Deporte trans
María José Patiño, una de nuestras mejores atletas de la historia, competía en 100 metros vallas, en las que tuvo una mejor marca de 13,71. Cuando estaba a punto de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Seul’88, después del Campeonato de España de 1986,fue humillada públicamente siendo acusada de “hombre”. Se la privó del título porque no pasó “la prueba de verificación de sexo”. Suena a chiste, a un macabro chiste, pero así fue.
Ya en el siglo XXI, ocurre algo parecido con una grandísima atleta africana, Caster Semenya. Campeona mundial en los 800 metros en los años 2009, 2011 y 2017, y campeona olímpica en Londres’12 y Rio’16. También fue expuesta a escarnio público, poniendo en duda su sexualidad, sometiéndola a esa denigrante “verificación de sexo”.
He de decir que ambos casos se “solucionaron” a favor de las deportistas, pero el daño ya estaba hecho.
Hace unos días se ha aprobado en España la conocida como “Ley trans”, que no voy a analizar porque no es ni el foro, ni mi cometido. Esta ley permite que, mediante un trámite burócratico, una persona pueda cambiar su género cada seis meses, sin necesidad de someterse a hormonación o una dolorosa tournée por quirófanos.
Esta ley no es una ley exclusiva de España. Otros países ya tienen leyes, sino idénticas, si muy parecidas, con el mismo fondo.
Estamos viendo casos de mujeres trans que, después de haber competido durante años en el deporte masculino sin notables resultados, al transicionar y competir en categoría femenina, están alcanzando los grandes resultados que no habían conseguido antes.
Quizás el caso que más eco ha tenido ha sido la de la nadadora trans americana Lia Thomas. Deportista de mediocres resultados, después de pasar un proceso hormonal de un año y empezar a competir como mujer, ha quedado a dos segundos del record del record de la gran Missy Franklyn.
Tenemos casos en distintas disciplinas deportivas. Baloncesto, skate, triatlón…Pero quizás el caso que más controversia ha levantado es el de Fallon Fox, un ex militar americano antes de su transición a mujer, que compite en artes marciales mixtas, las conocidas como MMA. Fallon le fracturó el hueso orbital a una rival y sumó un granito de arena más a esa polémica que se mantiene en EEUU sobre la participación de mujeres trans en el deporte femenino.
¿Cómo ha pasado el deporte femenino de aquellos casos de ridiculizar y no permitir la competición a Patiño o Semenya a la situación actual de un “aparente” todo vale?
Por un lado, tenemos a unas personas que tienen todo el derecho a participar en competiciones federadas. No somos nadie para enjuiciar la libertad individual que tiene una persona de cómo sentirse o como autopercibirse. La polémica viene, y ahí es dónde se deben centrar las investigaciones, cuando la deportista no ha pasado por un proceso que le prive de esa ventaja que arrastra desde su nacimiento, o si ha pasado, cómo le afecta esa transición a su físico. Las personas que defienden que está participación va a acabar con el deporte femenino, se agarran a los estudios que muestran que la musculatura que se ha conseguido durante la pubertad, como hombre, aunque se haya pasado por un proceso de reducción de testosterona, les da una ventaja que es comparable a la ventaja que conseguían las atletas dopadas de la antigua RFA.
Hace un tiempo vi un documental, que recomiendo encarecidamente, titulado Man Made, que nos muestra el camino que siguen distintos hombres trans culturistas hasta el día de la competición. Como toda vida de un deportista, lo que vemos es lo meramente deportivo, no vemos la vida personal de ese deportista. Man made te muestra esa vida. Si entrar al detalle del documental, ahí vemos que estos deportistas compiten en una categoría especial para ellos.
Creo que esa es la solución para apaciguar la polémica. Obviando la presión de los distintos lobis, que tanto daño hacen al individuo, se debe buscar una solución que no perjudique a nadie y se busque la mayor iguadad entre los deportistas. Un modelo a seguir lo tenemos en el deporte adaptado. Desde sus inicios hasta el momento actual, las distintas categorías se han ido puliendo para que no exista la más mínima ventaja entre unos deportistas y otros.
Sea como sea, este tema debe ser sometido a discusión y las federaciones internacionales junto con el COI deben llegar a una solución antes de los próximos juegos olímpicos, sino, pueden pasar a la historia más por la polémica suscitada que por el propio evento deportivo en sí.