octubre 18, 2025
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Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida

El Barris Nord volverá a rugir este domingo a las 17:00 horas, y lo hará con ese temblor que precede a las grandes batallas. Llega el Valencia Basket, un rival de peso, de los que miden no solo la fuerza sino también la fe de un equipo. Pero el Hiopos Lleida no es aquel recién llegado que se asomaba tímidamente a la ACB. Es un conjunto que ya sabe lo que es ganar en el Palau Blaugrana, que ha aprendido a sobrevivir en los incendios ajenos y a disfrutar del fuego propio.

La verdad es que el momento no puede ser mejor. Los de Gerard Encuentra aterrizan en su fortín con el alma encendida tras el histórico triunfo ante el Barça (86-91). Una victoria que no solo suma en la clasificación, sino que alimenta algo más importante: la sensación de que este grupo puede mirar de frente a cualquiera.

El hiopos Lleida ante el gran reto valenciano

Enfrente estará un Valencia Basket que ha arrancado la temporada con autoridad, imponiéndose al Barça en La Fonteta y al Breogán (90-113) en Lugo. El destino ha querido que se crucen ahora dos equipos que comparten el mismo botín: ambos han vencido a los mismos rivales para firmar un inicio inmaculado, y que, pese a jugar fuera de casa, desprende la calma de los equipos grandes, de esos que saben que un detalle puede decidirlo todo.

Y es que este duelo no solo enfrenta estilos: enfrenta filosofías. El Hiopos es un equipo que corre, que muerde, que vive al límite de la energía; el Valencia, en cambio, busca el control, la pausa y la ejecución quirúrgica. Dos maneras opuestas de entender el baloncesto, pero un mismo deseo: ganar, aunque sea a costa del aire.

Identidad, intensidad y nervio

Desde el salto inicial, el Hiopos deberá salir a devorar. No hay tiempo para el tanteo ni espacio para el respeto. Batemon y Agada, los generadores del alma ofensiva, serán fundamentales para marcar el ritmo, pero también lo serán las segundas líneas: Zoriks, Jiménez, Ejim, todos esos nombres que, sin hacer ruido, sostienen al equipo cuando la pelota quema. El Valencia, con hombres como Jaime Pradilla o Thompson, es pura roca por dentro, capaz de castigar cualquier despiste en el rebote. Esa será, sin duda, una de las primeras batallas: quién domina el aro, quién impone su voluntad cuando el balón rebota sin dueño.

Además, el Hiopos deberá cuidar los pequeños detalles. Los tiros libres, los balones divididos, las ayudas en defensa. En partidos así, donde el margen es mínimo, la concentración vale más que el talento. Y la verdad es que si algo ha demostrado el equipo de Encuentra es que tiene una virtud rara: sabe sufrir sin descomponerse. Contra el Barça aguantó el empuje final y no perdió el pulso ni cuando el Palau se venía abajo. Esa madurez, esa calma que no se compra, puede ser la clave para repetir gesta.

Y luego está el Barris Nord. Ese pabellón que respira, que late, que se enciende como un corazón colectivo. Cada grito desde la grada se convierte en impulso; cada defensa, en promesa; cada balón recuperado, en estallido. Pero esa energía, que tantas veces ha sido aliada, también exige control. Porque cuando uno se deja arrastrar por el ruido puede confundir la prisa con la pasión. El Hiopos deberá encontrar el equilibrio justo entre la locura y la lucidez, entre el arrebato y la inteligencia.

El domingo no será solo otro partido. Será un examen de carácter, un pulso entre el músculo y el alma, entre la tradición de un grande y el hambre de un equipo que ha aprendido a creer. Si el Hiopos Lleida logra imponer su ritmo, si mantiene esa defensa asfixiante y ese descaro que tanto le caracteriza, el Valencia Basket sabrá que en el Barris Nord no se gana: se sobrevive.

Autor: José Manuel Gómez

Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida

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