septiembre 9, 2024

¿”Dejá vu” baloncestístico en Sevilla?

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Tal y como contábamos recientemente, existe en Sevilla la certeza, por mucho que el club aún no haya dicho nada oficialmente, de que el Real Betis Balompié ha iniciado conversaciones con diversos fondos de inversión para tratar el tema de la posible venta de un Betis Baloncesto que, siete años después de la llegada de la centenaria entidad de las Trece Barras, sigue sin arrancar.

Venta que, de producirse, estaría condicionada, dicen que dice el club, a que quien venga lo haga con un proyecto económica y deportivamente sólido, justo lo que hasta ahora no ha podido o no ha conseguido dar el Betis.

Con esta condición es de suponer, o al menos eso es lo que esperamos y deseamos, que los rectores del club tienen en mente lo que ocurrió en el verano del 2014 cuando la sociedad aún tenía el nombre de CB Sevilla.

Ponemos en antecedentes, para quien no lo sepa o no lo recuerde: La Caixa, propietaria de las acciones del club tras la compra -entre otras entidades- de Cajasol, estaba como loca por quitarse de en medio lo que para ellos, satisfecha ya su cuota baloncestística al patrocinar a la selección española masculina, no era sino un marrón: la gestión de un equipo que, pese a contar con tres subcampeonatos nacionales y uno europeo -este bien reciente, en 2011-, no acababa de dar réditos.

Por ello no dudó en vender -prácticamente regalar- las acciones a un excéntrico empresario norteamericano, Jeffrey Meythaler, propietario de un fondo de inversión de dudosa reputación llamado Jefferson Capital. Como podréis suponer, Meythaler llegó a Sevilla prometiendo el oro y el moro y aseverando poco menos que, con él, el CB Sevilla iba a ser campeón de liga. De hecho cambió por completo la imagen corporativa del club con un rimbombante escudo/logotipo, muy al estilo americano, y comprando los dos videomarcadores de última generación que se utilizaron en el pabellón San Pablo durante el Mundial 2014.

Mas hoy en día es esto último el único vestigio que queda de todas aquellas falsas promesas, lo único positivo de su ¿legado? Porque, como también podréis suponer, de oro, nada de nada: Meythaler apenas si estuvo dos días en Sevilla y, después de usar sociedades propias para cobrar al club por la gestión de los pasaportes de jugadores compatriotas suyos que él trajo y que lo que hicieron fue llevárselo calentito, a finales de 2014 dio la espantada y no se volvió a saber nada más de él.

Scott Roth, en su etapa en el CB Sevilla. Foto: Eurocup Basketball

Y si de oro, nada de nada, de campeón de liga, menos aún. Meythaler puso todo aquello en manos de su hombre de confianza en España, el ex base del Barça y Real Madrid entre otros José Luis Galilea, que se trajo de entrenador a Scott Roth, un tipo que de jugador pasó por la ACB en las filas del Baskonia y del Lliria y, de ayudante de éste, a toda una leyenda de la ACB y de la entidad culé, Audie Norris, ex compañero del propio Galilea en la entidad culé. Y no sé si Galilea sí que mantenía conversaciones con Meythaler o si se vio igual de abandonado por él, pero lo cierto es que el marrón, su marrón, se lo tuvo que comer él solito.

Porque la ACB no validó la licencia de Scott Roth y el carnet de entrenador lo tuvo que poner un Norris que, como quien dice, se lo había sacado tres días antes, que estaba casi impedido para moverse por mor de sus maltrechas rodillas y que, más allá de comparecer en las ruedas de prensa ligueras con tanta afabilidad como discursos preconcebidos, no hacía nada más. Las órdenes en los partidos de la ACB las daba el “utillero”, que fue el papel que tuvo que asumir un Roth que, en los choques de Eurocup, sí que “ejercía” como primer entrenador.

Audie Norris, como “entrenador” del CB Sevilla. Foto: Estadio Deportivo

Y lo ponemos entrecomillado porque, lo que era ejercer, no es que ejerciera mucho, precisamente. El equipo, en el que más allá de los americanos de Meythaler formaban hombres tremendamente válidos como Berni Rodríguez (de capitán), Pierre Oriola, Álex Urtasun y unos jovencísimos pero ya bien preparados Niko Radicevic, Ondrej Balvin, Willy Hernangómez o… Kristaps Porzingis, no tiraba ni p’atrás, a excepción de días como el de la victoria ante el Barça (85-74, con W. Hernangómez con 29 puntos, 13 rebotes y 43 de valoración).

Total, que con tres únicas victorias, con Meythaler tomando mojitos y margaritas en las playas de Norteamérica, con los aficionados siendo reprimidos de mala manera por el club tras protestarle a Galilea y con el fin de la dupla Roth-Norris a punto de caramelo, llegó el doble esperpento en la sala de prensa.

Primero, tras una de las múltiples derrotas ligueras, Norris dijo abiertamente que sin buenos caballos no se podía pretender ir a competir en condiciones al Gran Derby de Kentucky, en clara referencia a que los jugadores que tenía no eran válidos en absoluto para la ACB; y, pocos días más tarde, después de que en la Eurocup el Telenet Ostende belga también sacara los colores a la banda de Abbot y Costello (63-94), un Roth ya con su cabeza bajo la guillotina protagonizó una de las comparecencias más memorablemente esperpénticas que se han visto por San Pablo.

Con un cariacontecido Berni Rodríguez al lado suya como traductor (en vez del jefe de prensa de aquellos años, Nacho Delgado, del que no debía fiarse demasiado), Roth cargó contra todo bicho viviente, incluyendo Meythaler y Galilea, menos contra sí mismo. Y pronunció la no menos memorable “sentencia” en la que aseveraba que aquello no lo sacaban adelante ni Aíto, ni Laso, ni Phil Jackson ni Gregg Popovich. Con un par, si se me permite la expresión.

Lógicamente Roth se volvió forzosamente a su Cleveland natal mientras que Norris -que tiempo después denunciaría unos insultos racistas por parte de la afición que todavía no se ha demostrado que existieran- se iba a Barcelona a formar parte de la candidatura de Joan Laporta a la presidencia del Barça; y Fernando Moral, el mismo que está ahora al frente del Betis Baloncesto, tomó las riendas de la nave para traer a Luis Casimiro, el mismo que ahora sigue con la misión de obrar milagros.

Aunque el milagro de Casimiro es el de su segunda etapa. Para la primera solo hizo falta un retoque en la plantilla -el tirador neozelandés Kirk Penney- porque los caballos, a diferencia de lo que Norris decía, aseveraba y casi daba su vida por ello, sí que eran buenos; los que fallaban eran el propietario y los jinetes.

Porzingis y Hernangómez, dos de los “malos caballos” de los que dispusieron Roth y Norris. Foto: Diario de Sevilla

Casimiro simplemente aplicó la lógica, poniendo a Berni Rodríguez a dirigir sobre la cancha -y no a traducir-, a Álex Urtasun y al recién llegado Penney a tirar; a Oriola a batallar, a Balvin y a Willy a intimidar, y a Porzingis a dar sus primeras clases del virtuosismo que poco después le llevaría a la NBA. Tan simple como eso.

Y empezaron a caer en San Pablo el Valencia, el Bilbao Basket, el Estudiantes, el Unicaja… Así el equipo que parecía desahuciado se salvó en la penúltima jornada ganando en San Sebastián con una canasta postrera de Willy Hernangómez… y con Oriola celebrándolo en el vestuario “a lo Lopera” (ya sabéis, “estábamos en la UVI…”). No hizo falta, pues, ni que regresara Aíto (autor el año anterior de la última gran y bella obra baloncestística vista en Sevilla), ni que llegaran Pablo Laso, Phil Jackson ni Gregg Popovich: fue Luis Casimiro, a quien siempre le estaremos agradecidos, el que hizo que aquellos caballos galoparan por la senda correcta.

Después de aquello, en el verano de 2015 las acciones regresaron a una Caixa bastante ruborizada… un año antes de que desembarcara el Real Betis Balompié, quien ahora podría repetir la maniobra. Confiemos, deseemos, esperemos que, si el club cambia de manos, prevalezca el sentido común y la nefasta experiencia de entonces para no darle a cualquiera la llave y el futuro del baloncesto en la capital de Andalucía.

(IMAGEN DE PORTADA: JEFFREY MEYTHALER JUNTO AL ESCUDO/LOGOTIPO QUE ÉL CREÓ/ CDB SEVILLA, ACTUAL BETIS BALONCESTO)

1 pensamiento sobre “¿”Dejá vu” baloncestístico en Sevilla?

  1. Estupendo análisis,espero que tengamos suerte con los que vengan,a ver si gestionan bien.
    Lo que está claro es que el Betis no ha sabido involucrar a su enorme masa social con el basket sevillano….y yo soy bético.

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