Resistir juntos

El baloncesto, a veces, no se explica solo desde el marcador. El Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB volvió a caer en el Palacio de los Deportes, esta vez ante el Leyma Coruña (80–89), pero la derrota no dejó el mismo poso que tantas otras. Esta vez no hubo silencio incómodo ni sensación de abandono. Esta vez hubo pelea, respuesta y una comunión con la grada que llevaba demasiado tiempo esperando un gesto al que agarrarse.

Un día antes del salto inicial, el club había hablado. En una rueda de prensa previa, la directiva quiso mostrar públicamente su apoyo a Félix Alonso y a los jugadores, y lanzó un mensaje claro a la afición: resistencia, empuje y unidad para salir juntos del pozo. Una narrativa que siempre cae muy bien en Cartagena y que tanto público como equipo supieron recoger y se vio en el partido ante Leyma Coruña.

Empezar a competir

Desde el primer cuarto se percibió una actitud distinta. Cartagena no jugó encorsetado como venía haciendo hasta la fecha, sino con la urgencia de quien sabe que ya no puede esconderse. La defensa fue más intensa, los contactos se asumieron y el esfuerzo dejó de ser una idea para convertirse en un hecho. Leyma Coruña, más sólido y con más recursos, fue marcando diferencias con el paso de los minutos, pero nunca logró quebrar del todo el espíritu local.

Conviene además no perder de vista al rival. Enfrente estaba el Leyma Coruña, líder de la categoría y aún invicto, un equipo construido para mandar y ganar, no para sobrevivir. Que el Cebé se sintiera capaz de competir ante ellos, obligándole a jugar incómodo y a cerrar el encuentro desde la experiencia, da todavía más valor a la imagen ofrecida en la pista.

La rotación fue más amplia de lo habitual y el banquillo respondió. Jugadores que hasta hace no mucho tenían un papel secundario empujaron de verdad cuando el partido lo exigía. Adrià Domènech, Ayesa y Harguindey aportaron energía, puntos y carácter en momentos importantes. No fue una heroicidad aislada, sino una suma colectiva que permitió a Cartagena mantenerse con vida durante buena parte del encuentro. Los habituales asumieron el peso del partido (particularmente y una vez más mención para el excepcional partido de Faverani) sin la sensación de estar solos, y el equipo encontró puntos desde diferentes focos.

La afición empuja

Y si algo cambió de verdad fue el entorno. El Palacio respondió. No desde la euforia, sino desde la comprensión y el aliento constante. Cada esfuerzo fue celebrado, cada balón dividido tuvo aplauso, cada intento de remontada fue acompañado por una grada que decidió creer, al menos por una noche, en el mensaje lanzado antes del partido.

Cartagena llegó a reducir diferencias en el último cuarto, empujado por ese ambiente y por una defensa que no dejó de morder hasta el final. No fue suficiente para doblegar a un Leyma Coruña más certero en los momentos decisivos, pero sí para enviar un mensaje distinto: jugando así, compitiendo así, el equipo puede salir del pozo.

Todo cambia para que nada cambie, la clasificación está igual y la derrota permanece, pero la imagen fue otra. Y en una temporada que venía estando marcada por la repetición del desencanto, eso ya es un punto de partida. Porque quizá el camino no empiece ganando partidos, sino recuperando algo aún más básico: la sensación de que todos, equipo y afición, vuelven a estar en la misma pista.

Ficha técnica:

Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB (14-22-19-25): Davis (5), Polynice (0), Garuba (3), Rivera (7), Martin (4), Webster (7), Idehen (3), Domenech (5), Faverani (18), Ayesa (8), Harguindey (7), Svejcar (13).

Leyma Coruña (23+24+21+21): Cuevas (5), Jorgensen (25), Jou (5), Braz (0), Radoncic (4), De souza (10), Brnovic (0), Diop (8), Varela (0), Cremo (0), Barro (12), Thiam (20).

Autorr: Abraham Gallego.

Foto RRSS Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB.