El Fibwi se queda sin premio en Cartagena

1 | 2 | 3 | 4 | T | |
---|---|---|---|---|---|
Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB | 18 | 16 | 23 | 15 | 72 |
Fibwi Mallorca Bàsquet Palma | 16 | 16 | 11 | 30 | 70 |

Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB
72
1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB | 18 | 16 | 23 | 15 | 72 |
Fibwi Mallorca Bàsquet Palma | 16 | 16 | 11 | 30 | 70 |
70

Fibwi Mallorca Bàsquet Palma

Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB
72
-
70

Fibwi Mallorca Bàsquet Palma
-
Q1
18- 16
-
Q2
16- 16
-
Q3
23- 11
-
Q4
15- 30
El regreso del Fibwi Mallorca Bàsquet Palma a la Primera FEB se decidió por detalles, por una décima de segundo y por la intensidad contenida de un equipo que, tras propinarse una remontada épica, se quedó a las puertas del empate. El marcador final (72-70) dibuja la crueldad de una derrota que duele por la forma: después de ver cómo el encuentro se les iba de las manos en un tercer cuarto terrible, los mallorquines firmaron un último asalto repleto de carácter, de acierto exterior y de fe colectiva que a punto estuvo de voltear la balanza. Al final, una canasta que no entró y una falta que no fue señalada sepultaron la posibilidad del empate y dejaron un poso agrio en la expedición que dirige Pablo Cano.
Un inicio intenso
La cita en el Palacio de los Deportes de Cartagena estaba marcada por la expectación propia del debut y por la lógica prudencia con la que se afrontan los primeros compases de una competición tan exigente. El Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB, dirigido por Félix Alonso, mostró por momentos por qué la temporada pasada fue competitiva y por qué su pabellón se ha de convertir en un fortín incómodo: intensidad en el rebote, control de los primeros contactos y lectura para castigar las debilidades del rival. El Fibwi, por su parte, que llegaba con la ilusión de quien vuelve a una casa que hace cuatro años abandonó, evidenció tanto las virtudes acumuladas en pretemporada como algunas carencias que, en la Primera FEB, pagan peaje.
El arranque fue de máxima igualdad. Cartagena golpeó primero y se colocó 8-4, obligando a Pablo Cano a mover el mando y a romper el ritmo rival. La respuesta mallorquina no se hizo esperar: puntos de Jon Ander Aramburu y la dirección serena de Lucas Capalbo equilibraron el choque, devolviendo pausas y situaciones en las que el Fibwi pudo respirar. El primer cuarto acabó con 18-16 a favor de los locales, síntoma de que el duelo tendría fases de intercambio y que, a menudo, la capacidad para administrar esos tramos marcaría el guion.
El segundo cuarto fue un tira y afloja táctico. Un 20-16 inicial, una réplica desde la larga distancia con un triple de Juan Bocca y continuos vaivénes en el luminoso hasta llegar al descanso con 34-29 dibujaron un partido en el que las ventajas nunca fueron definitivas. Aquella primera mitad dejó dos lecturas claras: por un lado, que el Fibwi puede competir ante equipos con más rodaje en la categoría gracias a su trabajo colectivo y a la presencia de jugadores con solvencia; por otro, que aún le cuesta sostener el nivel de concentración y compromiso durante períodos largos, algo que, en la Primera FEB, se paga caro.
Un tercer cuarto nefasto
Y ese peaje llegó en el tercer cuarto. Fue ahí donde el encuentro se rompió, donde el Fibwi pareció, por momentos, ausentarse del choque. Cartagena asestó un parcial demoledor de 23-11 que dejó el marcador en un contundente 57-40 y puso a prueba la fortaleza mental del equipo mallorquín. La sensación durante esos diez minutos fue la de un Fibwi incapaz de imponer su ritmo; las ayudas defensivas llegaron tarde, el rebote abierto se escapó y las imprecisiones en la circulación de balón facilitaron las transiciones rivales. Esa fase no solo hipotecó el marcador, sino que encendió la alerta sobre la necesidad de administrar mejor los tramos intermedios del partido.
Arreón final
Si el tercer cuarto fue una pesadilla, el último acto fue la mejor carta de presentación del carácter de este equipo. Pablo Cano retocó piezas, pidió concentración y el equipo respondió con un replanteamiento colectivo: intensidad defensiva, mayor fluidez en el pase, y una apuesta por el triple que dio resultado. El Fibwi firmó un parcial sensacional que redujo distancias hasta dejar el duelo en 70-61 y continuó descontando hasta colocarse a solo dos puntos en la última jugada: 72-70. Fue la consumación de una recuperación que exigió sangre fría, entrega y una fe ciega en que, pase a pase y tiro a tiro, el marcador podría inclinarse hacia la isla.
En ese último instante se condensó todo el drama del encuentro. Recuperaron el balón los mallorquines; Lysander Bracey lanzó y el rebote ofensivo cayó en manos de Brian Vázquez, que tuvo la última opción para forzar la prórroga. El lanzamiento no entró. Vázquez quedó tendido, dolido, reclamando una posible falta que el trío arbitral no señaló. En cuestión de segundos se esfumó la última esperanza y con ella la posibilidad de redimir una noche que, por cómo se había levantado, podía haber pasado a la historia por ser la de un regreso triunfal.
Buenas sensaciones
Las sensaciones que deja el partido son a la vez alentadoras y amargas. Alentadoras porque el equipo demostró que tiene recursos para volver a un partido que llevaba un déficit amplio; amargas porque la incapacidad de sostener el nivel en el tercer cuarto condicionó toda la jornada y porque, en la Primera FEB, los errores se pagan tarde o temprano. Es justo subrayar la entrega de hombres como Aramburu y la mano fría de jugadores como Capalbo en la dirección, la amenaza exterior que generaron Bocca y Vázquez en los instantes decisivos y la movilidad de Bracey, que abrió el campo cuando más se le necesitó. Pero también hay que poner el foco en aquello que no funcionó: la continuidad defensiva, la lectura a la hora de cerrar rebotes en balance y la gestión del reloj en momentos de máxima presión.
Tácticamente, el Fibwi dejó pinceladas interesantes: la capacidad para alternar variantes ofensivas, el acierto cuando logra correr y su aptitud para generar tiros liberados en las últimas posesiones. Sin embargo, el equipo necesita pulir la consistencia en los periodos muertos. El tercer cuarto, en concreto, fue un agujero que habrá que corregir con trabajo: entrar más duro al contacto, cerrar el rebote de ataque rival y no permitir que partidos con ritmos iguales se decanten por rachas tan prolongadas. En una liga donde cada detalle cuenta, evitar lapsos de 10 minutos equivale a no conceder opciones a rivales que, como Cartagena, saben aprovechar cada resquicio.
Pablo Cano y su cuerpo técnico extraerán conclusiones obvias: la plantilla tiene carácter y materia prima; la plantilla debe aprender a sostener la lectura del encuentro durante 40 minutos; y, sobre todo, deben convertir la rabia de esta derrota en carburante para la próxima jornada. La lectura emocional es clara: perder así —después de una remontada que rozó la heroicidad— duele doble, pero también revela que el equipo no se desploma ante la adversidad. Esa resiliencia será clave en un campeonato largo y voraz.
La afición, la que viajó y la que siguió desde la isla, se marchó con el amargor de la derrota y la certeza de que vio a un equipo que no se rindió. Volverán a casa con la sensación de que, pese al tropiezo, hay motivos para la esperanza: el Fibwi jugó su partido, lo disputó con recursos y demostró capacidad de reacción. Lo que falta ahora es transformar ese ardor en regularidad y en un cierre de partido que no dependa de un solo rebote o de una decisión arbitraria.
Toca levantarse
Es pronto, todavía, para extraer conclusiones definitivas sobre la temporada, pero partidos como el de Cartagena sirven para poner el diagnóstico sobre la mesa. El camino será largo y exigente; las jornadas no perdonan y la Primera FEB premia la constancia. El Fibwi Mallorca Bàsquet Palma tiene el material —jugadores con identidad, fichajes que aportan versatilidad y una dirección técnica comprometida—; le falta ensamblar el discurso a lo largo de los 40 minutos para que la ilusión, que es abundante, encuentre la recompensa en victorias que certifiquen la calidad que se atisba.
Hoy duele la derrota de dos puntos, el detalle que no entró y la jugada que quedó por pitar. Mañana toca levantarse, analizar, corregir y trabajar con la misma ambición con la que se encaró la pretemporada. Porque en el deporte profesional las derrotas enseñan tanto como las victorias, y ésta, pese a su amargura, ha demostrado que el Fibwi tiene espíritu competitivo y, sobre todo, que nunca se rinde. El regreso a la Primera FEB continuará; el camino será de batalla y cada tropiezo servirá, si se sabe leer, como lección. Cartagena fue la primera prueba y la prueba mostró lo mejor y lo peor del equipo: la capacidad de volver y la necesidad de sostenerse. Esa dualidad será la que defina las próximas jornadas.
Grupo Caesa Seguros FC Cartagena CB 72 (18-16-23-15): Thomas (4), Rivera (8), Idehen (6), Kelly (8), Garuba (6). También jugaron Suokas (6), Martín (6), Domenech (2), Faverani (12), Harguindey (3), Svejcar (11).
Fibwi Mallorca Bàsquet Palma 70 (16-16-11-30): Lucas Capalbo (4), Bracey (12), Matulionis (0), Jon Ander Aramburu (12), Pedro Bombino (11). También jugaron Bocca (11), Jorge Martínez (4), Patrick Santos (7), Brian Vázquez (7), Smith (2).
Árbitros: MUÑOZ GARCÍA,JORGE, GARVIN DOMINGO,RODRIGO, ACEVEDO PERERA,SERGIO, Eliminados por faltas Kelly y Lucas Capalbo.
Fotografía cedida por Fibwi Mallorca
Autor: Vicenç Ropero
