Scariolo se ha ganado la confianza

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¿Scariolo sí, o Scariolo no? Desde Basket Pasión os haremos testigos (y partícipes, si queréis) a vosotros, nuestros lectores, de un debate acerca de la idoneidad de nuestro seleccionador nacional masculino de cara no ya al Eurobasket que está a punto de comenzar, sino en general mirando ya al cambio generacional que se hace ya más que visible dentro del primer equipo nacional.

Un «cara a cara» entre mi amigo Javier Romo, alias «Javichuli», y un servidor en el que, durante algunos años, compartimos postura -negativa- pero en el que, no obstante, nos hemos ido distanciando a partir de 2015, con el regreso del técnico italo español (desconozco si tiene la nacionalidad española, pero por su vasta trayectoria en nuestro baloncesto yo al menos lo considero casi más de aquí que de allí).

No obstante, hay algo en lo que seguimos pensando ambos de la misma forma: Sergio Scariolo es un personaje que difícilmente deja indiferente al aficionado. Y aquí yo voy a ejercer de «abogado defensor» de su figura. Partamos de la base de que, por carácter y manera de plantear el baloncesto, hay técnicos que me gustan más, como por ejemplo el maestro «Aíto» García Reneses, don Alejandro, que le llamaba el añorado y genial Andrés Montes; Joan Plaza o el no menos añorado Javier Imbroda, por decir tres de los mejores entrenadores nacionales.

Pero Scariolo tiene un par de puntos en mi opinión irrefutables, que le han hecho ganarse mi admiración, mi respeto y, sin tener la certeza absoluta de éxito (nadie la tiene), mi confianza para seguir haciendo de la selección española un bloque competitivo y asiduo a los podios. El primero de ellos es que es un técnico ganador, algo realmente importante para el deporte de élite, y esto no es baloncesto de categorías inferiores, precisamente, sino baloncesto profesional.

Más allá de su título mundial, sus tres títulos europeos y sus dos medallas olímpicas con España, Scariolo es un técnico que ha sido campeón de liga en Italia (Scavolini Pesaro, 1990), España (Real Madrid, 2000, con un equipo sensiblemente inferior sobre el papel al Barcelona de aquella época; y Unicaja, 2006) y, aunque como asistente, también en la NBA (Toronto Raptors, 2019).

Además, llevó al Baskonia (por entonces Tau Cerámica) a ganar la Copa del Rey en 1999 (para desgracia del CB Sevilla/Caja San Fernando) y, un año antes, a la primera final de la liga ACB de los vitorianos; al Unicaja a ser también campeón de Copa en 2005. Y, recientemente, también ha conquistado la Eurocup y la Supercopa italiana con la Virtus Bolonia.

Y otro aspecto a su favor. En 2009 Scariolo se encontró al frente de la mejor selección española de la historia, el mejor equipo del mundo, Estados Unidos aparte, eso es cierto. Un bloque ya hecho, en el que «simplemente» (lo entrecomillo), al estilo de Vicente del Bosque en su día con la selección de fútbol, debía seguir el camino marcado por «Pepu» Hernández y, aunque en menor medida, también por Aíto. En cierto modo, estaba «obligado» a ganar (yo así lo pensaba) y, como el técnico ganador que es, aunque con alguna sombra en los inicios de los torneos, cumplió con creces. Y en 2012, tras hacer sudar tinta a los americanos en Londres 2012, se marchó.

Y entonces algunos empezamos a valorarlo. No, amigo, no… con aquel equipo no ganaba cualquiera. Que se lo digan a Orenga, incapaz de domar y enfriar la mente de un colectivo que se veía jugando, en 2014, la final de «su» Mundial, e incluso ganándola contra USA… sin haber comenzado el campeonato. Y llegó el «hostión», con perdón. Y Sergio tuvo que volver para tomar las riendas. Y, de entrada, España fue campeona de Europa en 2015, en la casa y en las mismísimas narices de los mismos franceses que, un año antes, nos habían humillado en Madrid (…¿o habíamos sido nosotros mismos?). Y en 2016 repitió medalla olímpica. Y en 2019, segundo oro mundialista, el primero con Sergio. Porque los transatlánticos también hay que saber llevarlos.

Luego llegó Tokio 2020 en 2021 donde nos caímos, sí; después de una preparación con cantidad de aristas y problemas de fuerza mayor. Y ahora toca relevar, además de a la «Bomba» Navarro, retirado en 2017, a los hermanos Gasol; y en nada habrá que hacer lo mismo con unos cada vez más veteranos Rudy y Llull. Y, lamentablemente, habrá que hacerlo sin el seriamente lesionado Ricky Rubio. Pero con Scariolo, un técnico que sabe perfectamente lo que hace, y al que el engendro de las «ventanas FIBA» le ha servido para ir reclutando nuevos jugadores. Por no hablar de lo que viene por detrás, unos chavales que, en cualquier categoría, se están hinchando a ganar medallas.

¿Nos asegura esto la continuidad del éxito? Por supuesto que no. Pero, con sus antecedentes, con su carácter ganador; con su historia para con la selección y, también, por su evolución mostrada que le ha permitido dejar aparte su «ego» por el bien del grupo, creo que Sergio Scariolo se ha ganado con creces la oportunidad de seguir llevando el timón en esta nueva etapa de la selección española masculina.

(Imagen obtenida de la web de Eurosport)

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