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Claro está que son otros aires los que reinan por Cáceres y con respecto al Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Un proyecto que parece empieza a convencer con un juego dinámico basado en una gran defensa y con piezas bastante jóvenes que hacen que la gente empiece a disfrutar.

Si miramos a la temporada anterior podemos recordar perfectamente lo que nos costó ganar el primer partido en casa y eso que el Pabellón Multiusos era reconocido a nivel nacional como el fortín del Cáceres.

Cáceres perdía su primer partido en casa, en la primera jornada contra el descendido C. B. Almansa y ganaba contra Alimerka Oviedo a domicilio en su primer desplazamiento. Y hubo que esperar hasta el 13 de enero, con los nuevos ya en pista (Kenny Hasbrouck, Kostas Vasileiadis o Ly Bracey) para conseguir contra Melilla Sport Capital, la primera victoria en nuestro recinto.

El Pabellón perdía su comparativo (fortín) por deméritos propios. Lo que no se conseguía en casa, se traía lejos de la capital del norte de Extremadura.

Y, sin embargo, esta temporada ocurre al revés. Excepto el desliz ocurrido en la primera jornada contra Movistar Estudiantes, los chicos de Roberto Blanco suman como victorias lo jugador en Cáceres.

Cáceres recupera su ansiado comparativo, “fortín”

El Pabellón Multiusos vuelve a parecerse a aquel que tanto nos enamoró en una época que hizo historia. Y sobre todo en el último partido, se vio al sexto jugador, la afición, como jaleaba y animaba a su afición incondicionalmente. Y todo con una nueva peña, Kamicáceres 2.0, que se erigía entre todos ellos batuta en mano.

Es cierto que la LEB Oro esta temporada está muy igualada y que una victoria te hace ascender muchos y puestos y, al contrario, una derrota te baja al vagón de cola. Pero comparando la temporada anterior con esta, el año pasado, tras la 7ª jornada un desquiciado Cáceres Patrimonio de la Humanidad figuraba en la 15ª posición con 2 victorias y 5 derrotas.

El balance de esta temporada no difiere mucho (3 victorias y 4 derrotas) en una 10ª posición. Pero todo ha cambiado. El aire es diferente, es puro, no está contaminado. El trabajo hecho en verano ha sido preciosista y debe tener su recompensa. Cáceres Patrimonio de la Humanidad huele a vida. Hay un plan.

Ahora queda por afinar un poco en los partidos fuera de casa y no despistarnos en los que juguemos en casa.

Tan solo nos queda por decir a aquellos que les gusta el baloncesto y no apostaban por este proyecto, que vayan al Pabellón Multiusos. Que se están perdiendo algo realmente bello. Que el sexto jugador está despertando de su letargo y que nos toca disfrutar de nuestro equipo y de nuestro baloncesto.

Y cuando se recuperen “Los Pablos”, ¿qué?

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