Laura Gil se despide de la selección

Laura Gil en un encuentro con la selección. FEB
En el día de ayer Laura Gil anunciaba su adiós a la selección nacional, a sus 32 años la murciana ponía así punto y final a una extraordinaria trayectoria con el combinado nacional, que la ha llevado a ser la máxima medallista española en todas las categorías, atesorando un total de 8 medallas con la selección absoluta a las que hay que sumar otras 9 logradas con las categorías inferiores de la selección.
Una trayectoria llena de metales para Laura Gil
El palmarés incluye 5 medallas en campeonatos de Europa (oro en 2013, 2017 y 2019, plata en 2023 y bronce en 2015) junto con 2 medallas en campeonatos del mundo (plata en 2018 y bronce en 2014) y la medalla de plata conseguida en los juegos olímpicos de Rio de Janeiro en 2016.
Y con las categorías inferiores de la selección en las que jugó de 2007 a 2012 sumó otro puñado de medallas, plata en el campeonato de Europa sub-16 de Letonia en 2007, oro en el campeonato de Europa sub-16 de Polonia 2008, oro en el campeonato de Europa sub-18 de Suecia 2009, plata en el campeonato del mundo sub-19 de Tailandia 2009, plata en el campeonato de Europa sub-20 de Letonia en 2010, plata en el campeonato de Europa sub-18 de Eslovaquia en 2010, oro en el campeonato de Europa sub-20 de Serbia 2011, plata en el campeonato del mundo sub-19 de Chile 2011 y oro en el campeonato de Europa sub-20 de Hungría 2012.
Una jugadora insustituible
Y es que no solo por su palmarés si no por su entrega dentro de la cancha se ha convertido por derecho propio en una de las jugadoras más importantes que ha dado el baloncesto español y que deja un enorme hueco en el juego interior de la selección que va a ser muy difícil poder suplir.
Y es que Laura Gil, a parte de la jugadora de las canastas imposibles, durante su trayectoria siempre ha sido una jugadora capaz de aportar en cada momento lo máximo al equipo, siendo la reina de los intangibles cuando las cosas van bien y la primera en echarse el equipo a las espaldas cuando no van tan bien.
Y aunque me puedan acusar de tener debilidad por ella, sí, lo reconozco, es una de mis grandes debilidades y una jugadora a la que siempre he defendido de aquellos que dicen que no mete una cuando falla una canasta “fácil”. Quien no va a querer una jugadora como Laura en su equipo, una jugadora que ni las mejores atacantes ni las mejores defensoras quieren tener enfrente, que ahoga a las rivales con su defensa y a las que nunca deja de sorprender en ataque.
Con Laura Gil solo hay una cosa que hay que hacer, y es darle las gracias por todos los años de sacrificio, dedicación y lucha que nos ha regalado.
