Che, ¡Qué Quilombo!

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Argentina fuera de los Juegos Olímpicos

16 de agosto de 2016 Manu Ginobili con un balón en las manos y las lágrimas casi saltadas, se abraza con Fabrizio Oberto, por aquel entonces comentarista de ESPN, después de la derrota de Argentina frente a Estados Unidos en los cuartos de final de los juegos de Rio. 15 de septiembre de 2019, Luis Escola se baja del podio con la medalla de plata al cuello en el mundial de China. Dos imágenes separadas por tres años que certifican el final de una generación única, no solo en el baloncesto argentino también en el mundial la “Generación Dorada”. Unos jugadores llenos de épica que nos dejaron momentos que están el inconsciente colectivo, el aplauso de todos los conjuntos en el hotel tras derrotar a los NBA por primera vez en suelo americano en Indianápolis, la “palomita” de Manu frente a Serbia y claro está, la medalla de oro en Atenas después de vencer de nuevo a los EEUU. Lamentablemente todo aquello ya solo son recuerdos y de recuerdos nadie vive.

Una historia que no viene de ahora

Mas allá de como decía el ex presidente de la AFA Julio Grondona: “Querido, esto depende si la pelotita da en el palo y entra o da en el palo y se va fuera”, (por favor cambien palo por aro y aplíquenlo), hay una serie de condicionantes externos que pueden explicar en parte, el desastre de la no clasificación argentina. Para ello, debemos desafiar las leyes de la física y volver al pasado. Corría el año 2014 y a los mandos de la CAB (Confederación Argentina de Baloncesto), se encontraba Germán Bacaro, que llevaba en el cargo desde 2008, una gestión solida a pesar de algunas idas y venidas, pero de repente, salto el escándalo. Bacaro fue juzgado por Administración Indebida por desviar fondos destinados a la CAB y por vender paquetes de entradas de manera particular para el mundial de España de ese año, ante esto los jugadores se plantan y dicen que si sigue el presidente ellos no juegan el mundial , con este panorama el Secretario de Deportes fuerza la dimisión de Bacaro, el gobierno interviene la CAB nombrando  a Federico Susbielles como interventor, para apagar el fuego institucional, sanear las cuentas del organismo y lo más importante tranquilizar a los jugadores. Susbielles logra todos los objetivos y en 2016 gana las elecciones por unanimidad, trayendo un periodo de calma y crecimiento en el seno de la federación argentina. Se esperaba, que este periodo llegase hasta los juegos de Tokio, pero no fue así, en 2019 Federico cambia el baloncesto por la política y dimite de forma sorpresiva. Todos los fantasmas y toda la inestabilidad en el seno de la selección vuelven con la llegada de Fabian Ricardo Borro a la presidencia, se pelea con las vacas sagradas de la generación dorada acusándolos de golpistas y solo la enorme labor de Sergio “oveja” Hernández, pudo calmar las aguas y conseguir el milagro que supuso el mundial 2019. Sergio, se baja a mediados de 2021, por no poder aguantar la inestabilidad reinante y cansado de ser el único ancla, más zozobra. Ante la zozobra Borro confía en la experiencia de Néstor” Che” Garcia lo cual fue como apagar un incendio con gasolina. Ningún jugador estaba de acuerdo con los métodos de Néstor y mucho menos con su “falta de profesionalidad”, tras que los jugadores denuncien ante la CAB que antes del partido con Bahamas, correspondiente a las ventanas de 2022, el entrenador no llego a dirigir el entrenamiento matutino fue destituido al finalizar el encuentro y reemplazado por un icono: Pablo Prigioni, que cosas del destino, fue apeado  por el propio Che de este mundial al caer derrotado frente República Dominicana, selección que actualmente dirige García. Toda esta inestabilidad, cambios, cruces de acusaciones, pese a a la tirita del campeonato de las Américas 2022 no presagiaban nada bueno para la lucha por las olimpiadas.

Ocurrió lo que nadie pensaba, pero todos en el fondo sabían

El declive institucional, normalmente, va ligado al deportivo y los argentinos no se iban a librar de este axioma. Todos sabemos que el éxito o fracaso en los campeonatos de selecciones depende, salvo en raras excepciones, de la calidad de la generación que represente al país, aunque una buena estructura en categorías U y, el numero que deseen poner, ayuda a que la diferencia no sea tan notable a veces es cuestión de puro azar. Dicho esto, la diferencia entre la “Dorada” y la actual es abismal. Un contra argumento puede ser argentina tiene jugadorazos, efectivamente los tiene, pero por ejemplo carece de un 2 de garantías si no está Vildoza , la falta de un 5 de jerarquía obliga a Brusino o Garino a ocupar ese puesto, ya que ni Fernandez ni Chapero  están a la altura de lo que exige la albiceleste y Roveres aún es una promesa. La ausencia de Laprovittola deja a Campazzo como Clark Gable sólo ante el peligro, como único base capaz de afrontar una competición a alto nivel, ya que inexplicablemente Juani Marcos no es del agrado de Prigioni. Con estos mimbres, Argentina llegó a Santiago del Estero para jugarse el pase a la siguiente etapa para ir a París, en semis elimino a Chile y en la final le esperaba Bahamas, que contaba en sus filas con 3 jugadores Top NBA:  DeAndre Ayton, Budy Hill y Eric Gordon que junto Travis Munnings se bastaron para mandar a la lona a los Argentos. Con todo esto se consuma el desastre para el baloncesto argentino que obviamente traerá consecuencias, a parte de la habitual, que es cortarle la cabeza al entrenador, ¿Habrá un debate profundo y un cambio en la CAB? ¿Tomarán Cartas en el asunto los pesos pesados de le generación dorada? Estas preguntas tienen que ser resueltas, a la mayor brevedad ya que 2027 se acerca inexorablemente y dudo que el baloncesto argentino esté dispuesto a  fracasar 3 veces seguidas

Fotografía: The Sporting News

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