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Estimado amigo, Roberto.

Primero permíteme que use el calificativo de amigo contigo, pues así lo considero. Quería dedicarte unas palabras de agradecimiento por todo este camino tumultuoso, lleno de nervios, que también tiene su cara positiva, como fue la sesión de magia que ayer ocurrió en el pabellón Multiusos.

Permíteme que haga este escrito extensivo a tu equipo de técnico, pues también sufren contigo, en silencio.

Pero ¿os habéis dado cuenta de la importancia de vuestro trabajo?

No me refiero solo al resultado deportivo, ni a que un mal resultado os puede llevar al banquillo de los parados, donde algunos yacemos ante la impotencia del estado a facilitarnos un trabajo. Porque ayer seguro que había muchos en el pabellón en la misma situación y solo toman un partido de baloncesto como desahogo. O la cantidad de gente imbuidas y carcomidas por ese vivir a diario con la cantidad de problemas cotidianos, que también toman un partido como “el dejar todo a un lado por un rato”.

Me refiero a la cantidad de alegría vertida ayer en el parquet de juego, donde algunos llegamos a derramar lágrimas de emoción. Me refiero a la sonrisa de un niño que se pude fotografiar con algún jugador, estando estos clavados en el “salón” de juego haciendo felices a esos pueriles corazones.

O a esos padres, saltando en el aforo al grito de los rapados militares: “que bote el pabellón”

Roberto, ¿te das cuenta de lo que hablo?

Nos has comentado en rueda de prensa que tu intento era hacer sentir a los jugadores (a los nuevos) qué es el Multiusos.

Creo que la pregunta fue respondida con creces en la noche de ayer, donde uno mira al techo y se veía y se olía esas auras de jugadores míticos que han formado parte de esto que llamamos Cáceres. Desde un Martín Fariñas y Juan Méndez a un Roberto Blanco y Carlos Toledo sin dejar atrás a grandes Fernández, Pritchard, Berwald, Brabender, Flores… y cientos de ellos que hoy son rememorados en mi cabeza.

Quien diga que ayer solo ganamos a Melilla, se equivoca. Ayer ganamos a una maldición de películas de brujas. Ayer recuperamos el sentir de esto que llaman baloncesto, un sentir adormecido por una mala racha.

Pero ¿te has dado cuenta lo rápido que nos despertamos o nos enervamos.

Ayer eran abrazos, porque los saludos con estrechamiento de manos se nos quedaban cortos. Ayer pareciera que hubiéramos ganado la Euroliga y aun parece que lo que convergía ayer me da la razón en eso.

Hoy he hablado con algunos de los que estuvimos ayer allí y me han confesado que han tenido que volver a ver los videos para comprender lo que ayer se erigió ayer, pues estaban ciegos a causa de la euforia.

Dile a esos guerreros que gracias por permanecer en la cancha hasta saciar las ganas de todos por cubrirse con selfies con ellos. Pero te pido un favor, no sonrías tan solo. Díselo.

Sabes Roberto. Estos días veía a un tocayo tuyo (en apellido) agobiado por todo esto y quizás hasta derruido. Por él también me alegro.

Gracias Roberto, mi Martín Fariñas de la actualidad, porque algunos vivimos este deporte de una manera diferente. Porque la pasión nos puede y, sobretodo cuando se conoce a buena gente. Y vosotros los sois.

Nos vemos en la próxima rueda de prensa, con mayor ilusión pero con los pies en el suelo porque entendemos que esto es difícil.

Gracias amigo, vuestro trabajo es tan brutal que miles de corazones dependen de vosotros para expresar una sonrisa. Como la mía ayer.

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