Cáceres: 6550… ¿quién dijo miedo?
Sí, Cáceres, despierta. Es nuestra hora. Lo hemos hecho antaño y todavía muchos creemos en nuestra ciudad, en nuestros ciudadanos. Sabemos que si queremos podemos llenar los 6550 asientos, con 6550 culos que hay en el aforo del Palacio de Deportes de Cáceres.
Cáceres puede
Tenemos de los mejores pabellones de la LEB Oro y que nos perdone el de Pisuerga, que juega en otra liga. Hemos tenido la mejor afición de España, comparada con la demencia, la del Estudiantes. Nos han tenido pánico tan solo cuando han sabido que tenían que viajar a Cáceres. Eso ya es un parcial de 10-0 de inicio.
Cáceres puede, contigo
Sabemos que estos “cabrones” (término afectivo) se van a dejar la piel en la cancha y lo van a dar todo. Olvidad lo del año pasado. No nos podemos conformar con un “nuestro objetivo es no descender” porque queremos mucho más que eso. Porque para Cáceres el oro se queda corto y queremos el platino, el diamante. Pero eso no se regala. Eso se suda. Y no es cosa de cinco. Es cosa de 12, de un cuerpo técnico, de un club. Y sobre de 6.550 personas vociferando para llevar a los nuestros a una victoria.
Porque el baloncesto en Cáceres sin afición no tiene sentido. Y ya lo hemos hecho. Hemos jugado en el Serrano Macayo, allá, antaño. Hicimos del Pabellón de la Ciudad Deportiva que se nos quedará pequeño. Hacíamos colas de 24 horas, noches allí, para conseguir una entrada en la misma liga en la que jugamos ahora.
¿Lo recordáis?
Miles nos fuimos a León en el 97 a la copa del Rey que perdimos contra Joventut. Y esas dos aficiones se hermanaron. Y aun se me ponen los pelos de punta de recordarlo. Es que estuvimos allí.
Nos hemos desgañitado en algo que es nuestro deporte. Es nuestra vida. Porque Cáceres es baloncesto. Cáceres es deportividad y Cáceres es afición.
Roberto Blanco es nuestro Martín Fariñas
Yo comparo a nuestro Roberto Blanco sin entrar en calificativos. Pero son insignias de lo que queremos para Cáceres. Martín Fariñas pudo. Estamos seguros que Roberto Blanco puede… siempre con nuestra ayuda. Como antaño.
Es que ¿no recordáis como encendía Martín al público? Así he visto a Roberto a pie de pista.
Y si hoy lo lloro es porque sé que podemos.
Tendremos que despertar a esas viejas glorias del pabellón ahora asidas, apoltronadas en sillones llenos de telarañas porque que la televisión lo da todo. ¿En serio podéis ver un partido del Cáceres por televisión pudiendo estar presente?
Tendremos que convertirnos en películas de Hollywood de héroes (rememorando Battleship) donde son los viejos los que azuzan a esos jóvenes que parecen abstraídos con las máquinas.
Decirle que en Cáceres siempre ha habido afición al baloncesto pero que ahora anda medio dormida. Que llegábamos afónicos a casa tras ganar un partido. O hasta después de perderlo. Pero que íbamos a muerte con el partido.
Hay que despertar a padres y abuelos
Y eso es trabajo vuestro, jóvenes. Pedirles que os cuenten cosas de Nebosa Ilic, Kevin Pritchard, Kenny Sky Walker (campeón de mates de la NBA), Rod Sellers. O que es cuenten de los españoles, Enrique Fernández, José A. Paraíso, Toni Pedrera o un largo de ellos que pasaron por ahí.
Que nos diría nuestro eterno vaquero, allá en su cielo, Manel Comas. Sí estuvo aquí. Y si nos viera con tantos huecos vacíos nos pondría literalmente “a parir”. Él era así.
Si una vez fuimos capaces de inundar pabellones y alegrar y alegrarnos vidas, de soñar… ¿por qué no repetir ese sueño?
Empieza lo bueno. Empieza la pretemporada. Ellos ya entrenan, sudan y se concentran.
Despierta, Cáceres. Lo tenemos todo. Pero nos faltas tú.
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