Leb Oro: imposible competir así
Que todos los deportes tienen una brecha presupuestaria está al día. Que en el fútbol ésta se acrecienta más, todos los sabemos, pero nos vamos a centrar en el baloncesto que es nuestro deporte y en la LEB Oro que es la liga que nos compete.
¿Para cuándo un tope presupuestario? Y sobre todo, ¿para cuándo el oscurantismo de los clubes? ¿Por qué la ley de transparencia es de todo menos transparente a veces?
Recuerdo cuando hablamos de Liga Femenina, más exactamente de Clarinos, presumían de exhibir su ley de transparencia hasta en la misma página web, que después resultaba que no ponía nada.
¿Por qué tenemos que hacernos una idea de cada presupuesto en vez e que los mismos clubs comuniquen el suyo cada uno?
Pero es que así en LEB Oro no se puede competir. Hay una brecha presupuestaria de 2.3 millones y eso a nivel deportivo es insalvable. Morabanc Andorra descendió la temporada 21/22 y se planta en LEB Oro con 2.7, mientras Bueno Arenas Albacete Basket asciende, tiene que pagar su canon de LEB Oro para poder jugar, y logra conseguir 400 mil euros.
Pero, ¿cómo se puede competir así?
Se necesita urgentemente una regulación de presupuesto, poniendo un tope para que se pueda competir es unas condiciones normales. Porque en el caso que estamos hablando no es que los equipos se refuercen mejor o no. Es que los equipos se refuerzan en función de la riqueza de cada bolsillo.
Porque el segundo en la lista es San Pablo Burgos con 2 millones, lo que ya supone una brecha casi del doble del presupuesto de Albacete. O el tercero Movistar Estudiantes con 1.3, o lo que es lo mismo, menos de la mitad del primero.
¡Una locura!
Es la diferencia de confeccionar una plantilla a golpe de talón a tener que confeccionar plantillas haciendo magia. Y después te saltan sorpresas como la de Grupo Alega Cantabria, con unos 700 mil de los brillantes euros, te hace una primera vuelta de escándalo y se te planta, al final de temporada, en undécima posición casi para disputar los playoffs.
Es que en estas condiciones podremos tener una competición con San Pablo Burgos, Andorra, Estudiantes o Lleida pero no ponemos presumir de que sea una liga competida, porque no lo es dentro de una cancha.
Esta situación me recuerda cuando, años atrás, léase los 80, me nombran entrenador extremeño de minibasket y nos invitan a Zaragoza a una competición contra la selección catalana, selección vasca y selección aragonesa. Nosotros fuimos porque Madrid rechazó la invitación. Y hablando con el seleccionador catalán me decía que el cobraba 200 mil de las antiguas pesetas, mientras yo cobraba 7 mil. Resultado del partido 123-3.
En fin.
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