El regreso al Barris Nord

El Hiopos Lleida regresa este domingo al Espai Fruita Barris Nord, ese coliseo donde el baloncesto se juega con el alma en carne viva, para enfrentarse al Joventut de Badalona. Los leridanos, con ocho victorias en el zurrón tras su último golpe de mano en Granada (82-85 en la prórroga), llegan con el pecho hinchado y la mirada torva. Han encontrado en James Batemon a su nuevo caudillo, un pistolero de Milwaukee que ha tomado el Barris Nord como quien conquista un fuerte. “Si quieren ganar, tendrán que sudar mucho”, advierte Gerard Encuentra, el timonel de esta nave que se niega a hundirse, y uno casi puede oler el sudor y la pólvora en sus palabras.
Un enemigo de abolengo
No es un partido cualquiera. Es un desafío de los que curten. El Joventut, con su pedigrí de campeón y un plantel que rezuma calidad por cada poro, no viene a Lleida a hacer amigos. “Son un rival duro, con jugadores de experiencia y mucha calidad”, reconoce Encuentra, y no miente. Los de Badalona, que rondan el top 8 de la Liga Endesa, traen un arsenal donde el acierto exterior (cercano al 37% en triples esta temporada) puede dinamitar cualquier defensa que pestañee. Pero el Hiopos no tiembla. Tiene a Batemon, el nuevo rey del parquet leridano, que desde su llegada en febrero ha clavado 23 puntos en Granada, 22 contra Zaragoza y 18 en Coruña, con una valoración que roza el cielo (27 de media en sus últimos duelos). Es el hombre que amasa el balón como si fuera arcilla y lo convierte en oro, un francotirador que ha puesto al Barris Nord a sus pies.
La guardia de Lleida
Y no está solo. Luka Bozic, el croata de muñeca fina, le secunda con 17 puntos y 29 de valoración en ese triunfo agónico en Granada, mientras Oriol Paulí, con sus 15 puntos por noche y su corazón de capitán, sostiene el espíritu de un equipo que sabe que cada rebote es una trinchera. Ahora, la pintura la defienden Alexander Madsen, Pierre Oriola y Edo Muric, con Johnny Hamilton esperando su momento. Pero es Batemon quien lleva el timón, quien ha dado a este Hiopos un filo que corta.
El Joventut llegará con sus armas afiladas —quizá con un Joel Parra que desangra en silencio o un Andrés Feliz que dinamita desde fuera—, pero en Lleida no hay lugar para la rendición. Ocho victorias, sí, pero cada una ha sido un parto, una lucha a muerte contra el descenso que acecha como un buitre. La última, en Granada, fue un zarpazo en la prórroga, un 82-85 que sabe a gloria y huele a permanencia. “Si queremos ganar, deberemos estar al 100% y no darles ninguna ventaja”, sentencia Encuentra, y su voz es un eco de tambores antes de la batalla.
El domingo, cuando el balón bese el aire por primera vez, el Barris Nord será un volcán. El Hiopos Lleida, con Batemon al frente como un corsario en cubierta, buscará que el Joventut pague en sangre cada canasta. Porque aquí, en esta tierra de hombres curtidos, no se juega solo por puntos. Se juega por honor. Que vengan los verdinegros con su historia y su clase. Que suden. Que se rompan. En Lleida, ganar es resistir.
Foto: Flick Hiopos Lleida
