¡Qué bueno que volviste!
A día de hoy, y una vez asimilada la noticia de la vuelta de Rebecca Allen, me gustaría escribir sobre ella y sobre su año más duro.
Y es que, para Rebecca Allen la temporada 2022 / 2023 va a ser sin duda recordada, y no solo por las lesiones que sufrió.
El horror al que se ha tenido que enfrentar:
La historia comienza con la renovación un año más entre la jugadora y el equipo valenciano, con el objetivo de seguir llevando al equipo a lo más alto en su primer paso por la EuroLeague Women. Desafortunadamente, ese sueño se vio completamente truncado.
Pero, para hablar de ello y contextualizar lo ocurrido, debemos remontarnos al verano pasado; donde nuestra “Aussie” favorita disputaba la competición WNBA con el equipo de “New York Liberty”.
Recuerdo la sensación de felicidad que me invadió en el cuerpo en el momento en que me compré el pase para poder disfrutar de sus partidos en la WNBA, y cómo poco a poco la alegría se transformó en angustia y miedo al ver que cada 2 por 3, Bec sufría algún golpe desafortunado que la llevaba a abandonar la pista..
Desde el choque con Victoria Vivians, que la llevó a ausentarse unos días a causa de una herida en la barbilla, hasta su posterior desaparición debido a que el diagnóstico fue erróneo. Por ello, Allen permaneció apartada de las pistas más de 25 días, por una conmoción cerebral fruto del choque inicial con la estadounidense.
En su vuelta, citada el 3 de julio, no pudo disputar más de cinco minutos debido al desgraciado codazo que sufrió por parte de la jugadora Ogwumike y que aterrizó de nuevo, en esta malaventurada barbilla que parecía adquirir el protagonismo por encima de la jugadora australiana. Dicho desencuentro duró unos 10 días, hasta que la jugadora pudo volver para terminar casi sin problemas la temporada.
Un verano que parecía estar gafado, pero que sin embargo fue el precedente de todo lo que se le venía encima a la jugadora. Para conocerlo, volamos hasta Sidney, Australia, de la mano del mundial que se celebraba en “casa”.
La jugadora pudo disputar sin problemas los primeros encuentros, firmando de promedio más de 10 de valoración en una fase de grupos a priori nada sencilla para las anfitrionas, apoyadas por su imponente afición en el regreso de la jugadora Lauren Jackson.Sin embargo, la pesadilla volvió, y más fuerte que nunca, en un final que nadie podría haber imaginado.
Estamos hablando del partido que enfrentaba a las locales con Serbia en el tercer partido de la fase de grupos. Un encuentro que, de haberlo sabido, Rebecca Allen no habría querido jugarlo ni aunque le asegurasen el oro con su participación.
De entrada al partido, la jugadora se tuerce el tobillo; lo cual no impidió que volviera a pista a jugar el apretado encuentro que estaba teniendo lugar en el pabellón de Sydney para firmar su mejor actuación, anotando 16 puntos hasta el momento de la catástrofe. Y sí, catástrofe porque la jugadora sufría un fuerte golpe en sus costillas provocado por una rodilla rival en una lucha por el balón.
A pesar de los intentos por volver a hacerle jugar en cuartos de final, frente a Bélgica, y en semifinales, frente a China… Rebecca únicamente pudo disputar 3 y 14 minutos respectivamente. Frente a dicha situación, el equipo médico de Australia mantenía su versión de los hechos y reiteraba que se debía al fuerte golpe que sufrió, puesto que no se apreciaban daños estructurales.
No fue hasta diez días después de la finalización del campeonato, que Valencia Basket emitía un comunicado sobre el estado de la jugadora australiana, afirmando que se trataba de una rotura de dos costillas sumado al neumotórax confirmado por el equipo médico australiano. Frente a un neumotórax, resultaba imposible viajar debido a la presión del avión, por tanto la jugadora debía realizar su recuperación en Australia.
Así pues, no se supo nada de Bec hasta que ella misma confirmó que había sido intervenida con éxito para drenar ese neumotórax que no había sido capaz de reabsorberse por sí mismo en el plazo inicial de seis semanas.
Después de ello, no se obtuvieron noticias hasta iniciado el año 2023, dónde la jugadora se atrevió a compartir sus progresos en el gimnasio y en su recuperación activa. No obstante, y a pesar de poner todo su empeño en su recuperación, para poder llegar a los últimos encuentros con el Valencia Basket, tuvo que acabar renunciando a la posibilidad en lo que se consideró un acuerdo mútuo para que el club pudiera fichar a otra jugadora en su posición, y ella pudiera centrarse en la recuperación.
Al fin, vuelve a casa:
Tras haber llevado de la mejor manera posible su recuperación, y como pudimos conocer hace apenas unos meses, la jugadora australiana ha firmado su vuelta para poner frente a la segunda temporada del equipo en EuroLeague Women, y tras haber sido campeonas de liga en el pasado mes de mayo.
Bajo mi punto de vista, la vuelta de Rebecca Allen ha llenado de felicidad y luz todas las esquinas de Valencia. Y es que, Bec es todo lo que está bien. Por ello es una de las jugadoras más queridas por la afición valenciana, que estoy segura que celebrará su vuelta como si de un título nuevo se tratase. Porque no hay mayor logro para un club o un equipo que ver cómo la afición se une en las alegrías y desgracias con sus jugadoras, con sus referentes. Y la australiana es el ejemplo perfecto de referente que deberían tener todos los niños y niñas que están cumpliendo su sueño pero que en algún momento de él, se encuentran con un bache o una piedra tan grande, que te planteas la posibilidad de abandonar.
Si hay algo que Allen ha enseñado al mundo, es que de todo se sale, y que si tu vida de pronto se convierte en una pesadilla, también puedes salir de ella. Con más ganas, con más fuerza, con más ganas de sonreír.
Y por eso, desde que sabemos de su vuelta, Valencia entera vuelve a sonreír. Y yo, personalmente, me encuentro contando los días que quedan para poder verla y abrazarla de nuevo,y decirle (en ese inglés tan mío), lo mucho que la he echado de menos.
Foto del instagram @bec.allen9