Caer con honor

Con la permanencia ya en el bolsillo y la sonrisa aún fresca de la fiesta del Palau, el Hiopos Lleida volvió a saltar a la pista sin miedo, sin cadenas. Esta vez, en el majestuoso Gran Canaria Arena, escenario grande para un equipo que se ha hecho grande a base de competir en cualquier lugar. Y aunque el marcador final cayó del lado del Dreamland (94-90), el conjunto ilerdense volvió a firmar una de esas actuaciones que dejan huella. Una derrota, sí. Pero con mayúsculas, con alma y con esa dignidad épica que ya define el sello Hiopos.

Los de Gerard Encuentra arrancaron el partido como lo que son: un equipo sin vértigo. Un parcial de 4-13 liderado por Bropleh silenció al pabellón y obligó a Lakovic a parar el partido antes de lo previsto. Aquella salida —con descaro, con triple y con presión— dejó claro que Lleida no venía a Las Palmas de turista. El primer cuarto acabó con ventaja visitante (13-19), a pesar de las pérdidas, y con el mensaje bien claro: esto no iba a ser un trámite.

Lleida vende cara cada derrota

La reacción del Gran Canaria no tardó. Jugándose el playoff, con la presión del séptimo puesto en el aire, los amarillos tiraron de experiencia y acierto desde el perímetro para darle la vuelta al marcador. Un parcial de 13-0 puso por delante a los locales (34-27), pero el Hiopos no se descompuso. Tiempo muerto, ajuste, coraje, y vuelta al partido. El descanso llegó con todo por decidir (41-38), y con Bropleh, Batemon y Bozic ya calentando la muñeca.

La segunda parte fue un homenaje al baloncesto moderno. Triplazo va, triplazo viene. En el tercer cuarto, entre ambos equipos sumaron nueve triples, una lluvia de pólvora en la que Hasbrouck cerró el periodo con un lanzamiento marca de la casa (69-67). El pulso seguía igualado, la emoción intacta y el orgullo burdeos más encendido que nunca.

Pero en el último cuarto, la lógica de la clasificación empezó a pesar. Parcial de 12-2 para los locales de salida, tiempo muerto de Gerard y una desventaja que llegó a ser de trece puntos. ¿Rendirse? Jamás. Con defensa agresiva, robos claves y ataques bien elaborados, el Hiopos resucitó. Empató el partido a 86 con un baloncesto valiente, de esos que nacen de la convicción.

Y cuando todo pendía de un hilo, llegó la jugada maldita: 2+1 de Pelos y antideportiva a Villar. Aun así, Lleida resistió, forzó errores y llegó a tener posesión para volver a meterse. Pero los siete triples fallados en el último cuarto pesaron como una losa. Brussino, desde la esquina, sentenció el partido con una daga de tres. Final: 94-90.

Un equipo de primera

Podría decirse que fue un partido aplazado. Un trámite en el calendario. Pero lo que pasó en el Gran Canaria Arena fue mucho más que eso. Fue una oda a la competitividad, al carácter, a una identidad construida en cada viaje y en cada canasta sufrida. Fue un nuevo recordatorio de lo que es este equipo.

Batemon (19), Bropleh y Bozic (14 cada uno) lideraron la ofensiva. La defensa, el trabajo coral, el sacrificio… eso lo puso todo el equipo. Y aunque no llegó la victoria, el mensaje fue claro: el Hiopos Lleida ha llegado para quedarse. Para competir. Para incomodar. Para emocionar.

Y eso no lo cambia ningún marcador. Esto es baloncesto, esto es la Liga Endesa.

Ficha técnica

94 – Dreamland Gran Canaria (13+28+28+25): Albicy (11), Thomasson (8), Brussino (14), Shurna (10) y Tobey (6) -quinteto titular-; Homesley (6), Conditt (8), Samar (8), Salvó (4) y Pelos (19).

90 – Hiopos Lleida (19+19+29+23): Bropleh (14), Villar (3), Paulí (5), Madsen (9) y Oriola (4) -quinteto titular-; Wiggins (9), Batemon (19), Walden (7), Bozic (14), Muric (3) y Hasbrouck (3).

Árbitros: Rafael Serrano, Vicente Martínez y Yasmina Alcaraz. Eliminaron por faltas personales al jugador visitante Rafa Villar.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésimo séptima jornada de la Liga Endesa aplazada por los compromisos europeos del equipo amarillo, disputado en el Gran Canaria Arena ante 5.062 espectadores.

Foto: X (Twitter) Hiopos Lleida