Dos que ponen su granito

No es la primera vez que hablamos de la crisis del deporte más minoritario o, mejor dicho, que no sea el fútbol. Es decir, en este caso, el baloncesto. Y es cierto.
¿Cuántos clubes se han caído por el camino? Campus Promete, C. B. Alcobendas, Basket Navarra y un sinfín de ellos por no poder afrontar los gastos que toda una temporada supone.
Pero no hablaré de lo que está lejos de mí cuando mi cometido es hablar de lo que puedo abarcar y de lo que me concierne. En este caso es lo que alcance un par de kilómetros o tres entorno al mal llamado Pabellón Multiusos.
Y quizás me ponga hasta romántico
Porque el baloncesto en Cáceres no es ni lo que era, ni mucho menos. Ese baloncesto que conocimos tanto en ACB como anteriormente ya no está. O como mal menor debe estar hibernado, esperando los resultados que nos hagan salir de casa.
Y por estos comentarios que ya hice tiempo atrás, algunos entraron con estoque en mano a fulminarme. No lo consiguieron.
Es una pena ver el pabellón que tenemos, un pabellón digno de cualquier competición europea al que la gente no acude. Quizás hace mucho que no consigamos ni un tercio del aforo total.
Y ¿qué hacemos?
Esa es la gran pregunta que me hago. ¿Alguien está obcecado en intentar llenar el pabellón? Yo creo que no.
Yo creo que uno de los objetivos primordiales de todos esos que pueden hacer algo es recobrar “la cultura del baloncesto”.
Un día, tuve la suerte de entrevistar a Antonio Maceiras. Al que pregunté, estando yo cubriendo en Sevilla al Cajasol para Planeta Deporte, qué que debía hacer el club para atraer aficionados al pabellón. Y Antonio fue rotundo: “tienen que salir a vender entradas”.
Dos grandes
Y la razón de este artículo es que hay dos grandes que, sin quererlo, están colaborando a recuperar esa cultura del baloncesto. Y los ensalzo sin temor, porque además de ser dos grandes, los quiero y los aprecio. Adriá Alonso y Joaquín Rodríguez, piezas fundamentales en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que ayer se acercaron a ver al Al-Qázeres en el Pabellón Serrano Macayo. Y donde se dejaron ser fotografiados con aficionados y por alguna prensa que por allí andaba.
Y cierto es que no es la primera vez. No es este un único caso. Son dos personas que con su presencia ya influyen en la atracción de los aficionados.
¡Olé por ellos!
Un ejemplo del que todos debemos aprender. Porque para llenar un Serrano Macayo, o un Multiusos, no es solo cosa de un Cáceres Patrimonio de la Humanidad o de un Alter Enersun Al-Qázeres que hacen lo imposible por el lleno absoluto. Este tema debe ser problema de todos.

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