Estudiantes se agarra al drama

Imagen Movistar Estudiantes
1 | 2 | 3 | 4 | T | |
---|---|---|---|---|---|
MOV | 19 | 13 | 25 | 29 | 86 |
GIZ | 21 | 12 | 25 | 26 | 84 |

Movistar Estudiantes
86
1 | 2 | 3 | 4 | T | |
---|---|---|---|---|---|
MOV | 19 | 13 | 25 | 29 | 86 |
GIZ | 21 | 12 | 25 | 26 | 84 |
84

Inverready Gipuzkoa Basket

Movistar Estudiantes
86
-
84

Inverready Gipuzkoa Basket
-
Q1
19- 21
-
Q2
13- 12
-
Q3
25- 25
-
Q4
29- 26
El Movistar Estudiantes ya acaricia la Final Four de ascenso. Lo hace tras imponerse por un ajustado 86-84 al Inveready Gipuzkoa Basket en un partido agónico, vibrante y marcado por la polémica arbitral, que acabó decantando la balanza en favor del conjunto colegial. En un ambiente tenso, contenido y con una ansiedad evidente en el rostro de los locales, el Estu remontó un marcador adverso en el último minuto gracias al carácter —y a la sangre fría— de Jayson Granger, que emergió en el momento más caliente para firmar una secuencia de cinco puntos en apenas nueve segundos, rubricando una victoria que deja a los de Lezkano a solo un triunfo de la Final Four.
El partido no fue fácil. De hecho, durante muchos minutos el dominio fue guipuzcoano, tanto en el marcador como en sensaciones. El GBC, herido pero no vencido tras la derrota del viernes, aprendió rápido de sus errores y firmó un encuentro tácticamente impecable. Con un plan de partido preciso y una ejecución disciplinada, los de Mikel Odriozola llevaron el duelo al terreno mental, al barro del playoff, a ese espacio donde Estudiantes tantas veces ha flaqueado en los últimos años.
Y, por momentos, pareció que esta vez la historia se repetiría.
El GBC marca el paso con orden y acierto
Desde el salto inicial se notó que Gipuzkoa había ajustado. No solo a nivel táctico, sino en su actitud colectiva. Defensivamente sólidos, más agresivos en la primera línea y con mejores ayudas en el poste, los visitantes supieron controlar el tempo del partido. En ataque, el tándem formado por Xavier Johnson (19 puntos) y Daishon Smith (17) ofreció continuidad, movilidad y acierto. Smith firmó un primer cuarto brillante, con 9 puntos y muy buenas decisiones, mientras que Johnson fue ganando presencia en el juego con el paso de los minutos, aprovechando los espacios y la menor contundencia defensiva del Estu.
Los madrileños, por su parte, empezaron ya con síntomas de bloqueo, especialmente desde el perímetro. Cerraron el primer acto con un pobre 2 de 13 en triples y muchas dudas en la circulación. Al descanso, 32-33, pero con la sensación de que Gipuzkoa había logrado sacar al Estudiantes del partido que querían jugar.
El tercer cuarto trajo los mejores momentos del equipo vasco, que llegó a disfrutar de una ventaja de 10 puntos (34-44), haciendo saltar las alarmas en el banquillo colegial y en una grada del Movistar Academy Magariños que vivía con creciente inquietud cada jugada. Sin embargo, el Estu reaccionó a base de fogonazos y corazón. En dos minutos de inspiración, redujo la diferencia a la mínima (46-47) y dejó el tercer cuarto abierto gracias a un triple milagroso de Ansorregui desde medio campo que fijó el 57-58 en el marcador.
Una recta final para el recuerdo… y la polémica
El último cuarto fue una montaña rusa emocional, con alternancia en el liderazgo, acciones de mérito en ambos lados y una tensión que se cortaba con cuchillo. Pero todo se decantó en los últimos 49 segundos, con el marcador señalando un peligroso 80-83 tras una canasta acrobática de Johnson que parecía dar aire al GBC.
Entonces llegó el momento clave del encuentro, una jugada que quedará grabada en esta serie por su impacto y por la controversia que generó. Granger penetró hacia la canasta, recibió una falta de Lucas N’Guessan, y justo después, cuando ya estaba sancionada la acción, Mateo Díaz agarró y tiró hacia abajo el brazo del base uruguayo, impidiendo una hipotética continuación. Antideportiva.
Una decisión con la que no estuvo de acuerdo nadie en el banquillo del Gipuzkoa. “Como el partido lo echan por Movistar y después del partido se pueden ver las cosas… antes de la antideportiva y técnica hay una falta, pero nosotros no la dibujamos como Granger que casi acaba en el sitio y hubiese sido un 2+1 que no se pita y en la siguiente acción una falta de Lucas que es falta, Mateo va a por el balón y pitan antideportiva y nos comemos 4 tiros libres. Creo que en esta liga o alguien hace un esfuerzo por poner el Instant Reply o hay que explicarles a los árbitros que todos merecemos un respeto claro y una situación que es tan dudosa por no decir que no pasa.” Declaraba Mikel Odriozola al final del encuentro, que vio cómo el partido se escapaba de las manos entre protestas e incredulidad.
No quedó ahí. Tras la antideportiva, Granger fue sancionado con una técnica por dirigirse a Díaz despectivamente, lo que implicó cuatro tiros libres para Estudiantes (tres anotados por Granger), uno para el Gipuzkoa, que encestó el base visitante, más balón para los locales. Y lo que es peor para GBC: un vuelco total al partido. En cuestión de segundos, el marcador pasó a un 85-84 demoledor para los vascos, que acabaron cediendo sin poder encontrar una última respuesta. Smith erró en la jugada final y Estudiantes celebró un triunfo agónico que vale su peso en oro.
Granger, de villano estadístico a héroe del clutch
El héroe del partido fue Jayson Granger, pero no lo fue por firmar un gran encuentro. Todo lo contrario: hasta los últimos minutos, su partido era un desastre estadístico. Cerró con 14 puntos, pero 8 de ellos llegaron en el último cuarto. Su hoja de tiro hasta entonces era demoledora: 3 de 14 en tiros de campo y 0 de 7 en triples. Sin embargo, cuando más lo necesitaba su equipo, emergió su experiencia, su carácter y su personalidad. Asumió la responsabilidad, anotó tres tiros libres con hielo en las venas, sumó una canasta decisiva a media distancia y lideró emocionalmente a un grupo que parecía vencido por la presión.
Fue, en definitiva, el momento Granger, ese que justifica fichajes y sueldos, ese que convierte un partido normal en una cita para el recuerdo.
Gipuzkoa cae de pie y se agarra a la esperanza
El GBC se marcha herido, pero con la cabeza alta. Porque compitió como se exige en playoff, porque tuvo el partido en su mano y porque ha demostrado que puede ganarle al Estudiantes incluso en su casa. Solo pequeños detalles y la tormenta emocional final le impidieron firmar el empate. La serie viaja ahora a Donostia con el 2-0 favorable a los madrileños, pero con todo aún por decir.
Este viernes 23 a las 20:30 horas, en el Amenabar Arena, el Gipuzkoa Basket buscará alargar la serie y romper el guion previsto, mientras que el Estudiantes intentará sentenciar sin necesidad de un cuarto partido. Pero lo que ya está claro es que la eliminatoria ha subido de temperatura, y que la batalla emocional será, a partir de ahora, tan determinante como la táctica.
86 – MOVISTAR ESTUDIANTES (19+13+25+29): Granger (14), Schmidt (5), Rubio (0), Alderete (9), Kravic (7) -cinco titular-, Andric (7), Sola (0), Alonso (2), C. Díaz (0), J. Rodríguez (16), Garino (16) y Barro (10).
84 – INVEREADY GIPUZKOA (21+12+25+26): Smith (17), Johnson (19), Sturup (0), A. Martínez (11), N’Guessan (11) -cinco titular-, Carralero, Zubizarreta (0), M. Díaz (7), Motos (5), Ansorregui (10), Nicolau (4) y E. Martínez.
Árbitros: Lema, Checa y Gómez.
Pabellón: Movistar Academy Magarinos; 1.459 espectadores.
Fotografía de Movistar Estudiantes
