agosto 24, 2025

Solo dos descensos en Primera FEB

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El verano del baloncesto español ha estado lejos de ser tranquilo. La vorágine de decisiones, recursos judiciales, cambios de última hora y reajustes federativos ha terminado afectando de lleno a la Primera FEB, que vivirá una temporada atípica con 17 equipos en liza y, lo más relevante, con solo dos descensos al término de la liga regular. Una alteración en las bases de competición que, aunque forzada por las circunstancias, supone un verdadero balón de oxígeno para los clubes más modestos y, en especial, para los recién ascendidos, que verán aliviada la presión competitiva en un curso ya de por sí lleno de incertidumbres.

Todo empieza en Sevilla

La raíz de todo está en el culebrón del Real Betis Baloncesto. El conjunto sevillano, rebautizado de nuevo como Baloncesto Sevilla, logró en la pista el ansiado ascenso a la Liga Endesa en la Final Four disputada en Madrid a principios de junio. Sin embargo, los despachos se encargaron de cambiar el guion. La ACB, firme en la aplicación de sus estatutos, negó la inscripción a la entidad verdiblanca por no cumplir en plazo y forma con los requisitos económicos exigidos: un presupuesto mínimo de dos millones de euros, una auditoría favorable que garantizara su viabilidad y el pago del valor de participación cifrado en 664.052 euros. La noticia de que el club sevillano no solo había abonado esa cantidad con un día de retraso, sino que tampoco había superado el informe de auditoría, cerró de golpe las puertas de la élite.

La consecuencia inmediata fue la invitación al Covirán Granada, recién descendido, para mantener los 18 equipos en la ACB. Los nazaríes, que ya habían despedido la temporada con lágrimas tras su descenso matemático en mayo, encontraron de repente una inesperada segunda vida que les permite seguir un año más en la máxima categoría. El Betis, en cambio, quedó en tierra de nadie: fuera de ACB y rechazando la plaza en Primera FEB, pendiente de una resolución judicial que, tras la negativa del juez de Barcelona a conceder medidas cautelares, amenaza con abocarlo directamente a la desaparición.

Un rompecabezas

En medio de este terremoto, la FEB se vio obligada a recomponer sus competiciones. La Primera FEB, antigua LEB Oro, se quedó con 17 equipos y, por tanto, con un calendario desequilibrado y con la necesidad de adaptar su sistema de descensos. La Comisión Delegada aprobó entonces una modificación excepcional: esta temporada, en lugar de tres equipos, únicamente perderán la categoría dos, concretamente los que terminen en los puestos 16º y 17º. Una medida de urgencia que busca compensar la anomalía y que tendrá, de rebote, un impacto significativo en la lucha por la permanencia.

Para los clubes más modestos, especialmente los que llegan desde Segunda FEB, la noticia no puede ser más positiva. El salto a Primera FEB supone un reto mayúsculo en todos los sentidos: deportivo, económico y estructural. Afrontar una liga con presupuestos dispares, viajes más largos y plantillas reforzadas por jugadores con experiencia en la élite convierte la permanencia en una carrera de obstáculos. Reducir el número de descensos, aunque sea de manera coyuntural, les otorga un margen extra de confianza y un colchón que, en algunos casos, puede marcar la diferencia entre sobrevivir o volver de inmediato al pozo de la Segunda FEB.

Un cierto alivio

No es lo mismo competir con la espada de Damocles de tres plazas de descenso que con dos. En una liga tan igualada como suele ser la Primera FEB, donde cada victoria pesa como el oro y los presupuestos marcan distancias, esa reducción amplía las posibilidades de que proyectos modestos logren asentarse. Se podría decir que la Federación, obligada por las circunstancias, ha terminado favoreciendo a quienes más lo necesitan: los que juegan con menos recursos, los que luchan por profesionalizarse, los que se esfuerzan por consolidar un proyecto que no siempre tiene detrás el respaldo de un gran ayuntamiento o de un patrocinador potente.

Por supuesto, la medida no está exenta de debate. Hay quien opina que adulterar las bases de competición a mitad de verano da una imagen de improvisación que el baloncesto español no puede permitirse. Otros consideran que, en justicia deportiva, no puede ser que la suerte de unos clubes dependa de los incumplimientos de otros. Pero también es cierto que el contexto obliga: mantener tres descensos en una liga de 17 hubiera sido un despropósito, pues se habría penalizado en exceso a los de abajo en un formato ya de por sí distorsionado.

Aviso a navegantes

En el fondo, lo ocurrido es un reflejo de las tensiones que arrastra el baloncesto español entre la exigencia de la élite y la fragilidad de las categorías de acceso. Lo del Betis, convertido en Baloncesto Sevilla, es un aviso a navegantes: sin una economía saneada y un proyecto sólido, el sueño de ascender a la ACB puede convertirse en una pesadilla. Y lo de Granada, salvado en los despachos tras caer en la pista, muestra hasta qué punto los equilibrios de las competiciones dependen no solo de resultados deportivos, sino de decisiones políticas y financieras.

En definitiva, esta Primera FEB 2025/26 se jugará con una particularidad histórica: dos descensos en lugar de tres. Una medida excepcional que no se repetirá —el año que viene, con tres ascensos y la recuperación de los 18 equipos, se volverá al formato habitual—, pero que cambiará por completo la forma de afrontar la temporada para muchos equipos. Los grandes seguirán peleando por el ascenso, como siempre, pero en la parte baja habrá un respiro que puede significar la diferencia entre la consolidación y el descalabro. Y en un baloncesto cada vez más exigente, cualquier alivio cuenta.

Fotografía de la FEB

Autor: Vicenç Ropero

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