Desastroso, de auténtica vergüenza

Lo ocurrido ayer en el Pabellón Multiusos “Ciudad de Cáceres” es algo que ya se preveía. Tan solo se trata el mal colofón de lo ya avisado con anterioridad. Es decir, que no jugamos con el hecho de hablar cuando todo ha pasado. Porque nosotros hemos escrito que sí, que íbamos primeros pero que no se estaba jugando bien.

No se trataba de ganar el partido

La historia no es que ayer tuviéramos que ganar el partido. La historia es que teníamos que ganar de más de 7 puntos, que es la diferencia que nos dejamos en Huesca.

Y en el partido de ayer sucedió la misma dinámica que siempre. Ir a remolque y después intentar hacer la heroicidad. Si bien es que en el partido de ayer no llegamo s a perder de 24. Tan solo de 14 (uso ironía).

Y no hablo del partido de ayer porque otros razones me impidieron ir a verlo. Pero si hiciéramos un gráfico de los últimos 7 partidos, esos gráficos serían iguales en sus curvaturas.

Y no, pero en algo sí. No echo en desprecio el mérito de acabar los primeros en la temporada regular. Cosa que se ha dicho desde la tribuna de las ruedas de prensa por activa y por pasiva. Y la verdad que es cierto que quedar los primeros tiene su mérito, pero eso no te salva de la vergüenza del demérito posterior.

Una ruina tras la Salud de Archena

Porque desde el partido contra la Salud de Archena, todos los partidos han rozado el ridículo. Quizás tan solo salvemos uno de ellos. Y en esas condiciones no se puede competir.

Sí, la lesión de Erikas Kalinicenko fue literalmente una putada. Pero es algo con los que los clubes deben contar. Y el Cáceres Patrimonio de la Humanidad no ha sabido reponerse a esa pérdida.

Eso y que tenemos un equipo “viejo”. Experimentado pero viejo, a los que una competición de 26 jornadas se les ha hecho larga. Donde el club tiene que fichar a un jugador por caprichos del dinero. Donde se ficha a una perla del baloncesto cacereño y no se usa; donde se ficha a un tío de 21 años y 2,07 metros y no se usa.

Y no me meteré yo en la cabeza del que dirige el banquillo porque sé lo que se sufre y sé que a veces las ideas tomadas no son las adecuadas, pero si me meto en el área que cubro que es escribir desde mi perspectiva, acertada o no, de lo visto.

Y desde aquí, de manera personal, todo mi apoyo a un tío de los pies a la cabeza que sé cómo trabaja, Joaquín Rodríguez, al que solo echo en cara el no tomar la decisión del relevo en el banquillo cuando esto tenía solución.

Y no soy de los que piensan que esta temporada iba a ser fácil, ni hace falta que lo remarquen desde fuera. Es difícil porque hay equipos increíbles. Pero nosotros no hemos dado la cara. No hemos estado a la altura de los 2780 aficionados que ayer fueron a animar al pabellón.

Me alegro, sobre todo por mi amigo Lysander Bracey, quien fuera jugador del Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Quizás sea lo único que me alegre de la victoria de ese equipo.

Ruedas de prensas post partido

Y también lo que me choca, quizás ya no, es la ausencia de las ruedas de prensa de los dos últimos partidos que se han jugado fuera de casa. No acabo de entender por qué no se han hecho públicas.