Se lo quieren cargar
Hablar de Pablo Laso es como rememorar a Lolo Sáinz, o a tantos grandes que han pasado por el club que viste de blanco. Y leemos que realmente ya han decidido que Chus Mateos empiece en el banquillo como primer entrenador.
Y no es la primera vez que pasa este desencuentro. Ya en 2014 el encargado de la sección de baloncesto del Real Madrid, o hasta el mismo presidente, porque se sabe de siempre que la sección de baloncesto nunca ha sido querida, quisieron cargarse a Pablo Laso llegándole a cambiar todo el staff técnico.
Doce años de una vida no es cualquier cosa, y creo que Pablo Laso se merece ese respeto. Un banquillo como el del Real Madrid, año tras año, pasa factura.
Son tantos los egos de algunas personas que en vez de hacer las maletas e irse, quiere arrasar con el mejor proyecto que ha tenido el Real Madrid tras Lolo Sáinz. Aunque creo que el Vitoriano supera al marroquí.
Si la duda estuviera en la salud de Pablo Laso, que se lo ventilen, que lo quiten de allí. Pero los médicos y no los despachos, son los que deben dar la baja cuando hay motivo. Y es que se oyen rumores que el médico del Real Madrid fue destituido la semana pasada por no dar la baja a Pablo Laso.
Seis ligas españolas, seis Copas del Rey, siete Supercopas de España, dos Euroligas y una Copa Intercontinental además del Mejor Entrenador de la Liga Regular en cinco ocasiones y de ser el entrenador del año de la Euroliga en dos ocasiones es garantía suficiente, si la salud no es la pega, de que pueda cumplir contrato que cumple en junio del año que viene.
Por lo que creo que cortar a Pablo Laso sería uno de los mayores errores del club merengue. Y si así fuera cederle el despacho del egocentrista que lo quiere echar, pues no se duda que, si en el banquillo lo ha hecho de maravilla, en los despachos lo podrá hacer genial.
Cortar porque Pablo quiere entrenar y si no es en el equipo blanco, en cualquier otro equipo. El club se pone muy romántico a rememorar al gran Ignacio Pinedo. Pero de ello no hablaremos en este artículo.
Hace ya doce años un tal Javier le decía a un tal Víctor: “tenemos Pablo Laso para rato”. Y acerté.
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