Celia García, la sonrisa que contagia


Vallisoletana de nacimiento, allá por 1995, con la genética intrínseca del balón naranja pues su padre es entrenador de este deporte con una mochila de experiencia como pocos y su madre fue jugadora; es una alero de 1,80 que se trasladó a Cáceres a principio de temporada para ponerse a las órdenes de Jesús Sánchez.
Dicen de ella que además de ser una excelente jugadora, es una persona encantadora que no deja de repartir sonrisas allá donde pisa. Confiesa que el proyecto del Al Qázeres cacereño le sedujo y que fue la razón de fichar por el equipo extremeño.
Formada en las categorías inferiores del club donde residiera en cada momento, pues los cambios, por el trabajo paterno, eran continuos. Tanto que cambio de colegio en 9 ocasiones. Empezó en Lugo a la edad de tan solo cinco añitos. Cerró su ciclo de formación en el Ponce Valladolid CB y decidió cruzar el charco para enrolarse durante dos años en las filas del Otero Junior College en Colorado. Y después pegó el salto a la primera liga, NCAA, jugando con San Antonio Texas dos temporadas.
Con la cabeza muy fría confiesa que: “Decidí irme a Estados Unidos para poder compaginar el baloncesto a alto nivel y los estudios, algo que en España es imposible”.
La adaptación a una vida diferente y a un sistema diferente fue dura. Dice que quizás fuera por el cambio de idioma pero que la primera temporada no fue fácil.
Es literalmente una “batidora de records”. En su último año en la NCAA capturó 24 rebotes en un partido, echando atrás un récord que llevaba 26 años.
En su regreso a España en la temporada 2017/2018 fichó por Quesos el Pastor Zamarat de Zamora, club en el que estuvo dos temporadas.
Recuerda con mucho cariño su debut en la categoría de honor del baloncesto español, debut que se produjo contra Araski. Pero la segunda temporada no gozó de la confianza pretendida y decidió tener un cambio de aires.
Por eso fichó por C. D. Bosco (Vigo), de la LF2, entrenada por Cristina Cantero Ostos, donde permaneció cuatro temporadas. Y siempre ha dicho que el Celta le devolvió su pasión por el baloncesto.
Su paso por el club gallego lo califica como muy positivo donde ha aprendido mucho, convirtiéndose en unos años muy importantes en su vida deportiva y personal. Cuando habla del Celta tan solo tiene palabras de cariño al club y a todo el cuerpo técnico. Sale del club con la cualidad de liderazgo reforzada y comprendiendo la vida de un vestuario.
El único pero fue su último año pues tuvo una lesión y la retraso en la incorporación con el equipo.
En su última temporada consiguió un promedió 9,1 puntos, 2,7 rebotes y 1 asistencia (7,5 de valoración).
Ahora la disfrutamos en Cáceres donde, también gracias a ella, el baloncesto femenino está en auge. Aunque lejos de la cabeza de la tabla pero con ganas de competir para poder alcanzar cualquier sorpresa que el equipo pueda dar, a base de sudor.
Aunque domina el juego del balón naranja, es una fanática del 3×3: “Me gusta desde el principio, es una modalidad más dinámica”. Intenta jugar todos los veranos con su grupo de amigas a las que conoce hace tiempo.
Quedaron en 3ª posición en el campeonato organizado por la ACB, 2º en La Jaula de Movistar y obteniendo el 1º puesto en el 3×3 de Castilla y León.
Celia García es constancia, es trabajo, es compromiso, es entrega, es pasión, es sonrisa, es ilusión y, sobre todo, es del Al Qázeres.
Foto: Hoy


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