Crónica de una muerte anunciada

No hay sorpresa, no hay misterio, no hay épica posible. El partido entre Unicaja y Leyma Coruña es solo otro capítulo de un desenlace inevitable: el descenso. Lo único que varía en esta historia es el cómo, pero el final ya lo sabemos.
Una diferencia abismal
El Leyma Coruña llega al Martín Carpena con la misma inercia de toda la temporada: un equipo sin rumbo, sin confianza y sin respuestas. No es cuestión de mala suerte ni de casualidades, sino de una suma de errores, falta de carácter y un nivel de juego indigno de la Liga Endesa. Enfrente, Unicaja, un equipo construido para competir al máximo nivel recibe a un rival que apenas puede sostenerse en la cancha. La diferencia es abismal, no solo en talento y físico, sino en mentalidad y ambición. Mientras uno pelea por títulos, el otro se resigna a no hundirse aún más, aunque si hablamos de clasificación, el Leyma Coruña lleva meses en el fondo. La única incógnita de este partido no es quién ganará, sino cómo caerá el Leyma Coruña: ¿Con una mínima resistencia o entregando el partido desde el primer cuarto? Porque lo cierto es que la permanencia ya no es una cuestión matemática, sino de orgullo. Y a estas alturas, ni siquiera eso parece suficiente.
Un equipo huérfano
El Leyma Coruña se arrastra, derrotado no sólo por sus rivales, sino por la falta de liderazgo y visión de un entrenador incapaz de guiar a su equipo a la victoria. En lugar de encontrar soluciones, se ha dedicado a repetir los errores que han condenado al equipo a ser una de las peores defensas de la historia de la ACB y a jugar un triste y simple juego ofensivo basado en tirar triples con un bajo porcentaje y en esperar a que aparezcan las individualidades. Los cambios tácticos de Diego Epifanio han sido nulos y las rotaciones una constante improvisación. Así, no solo ha perdido la confianza de los jugadores, sino también de la afición. No importa cuántos jugadores de talento haya en la plantilla si el entrenador no sabe cómo aprovecharlos.
A estas alturas surgen una serie de preguntas que por desgracia, aún encontrando la respuesta, sería demasiado tarde ya para revertir la situación. ¿Por qué no hubo reacción después de perder 9 partidos seguidos y 13 de los últimos 14? ¿Por qué el equipo sigue cayendo en los mismos errores una y otra vez, sin mostrar signos de recuperación? ¿Por qué, a pesar de la calidad de muchos de sus jugadores, no se ha logrado trabajar una identidad de juego sólida que permita competir y ganar partidos?
Lo más grave de todo es que no ha habido un momento en el que la dirección del equipo haya dado señales claras de saber corregir este rumbo. Las malas rachas se han alargado, los errores se han repetido, y la sensación de impotencia ha ido creciendo con el paso de las semanas.
La caída del equipo es algo que se veía venir desde hace tiempo, una tragedia que se ha ido gestando poco a poco, tejiendo a lo largo de las jornadas hasta convertirse en una realidad irreversible. La muerte deportiva de la permanencia en ACB que no se ha podido o querido evitar.
Foto de Flickr Leyma Coruña
