Algo más que un trámite

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Selección Española

En el ajedrez despiadado del baloncesto internacional, donde las piezas se mueven con la sangre fría de los viejos guerreros, España y Bélgica se citan en el Palacio de los Deportes de León para un duelo que, aunque con la clasificación asegurada para ambos, se juega con algo más que el simple trámite de cerrar la fase de clasificación para el Eurobasket 2025.

Porque hay partidos que son un testimonio de gloria futura y otros que son, simplemente, una prueba de carácter. Y este, para La Familia, es de los segundos. España, vigente campeona de Europa, llega a la última jornada con un registro de dos victorias y tres derrotas, por su parte Bélgica, lleva tres victorias y dos derrotas, y en este caso por méritos propios y detalles ajenos, se encuentra por encima en la clasificación del grupo. Un pequeño desajuste en el orden natural de las cosas que no deja de ser un aliciente más para los de Sergio Scariolo.

Porque hay algo que no se negocia en el baloncesto español: el orgullo. La identidad de un equipo que, a pesar de las ausencias, a pesar de la renovación forzada por el tiempo y las circunstancias, sigue aspirando a imponer su ley cuando la ocasión lo requiere.

Los belgas, por su parte, llegan con la moral alta, sabiendo que una victoria en León no solo les aseguraría acabar por delante de España, sino que les daría un golpe de autoridad de cara al Eurobasket. Vienen con un equipo sólido, físico, de esos que saben hacer del partido una trinchera en la pintura y una batalla en cada posesión. Tres victorias, dos derrotas y un juego pragmático que no deslumbra, pero sí castiga.

España, herida tras la derrota en Letonia, necesita algo más que una victoria: necesita un golpe en la mesa. El partido en Riga dejó en evidencia algunas fisuras en el entramado de Scariolo, especialmente en el juego interior, donde la ausencia de un referente claro se sintió con la crudeza de una costilla rota. Izan Almansa, la gran esperanza, apenas pudo jugar por problemas estomacales y su aportación fue simbólica. Yusta se dejó el alma, pero el arsenal ofensivo fue insuficiente para contrarrestar el martilleo letón desde el perímetro.

El reto ahora es otro. Bélgica no tiene la precisión quirúrgica de Letonia en el triple, pero sí un juego físico que obliga a cada equipo rival a ganar cada punto como si fuera un botín en tierra hostil. Será un partido de duelos individuales, de músculo y de lectura táctica. Y en ese escenario, España necesita que su talento joven se imponga, que Hugo González repita su actuación del último encuentro, que LópezArostegui y Parra den un paso adelante, que Almansa esté al nivel que se espera de él y que el bloque, como en tantas ocasiones, encuentre la forma de superar el desafío.

Las estadísticas reflejan lo que ya sabemos. Bélgica ha sido más regular en esta fase, con una defensa robusta y un ataque disciplinado. España, por su parte, ha alternado momentos de brillantez con otros de desconexión, algo inusual en los equipos de Scariolo.

El domingo, León será testigo de un partido que, aunque no decida nada inmediato, dirá mucho sobre lo que puede venir. La batalla está servida. Que hable el baloncesto.

Foto: FEB  

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