando a la deriva sin rumbo y sin respuestas. Cada ataque del Caja 87 era un golpe más, cada triple un mazazo a la moral del Fibwi Palma. El tercer acto se cerraba con un 73-39 que dolía en el alma y dejaba la eliminatoria prácticamente sentenciada.

Orgullo final insuficiente

Con el duelo sentenciado, el último cuarto solo sirvió para maquillar ligeramente la diferencia. El Fibwi, al menos, encontró algo de ritmo en ataque. Algo de orgullo afloró en los últimos minutos, una pequeña reacción que, sin embargo, llegaba demasiado tarde y resultaba completamente insuficiente.

La expulsión de Pablo Cano tras una doble técnica simbolizó mejor que cualquier estadística la impotencia de un equipo que no se encontró en ningún momento cómodo en la pista de San Pablo. Un gesto de frustración, de rabia contenida, de impotencia. Una fotografía perfecta de lo que había sido el partido para los mallorquines.

El partido se cerraba con un contundente 95-66 que no admite paliativos ni excusas. Una derrota dura, dolorosa, que deja muy tocado al Fibwi Palma Bàsquet y que lo obliga a buscar un milagro deportivo para seguir vivo en los play-offs de ascenso.

Son Moix, la última esperanza

Ahora, la gesta se presenta casi inalcanzable. El Fibwi Palma necesitará ganar por 30 puntos el próximo domingo en Son Moix para remontar la eliminatoria. Una misión que, a la vista de lo ocurrido en San Pablo, roza lo utópico, lo imposible, lo milagroso.

Pero el deporte tiene esa magia inexplicable que a veces rompe toda lógica. Mientras haya vida, hay esperanza. Y si existe un escenario capaz de albergar una remontada histórica, ese es el Palau d’Esports de Son Moix. Porque Son Moix ha sido testigo de momentos épicos, de partidos inolvidables, de gestas que parecían imposibles y que, sin embargo, ocurrieron.

El equipo necesitará el apoyo incondicional de su gente. Necesitará que Son Moix se transforme en una olla a presión, que cada defensa se juegue como si fuera la última, que cada canasta sea celebrada como un título, que cada balón dividido sea una cuestión de orgullo y de corazón.

Los jugadores necesitarán sentir que no están solos, que toda una isla cree en ellos, que todavía hay un último suspiro de esperanza al que aferrarse. El domingo, el Palau debe ser una caldera. El domingo, Son Moix debe latir como nunca. Porque mientras haya un balón en el aire, mientras el reloj no marque cero, mientras quede una gota de energía en los jugadores, el Fibwi Palma Bàsquet seguirá luchando. Y quién sabe. Quizás, solo quizás, ese espíritu de lucha, ese empuje de la grada, esa fe inquebrantable consiga lo que ahora parece imposible: remontar y seguir soñando.

¡Creer no cuesta nada! ¡Nos vemos en Son Moix para escribir juntos una página inolvidable!

INSOLAC CAJA87 BALONCESTO (20-23-28-24): Josep Franch (10), Bertain (12), Dedovic (21), Bilalovic (18), Baoko (4). También jugaron Serrano (5), Santos (5), Herrera (7), Bulatovic (2), Latorre (5), Miladinovic (6).

FIBWI PALMA BÀSQUET (9-17-13-27): Lucas Giovannetti (14), Brian Vázquez (8), Franco Miller (11), Xabi Beraza (18), Christian Cunningham (8). También jugaron Álex Huguet (0), Jon Ander Aramburu (4), Jorge Martínez (0) Patrick Spencer (2).

ÁRBITROS: Betanzos García y García Parejo. Señalaron doble falta técnica a Pablo Cano, técnico del Fibwi Palma Bàsquet,a Christian Cunningham, Brian Vàzquez y Xabi Beraza. Eliminados por faltas, Miladinovic y Brian Vázquez.

Fotografía cedida por Fibwi Palma.

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