Un derbi catalán para cambiar el ánimo
Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida
El Hiopos Lleida vuelve a escena este domingo 28 de diciembre a las 12:00 en una cita marcada en rojo en el calendario, porque el derbi ante el Bàsquet Girona no es un partido más y, la verdad es que, llega en un momento donde el equipo ilerdense necesita algo más que competir, necesita recompensa.
Tras una serie de resultados adversos, con derrotas ajustadas y otras más dolorosas, el conjunto de Gerard Encuentra visita Fontajau con el mismo balance que su rival, 4-7, pero con sensaciones distintas, y es que el Lleida ha ido dejando destellos de crecimiento que aún no se han traducido en victorias.
Fontajau para cambiar la dinámica
El contexto invita a pensar en un duelo de nervios y detalles, porque el Girona, pese a su 15ª posición, es un equipo que anota mucho en casa (85,1 puntos de media) y que exige máxima concentración defensiva, justo ahí donde el Hiopos Lleida ha sufrido más, encajando casi 90 puntos por encuentro.
Además, el partido se vivirá en abierto por DAZN, TV3 y 3Cat, un escaparate perfecto para un derbi catalán que siempre se juega también desde la grada, con ambiente, ruido y esa tensión especial que no aparece en las estadísticas pero pesa durante cuarenta minutos.
Detalles, estadísticas y una urgencia silenciosa
Si uno rasca en los números, el Hiopos Lleida no está tan lejos de competir de tú a tú, y es que sus porcentajes en tiro de campo y tiro de tres son incluso ligeramente superiores a los del Bàsquet Girona, aunque el gran debe sigue estando en la continuidad defensiva y en la gestión de los momentos calientes.
Jugadores como James Batemon, máximo anotador del equipo con 12,8 puntos, o Melvin Ejim, referencia interior en rebote (5,3 por partido), están llamados a dar un paso adelante, no tanto desde el brillo individual, sino desde esa energía contagiosa que necesita el grupo cuando el partido se atasca.
Enfrente espera un Girona que se apoya mucho en la dirección y el ritmo de Omar Livingston, líder en valoración y asistencias, y que sabe castigar cada despiste, algo que el Lleida ya sufrió en los precedentes de la pasada temporada, dos derrotas que aún escuecen en la memoria colectiva.
Y es que este partido llega con una urgencia silenciosa, de esas que no hacen ruido pero pesan, porque acumular derrotas empieza a erosionar la confianza, y ganar en Fontajau sería algo más que una victoria, sería un punto de inflexión emocional antes de cerrar el año.
El Hiopos Lleida necesita volver a sentirse equipo durante los cuarenta minutos, cuidar el balón, cerrar el rebote y, sobre todo, creer cuando llegue ese tramo donde todo se decide, porque en un derbi, como tantas veces pasa en baloncesto, no gana el que mejor juega, sino el que mejor resiste.
Autor: José Manuel Gómez Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida

