Duelo en Miribilla

Los tambores de guerra retumban en Bilbao. El Hiopos Lleida aterriza en la villa del Nervión con el recuerdo aún fresco de su victoria sobre el Surne Bilbao Basket hace mes y medio. Sin embargo, en Miribilla, donde el baloncesto es casi una cuestión de honor y los pinchos compiten con el balón por ser el alma de la ciudad, nadie regala nada. Los de Gerard Encuentra saben que esta vez el escenario es distinto. El rugido de los hombres de negro en su fortín es temible, y la cautela es la primera consigna.
El Hiopos Lleida llega con el ánimo renovado tras alguna victoria importante como contra el Gran Canaria y demostrar que, cuando la intensidad y el acierto se conjugan, son un rival incómodo para cualquiera. En el Espai Fruita Barris Nord impusieron su ley ante el Surne Bilbao con un contundente 84-66, pero Encuentra, con la sabiduría de un veterano estratega, a pesar de ser el entrenador más joven de la Liga Endesa, no se fía. «Cada partido es una historia», advierte. «Sabemos que ellos salen con muchísima fuerza en su casa. Tienen experiencia en la liga y, aunque ya les vencimos, no hay lugar para la confianza».
Balance igualado en la liga
Las estadísticas no engañan. El Hiopos Lleida y el Surne Bilbao llegan igualados en el balance (6-12), pero en los detalles se pueden leer las claves del partido. Oriol Paulí es el termómetro de los ilerdenses con 9,4 puntos por partido y un 45% en tiros de campo, mientras que Thomas Bropleh lidera la ofensiva con 13,5 tantos por encuentro y un mortífero 41% en triples. En el bando rival, Muhammad Ali Abdur-Rahkman es el faro ofensivo de los bilbaínos con 10,2 puntos de media. El rebote será otra de las batallas decisivas: Tryggvi Hlinason domina en la pintura con 6,7 capturas por duelo, mientras que en Lleida el equilibrio en la pintura no tiene un exponente claro siendo un trabajo coral por la falta de ese 5 de referencia.
El factor pista
Miribilla no es solo un pabellón, es una caldera que hierve al ritmo del baloncesto. El Hiopos Lleida deberá lidiar con un ambiente hostil y una defensa bilbaína que, cuando se siente arropada por su gente, se transforma en un muro. Pero los de Encuentra, que no viajarán solos, una expedición de aficionados burdeos dará color ilerdense a las gradas, ya han demostrado que pueden sobrevivir en terrenos pantanosos. «Vamos con humildad, pero también con confianza en nuestro trabajo», asegura el técnico catalán. La receta para llevarse el partido será la misma de los últimos encuentros: intensidad, solidez defensiva y acierto desde el perímetro.
Y entre bloqueos y tiros lejanos, habrá tiempo para lo esencial. En Bilbao, un buen partido se juega en la cancha y se saborea en la barra de cualquier taberna, con un txikito en una mano y un pintxo de bacalao en la otra. Quizá ahí, en ese cruce de caminos entre la pelota naranja y la tradición culinaria, se decida quién se lleva la victoria. Lo que está claro es que la batalla será feroz, y en Miribilla no se rinde nadie sin pelear hasta el último segundo.
Foto: ACB PHOTO
