La difusa línea entre la pasión y el descontrol
El partido entre La Laguna Tenerife y HIOPOS Lleida, que terminó 91-88, no solo se recordará por su ajustado marcador, un encuentro donde Txus Vidorreta, entrenador del Tenerife, se convirtió en el protagonista indiscutible, pero no precisamente por su destreza táctica. Su expulsión tras recibir dos técnicas, la intensidad de sus protestas y, sobre todo, su teatral celebración final, generaron un torrente de críticas y comentarios que avivan el debate sobre los límites del liderazgo deportivo.
Tras la victoria de su equipo, el técnico regresó a la cancha para imitar gestos icónicos de la NBA, como el «a dormir» de Stephen Curry, dirigiéndose ostensiblemente hacia los jugadores del Lleida. Este comportamiento, lejos de ser un hecho aislado, es un capítulo más en el largo historial de episodios polémicos protagonizados por el entrenador. En este contexto, surge la reflexión: ¿es este estilo de liderazgo el adecuado para un deporte que aspira a ser un ejemplo de valores como el respeto y la deportividad?
Txus Vidorreta, entrenador de La Laguna Tenerife, es conocido por su talento táctico y su enfoque competitivo. Sin embargo, su figura está inevitablemente vinculada a episodios polémicos que cuestionan su estilo de liderazgo. Desde gestos irónicos hasta enfrentamientos públicos con árbitros y banquillos rivales, Vidorreta ejemplifica una forma de liderazgo que oscila entre la intensidad emocional y la falta de autocontrol. Intentaré explorar su impacto desde la perspectiva de los estilos de liderazgo y las implicaciones éticas de sus actuaciones.
El liderazgo emocional: la doble cara de la pasión
El liderazgo emocional tiene como objetivo inspirar a los equipos mediante la conexión emocional y el ejemplo. Sin embargo, en el caso de Vidorreta, este enfoque a menudo parece desviarse hacia el extremo negativo:
- En 2019, durante la Copa del Rey, se arrodilló frente a los árbitros, generando controversia. Posteriormente justificó su gesto con ironía: «Si ponerse de rodillas es técnica, mi padre estaría orgulloso porque era un buen católico».
- En 2024, tras ser derrotado por el Barça, acusó al arbitraje de influir directamente en el resultado, desviando la atención de las deficiencias de su equipo.
Estas acciones podrían interpretarse como intentos de proteger a su equipo, pero también reflejan una falta de control que pone en riesgo la reputación tanto personal como profesional. Como decía Aristóteles, «La virtud está en el término medio». En el caso de Vidorreta, la pasión desbordada amenaza con convertirse en un vicio en lugar de una virtud.
La influencia negativa del ejemplo
Platón defendía que el líder debía ser un ejemplo ético, ya que sus acciones moldean a quienes lo rodean. Sin embargo, Vidorreta parece ignorar esta responsabilidad:
- En 2023, durante un partido contra el Joventut, sus constantes discusiones con los árbitros culminaron en una técnica y un ambiente tenso que influyó negativamente en su equipo.
- Su ironía hacia los rivales, como ocurrió en 2023 frente al Valencia, muestra una actitud que podría interpretarse como antideportiva.
Estas acciones no solo afectan su credibilidad como líder, sino que envían un mensaje problemático a sus jugadores y aficionados, quienes podrían emular este comportamiento.
El legado de la polémica: liderazgo disruptivo
Heráclito afirmaba que «El carácter es el destino». Vidorreta ha forjado un carácter polémico que ha marcado su carrera tanto como sus logros deportivos. Aunque su intensidad puede ser vista como una virtud en situaciones específicas, la acumulación de incidentes revela un patrón que cuestiona su capacidad para liderar desde la serenidad y la reflexión.
Además, sus frases irónicas, como la mencionada tras la Copa del Rey, y sus críticas públicas al arbitraje, reflejan un estilo de liderazgo que parece más preocupado por generar titulares que por construir una imagen respetada. Esto lo aleja del ideal de liderazgo clásico, donde la calma y el autocontrol son fundamentales para guiar a los demás.
Txus Vidorreta encarna un estilo de liderazgo polarizante: admirado por su capacidad técnica pero criticado por su comportamiento. Sus polémicas subrayan la importancia de la coherencia ética en el liderazgo deportivo. Como Sócrates decía, «Conócete a ti mismo», tal vez Vidorreta deba reflexionar sobre el impacto de sus acciones no solo en el corto plazo, sino también en su legado como entrenador.
El baloncesto, como cualquier deporte, es un espejo de la sociedad. Sí entrenadores como Vidorreta no son capaces de transmitir valores como la serenidad, el respeto y la responsabilidad, ¿qué mensaje estamos enviando a las generaciones futuras?. En el deporte, como en la vida, la grandeza no solo se mide por los resultados, sino también por la forma en que se alcanzan. Vidorreta tiene el potencial para ser un líder ejemplar, pero para ello deberá aprender a controlar sus emociones y respetar el espíritu del juego.
Esto es baloncesto, esto es la Liga Endesa.
Foto: ‘frame’ de Movistar +.