mayo 19, 2024

Nuevos pasos se empiezan a dar. Ya las vacaciones terminaron. El Pabellón Multiusos se vuelve a llenar de botes. Ecos de los botes por la soledad del aficionado distante, rompen el tosco silencio del estío, con alguna que otra voz.

Un Pabellón que debería llamarse en su máxima definición Palacio, pues es la categoría merecida a semejante espacio deportivo.

Los inquilinos son diferentes a los del curso pasado en su mayoría. La ilusión crece a pasos agigantados esperando con ansia ese momento de volver a entrar por las puertas de cristal y correr a ocupar un sitio cercano a la madera para poder vislumbrar quiénes son los poseedores de los números que deambulan y bailan al sol de la batuta de Roberto Blanco.

Desde hace unos días las agujetas hacen presencia en cuerpos que han estado merecidamente inertes por descanso. Un verano que para ellos termina en el mes de agosto cuando el sol en Cáceres aprieta de lo lindo.

Las botellas de agua se agotan en el inicio de unos entrenamientos intensos en trabajo físico y así poder coger la onda y la dinámica para el bonito mes de septiembre que ha de venir.

Caballeros, sin caballos, y bellas damas se acercan a las oficinas para seguir retirando sus carnets de socios y así aumentar el número de “culos” que cada fin de semana ocupen los asientos de un mítico pabellón que sigue recelando y gritando al ciudadano la necesidad de su presencia para que el proyecto se cumpla.

Ansias de que la única rutina que nos gusta, la temporada, quiera comenzar y que el baloncesto nos inunde de alegrías (victorias) y de que sepamos conllevar las tristezas (derrotas).

Ganas de ver la capacidad del nuevo proyecto con esta nueva gente que ya viste los colores de un verde y negro intenso con el reflejo sombreado de una inimaginable Parte Antigua.

Ya no hay marcha atrás. Ya el trabajo está hecho. Fichajes, a falta de algún retoque, completados. El equipo ha echado a andar. Las sonrisas abundan entre los “corredores de un parquet” hasta ahora aburrido.

A lo que el aficionado se une con un ensordecedor: ¡Vamos Cáceres!

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