Grata visita… siempre

Ver por Cáceres algo que se llame C. B. Coria, que tenga que ver con el club o algo incluso que venga vestido de tintes blancos, amarillos y azules, a mí me emociona. Y lo digo desde el más puro corazón por el cariño y trato que siempre me han dispensado.

Es curioso el paso de los años. El paso del tiempo es el que me sigue machacando. Aún recuerdo a estos grandes jugadores en mi época allí. Eran unos simples niños y ahora ya vienen hechos unos hombres. Ya todos se afeitan, aunque algunos necesitan pasar por peluquería, ¡eh, Chema!

Ya algunos con la carrera terminada, o casi terminada. Tíos, me hacéis sentir viejo.

Y es que por desgracia llegará ese día en el que otra visita se produzca en un futuro y ya no conozca a nadie de los que formen esa plantilla a nivel de jugadores o de cuerpo técnico. Todos ellos siempre amigos.

Y seguro que aquellos que no me conocen habrán preguntado pero ¿quién es este tío? Y la respuesta es fácil. Este tío lo que le pasa es que está enamorado de vuestro club. Y no le da vergüenza gritarlo a pleno pulmón.

Es un orgullo recibiros, chicos. Es un puñetero orgullo ver a Jesús, al coach, y darnos el abrazo que nos dimos. Jesús, eso emociona. Y perdonarme, a muchos de vosotros os negué la mano. No lo siento. Porque me niego a daros la mano. Yo necesito de cada uno de vosotros un abrazo.

Cebo (padre), tío, la admiración y cariño que tengo por ti, lo que me has ayudado allí y lo que me ayudas cada vez que recurro a ti… habría que inventar palabras para definirlo. Para mí has sido, eres y serás maestro.

Hablaría de todos. De Manu, Antonio, Chema, el siempre sonriente Pablo, Antonio con su gran timidez. Por no hablar de los Cebolla que seguro que Juanma se preguntará que porque le tengo tanto cariño si no hemos coincidido casi. Tenlo claro, Juanma, eres Cebolla. Todo dicho.

Pero si quiero pararme especialmente con Joaquín, y se me pone la carne de gallina. Quizás máximo representante de ese brutal cariño. Esos piques allí, esos retos que un día me gustaría jugar contigo, a sabiendas que siempre perderé, pero seré yo quien diga, yo he jugado con ese gran jugador. Ese gran respeto que se te nota hacia mí. Es que dentro de la pista eres un monstruo pero fuera eres todavía más grande, cabrón.

Yo quiero ese 1×1. Las rodillas no me responderán, el cansancio me pasará factura. Pero te lanzo el reto para que yo disfrute ese momento y tu mueras de risa por al situación. Gracias por tu trato.

Escribir todo esto me emociona. Ya lo sabéis. Como también me emocionaba ayer con vosotros. Ayer vosotros no fuisteis los grandes. Ayer fui yo el que se sintió el más grande por estar con vosotros. Y eso lo llevo dentro.

Un día escribí esto y hoy os lo recuerdo:

Diría mil nombres

Pero… me faltó Marta. Le dais un abrazo de mi parte.

Y a todos los padres y técnicos. La próxima vez que vengáis sin vuestras mujeres, os vais para atrás con patada incluida.

Si en la previa hice un merecido homenaje a Cebo grande, permitirme este otro.

Yo tengo un padre en Coria

Bigotes, me alegra que me hablen de ti y que me digan que poco a poco te vas incorporando a lo tuyo que es el baloncesto. Sé que andas jodido de salud. Lo sé y lo sufro aunque no te llame y eso es fallo mío pues debía hacerlo.

Yo tengo un padre en Coria. Eres tú. Me recibiste con los brazos abiertos, con una sonrisa, una charla, o incluso hasta un toque de atención. Fuiste un reflejo totalmente paterno para mí. Y tú no te puedes calificar como amigo. Tú para mí eres la puta hostia. Todo mi respeto vaya para ti, Javi.

Te acuerdas Javi, en ese blog que tengo que un día escribí esto:

Utopías, sueños y realidades

Acerté de pleno. Te deben una estatua a la entrada del pueblo. Te la deben y si tengo que proponerlo desde aquí, lo haré. Y sabes que si me pongo lo consigo.

Lucha contra lo que tienes por delante. Lucha fuerte, porque nos queda mucho por vivir. Y quiero vivir momentos maravillosos contigo y con todos estos gamberros que ayer me acompañaron.

Javi, Cebo, Jesús, Joaquín y a todos los presentes y los que no pudieron venir, con lágrimas en los ojos… Os quiero.

Eternamente agradecido.