Me mata la distancia
Lo reconozco, amar tanto y amar desde tan lejos no es lo más adecuado para la salud. Pero es de la única manera que sé vivir la pasión por el baloncesto. Por eso Basket Pasión.
No me toca a mí hacer crónica del partido que el Cáceres Patrimonio de la Humanidad ha jugado en el Pabellón Municipal de Azpeitia, contra el Biele ISB. Tampoco hablaré de la negligente emisión de Canal FEB TV. De eso se encargará mi buen amigo Manuel y a buen seguro que lo hará de sobre saliente.
No acostumbro a ver un partido de baloncesto por la pantalla. Me cuesta horrores y las uñas se aminoran más de prisa que si lo vivo en la pista. Pero es una gozada ver lo que he visto hoy. Y sí, lo sé. Estamos hablando de la primera jornada. Y por lo tanto se observan muchas lagunas. Lagunas que, Adriá, tendrás que corregir. Tiempo tienes para eso.
Pero es lo demostrado en la cancha. Es la satisfacción de saber que tenemos una plantilla muy compensada. Con gente que ya ha dado un paso adelante y con gente que necesita más tiempo para acoplarse a la dinámica del baloncesto español.
No es porque se haya ganado por diferencia. Es por la seguridad que daba el juego indicando que la victoria iba a caer de nuestro lado. Es por la seguridad que provocan los nombres de cada uno de los jugadores que forman la plantilla. Es por la seguridad que provocan los nombres de los que forman el equipo técnico, sin desmerecer a anteriores, que los quiero mucho.
Era importante empezar con victoria. Era importante empezar compitiendo, convenciendo y ganando. Y el reto no era fácil porque toca jugar fuera de casa, lejos. Y ya sabemos la mella que hacen este tipo de viajes. Ya lo hemos sufrido.
Creo que cualquier cacereño que hoy haya visto el partido tendrá una sonrisa inmensa marcada en la cara. Y seguro que todos ellos (hasta yo) tendrán ganas de que llegue el siguiente partido, para jugar en el Pabellón Multiusos, al que habría que cambiar el nombre por Palacio de los Deportes. Seguro que este partido provocará que la gente acuda en masa al pabellón. Y otros desde la lejanía, apoyaremos al equipo a voces, sin megáfonos, a pleno pulmón. Y nos escuchareis.
Gracias, Adriá. Gracias, Joaquín. Gracias equipo.
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