La reacción no llega.

El Dreamland Gran Canaria pierde ante el Joventut (89-75).

Esta mañana, al final del primer cuarto, tuve que desconectar del partido por asuntos familiares y pensé “a la vuelta me llevo una sorpresa” y ¡vaya, me la he llevado!

Entonces supe que no debes escribir una crónica sobre algo que no has visto así que, me puse a ello. Con toda la calma y las expectativas intactas, he puesto el partido repetido desde el inicio porque, seamos sinceros, hablar de lo que no hemos visto está muy feo.

Y allá que fui, lista para ver un partido contra un gran rival, lista para ver una reacción del Granca, lista para ver un cambio de actitud en pista, listar para ver la garra de este equipo. Para lo que no estaba lista era para ver más de lo mismo. No al nivel de la debacle en Girona pero con la misma desidia y desgana en la pista.

Lo dije y lo mantengo, este partido se podía perder pero la diferencia la iba a marcar el cómo.

Arrancó el partido con un Granca espeso en defensa y fallando lo indecible en ataque. ¿Nos sorprende? No nos sorprende (pongan aquí el meme de la niña revirando ojos). Tomic era imparable y a pesar de los buenos minutos de Albicy y Brussino, tuvimos que parar el partido porque se veía a la legua que nos iban endosar otro parcial de los que hacen historia.

La reacción de los claretianos fue entre nula y menos nula, la Penya iba a lo suyo y los nuestros… bueno, los nuestros seguían buscando su lugar en la pintura, dejando pasillos inmensos al ataque de los verdinegros y volviendo a fallar canastas simples (28-16).

Y entonces, ¡Oh, milagro! Aparecieron los destellos de la reacción claretiana en el segundo cuarto. Lammers se puso las pilas y contagió a Brussino. El Joventut intentaba alejarse en la marcador pero el Granca empezó a competir (anoten esto porque no lo volverán a leer en el resto de la crónica). Los chicos de Jaka, dejaron destellos del juego coral que tanto presumimos, con intensidad en defensa y en ataque, sabiendo frenar las acometidas de la Penya y con más acierto de cara a canasta.

Tratamos de “tú a tú” al rival y llegaron nuestros mejores minutos, eran tan buenos que un triplazo de Albicy nos puso por delante en el marcador. Y así llegamos hasta el final del cuarto, una lucha bonita en la pista que teminó con el Joventut por delante gracias a una canasta de Feliz (43-42).

De vuelta a la realidad.

Voy a tener que pedirle a la ACB que anule los descansos, sobre todo, si vienen precedidos de una reacción del Granca. ¿Por qué? Pues porque el parón sirvió para volver a pista con la misma desgana del principio de partido. Los claretianos volvieron a olvidarse la defensa en el vestuario y el Joventut quiso despegarse tras ver la pájara de los amarillos. Landesberg, frenó la embestida con dos triplazos, intentando meter a su equipo en el partido, pero la defensa brillaba por su ausencia y los verdinegros volvieron a poner tierra de por medio (64-56).

De vuelta a la realidad en el inicio del último cuarto que  tuvo el mismo guion que su predecesor. Los verdinegros intentaron aumentar la renta en el electrónico pero, si antes fue Sylven ahora fue AJ quién decidió que aún no estábamos muertos (70-66), pero sólo fue un espejismo.

La triste realidad es que el Granca no tuvo la capacidad de reacción ante la marcha de más que metió la Penya. Sin defensa no hay paraíso y sin acierto a canasta… sin acierto a canasta nos deberíamos dedicar a otra cosa.

Al final, mucho remar para terminar ahogados en la orilla. El Joventut supo competir hasta el final y el Granca tuvo destellos de lo que podemos ser pero aún no hemos conseguido plasmar en la pista. Victoria para los de casa y segunda derrota consecutiva de los claretianos lejos del Gran Canaria Arena (89-75).

Los cuenta de los platos rotos fue pagada por cortesía y falta de ganas del Granca.

Cambios necesarios

La falta de actitud, de intensidad y de ganas, hacen pensar en los cambios necesarios que hagan mejorar a este equipo. No se puede salir a pista con esa desidia. No sabemos defender, no sabemos atacar, no sabemos hacer circular el balón.

La realidad es que sí sabemos pero sólo durante un cuarto y así, no se ganan partidos. Donde antes tenías una pájara en un cuarto (aquellos fatídicos terceros cuartos del Granca), se han convertido en una pájara que dura tres cuartos y haces uno mediocre o bueno.

Vale que hay jugadores nuevos, vale que algunos han estado lesionados y no se han puesto a tono (Shurna, cero puntos hoy), pero la actitud y la intensidad no tienen nada que ver. Perder arrastrando el escudo no es una buena señal, no lo ha sido en el pasado y no lo será ahora. Tampoco podemos dulcificar las derrotas.

Cierto que es la tercera jornada, aún hay margen de mejora y rectificación, pero si no empezamos por un cambio de actitud y de intensidad en la pista, esto se va a convertir en el día de la marmota.

Y la cuestión es que hay que reaccionar para ayer. Nos estrenamos en Eurocup y luego recibimos en casa al Unicaja. Lo dije y lo repito, la liga no espera por nadie y la Eurocup, menos aún.

Este equipo necesita un chute de moral, creerse de lo que son capaces, son buenos pero cuando las cosas no salen, hay que tener capacidad de reacción y no hacer la guerra cada uno por su cuenta. Ganamos como equipo y perdemos como equipo, esta parte es la que aún no tenemos clara.

Somos un equipo, demostramos en el segundo cuarto que sabemos jugar como uno, ahora sólo hace falta hacerlo durante los 30 minutos restantes.

Sigo en el barco de Jaka y de los amarillos pero necesito ver esos cambios tan necesarios. Volvamos a nuestro juego coral y a la intensidad que tanto nos caracterizaba. Aún no es tarde.

89. Joventut Badalona: Feliz (23), Andrews (11), Busquets (-), Allen (2), Tomic (17) -cinco inicial-; Thomas (14), Kraag (5), Ribas (4), Brodziansky (4), Rodríguez (-), Vives (5) y Onuaku (4).

75. Dreamland Gran Canaria: Albicy (8), Landesberg (11), Brussino (14), Shurna (-), Lammers (14) -cinco inicial-; Kljajic (3), Slaughter (12), Bassas (5), Prkacin (-), Salvó (3),Pelos (1) y Happ (4).

Autor de la Imagen: nuestro compañero/redactor Igor Ribas