Dos caras un  mismo problema

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En los últimos tiempos, estamos asistiendo a un sin fin de opiniones sobre el problema estructural del baloncesto español. Hemos oído hasta la saciedad que no se puede competir con los programas universitarios norteamericanos, tras la aprobación de que estos puedan fichar” jugadores a base de talonario. La fuga de talento de nuestro país hacia el otro lado del  “charco” cada vez es más habitual y eso es una realidad. Pero claro, como decía la canción de SFDK: 

“Todo tiene cara b, abre los ojos y no lo ve”. 

Ya hablé en otro artículo sobre las palabras del seleccionador Sergio Scariolo, secundadas por Marc Gasol. En esta ocasión me gustaría hacer una reflexión sobre las palabras del responsable de cantera de Los Guindos (Unicaja) como respuesta a la próxima marcha de Guillermo del Pino hacia los Estados Unidos.  Vaya por delante que estoy de acuerdo en la existencia del problema y la dificultad de encontrar una solución, pero no veo ningún viso de autocrítica y eso me preocupa casi más que la marcha de talento en sí. Nadie se ha parado a mirar desde otra perspectiva y eso es lo que pretendo hacer en las siguientes líneas.

¿Se están gestionando bien las canteras?

En teoría, las secciones inferiores de los clubes deberían ser la primera barrera formativa de los jugadores, con el firme propósito de que algunos de estos lleguen a formar parte del primer equipo. Desde siempre, los clubes con mayor potencial económico han podido configurar mejores plantillas en la base, dado que podían ofertar cosas (estudios, alojamiento, dietas, trabajo a los padres, y un largo etc) que otros no podían. Ha sido inviable competir contra ellos. Al margen de esta superioridad, las divisiones inferiores, se han convertido en un mercado al margen, donde hay fichado, tradeo, poaching; por no hablar de la internacionalización de estas prácticas, que han provocado un aumento en la cantidad de jugadores foráneos que pueden ser considerados “de formación”. Básicamente “los grandes” se están quejando de una práctica que ellos vienen realizando desde tiempo inmemorial. Si bien es cierto, que la marcha hacia EEUU, no le deja ningún rédito al equipo formador, al contrario que cuando este intercambio se realiza dentro del territorio patrio. La cuestión es: en los últimos tiempos, asistimos atónitos al hecho de que la gran mayoría de nuestras jóvenes promesas han ido decidiendo buscar su futuro lejos de nuestras fronteras. Obviamente, hay un tema económico que espolea estas decisiones, pero ¿Es lo único? Realmente, no. Si tú tienes entre 17 y 19 años estás considerado como uno de los mejores jugadores de Europa, dentro de tu categoría, tú lo que quieres es jugar; a parte de continuar con tu formación académica. Este último punto que puede parecer menor, es la cuestión que subyace de fondo. En España, compaginar los estudios con una carrera deportiva es muy complicado ya que, o tienes una beca ADO, o juegas en una categoría profesional. Estas son las dos únicas maneras de ser consideradodeportista de élite” y poder acceder a las ventajas que este estatus acarrea. Por esto, es normal que, ante la perspectiva de un futuro incierto, nuestros jóvenes quieran “amarrar” su estabilidad. Es muy bonito mirar hacia otro lado y culpar a agentes externos, cuando realmente hay decisiones que corresponden a la dirección deportiva de los equipos y que podrían paliar esta fuga de talentos. Sin ir más lejos, el Club de los Guindos ha cedido a su mayor perla a un club de su misma categoría; cuando podría haberle hecho un hueco en su plantilla perfectamente, en vez de tirar de talonario. Por desgracia, este es un mal común a todos los equipos de la primera división. 

Analicemos la realidad

Si tomamos como ejemplo los rosters de los equipos más importantes de la ACB (Madrid, Barcelona, Unicaja, Baskonia, Valencia…) nos topamos con un muro tremendo. Y es que, salvando el caso de Alberto Díaz en Málaga, ninguno tiene canteranos propios con un papel predominante. Un caso flagrante es el Real Madrid que, teniendo a Hugo González (considerado el sucesor natural de Rudy) ha decidido fichar a jugadores foráneos para ese puesto. Otro caso del mismo club, es el base internacional español Juan Núñez, que tuvo que emigrar al Ratiopharm Ulm, alemán. Aunque este año ha vuelto a España para jugar en el FC Barcelona. No sólo el Madrid comete estas atrocidades, los culés se han deshecho, este año, del joven pívot Nadji que ha tenido que buscar acomodo en Lleida. Más casos del FCB, podrían ser Badio, Pauli, o Marc García (remontándonos en el tiempo). Valencia Basket tampoco se libra: la falta de minutos que se presupone que va a tener Sergio de Larrea, me hace sangrar, ya que no entiendo por qué si tienes en tus filas a uno de los mejores bases noveles  de Europa, decides pagar por talento externo. El caso de Baskonia es la epítome de este desastre: 0 jugadores de su cantera, en los últimos 6 años. En definitiva, puedo entender las quejas de Zaragoza con respecto a Aday Mara, del Joventut con las últimas salidas a EEUU, o del propio Gran Canarias con Mutaf; porque estos clubes tienden a potenciar lo que viene desde abajo. Es evidente que hay un problema pero, poner el foco exclusivamente en el potencial económico de universidades americanas o clubes europeos como causa única, me parece un error de bulto. Hasta hace poco, veíamos cómo las grandes promesas del baloncesto (la generación dorada) tenían papeles importantes a corta edad. Ahora, esas oportunidades hay que buscarlas fuera ya que, más allá de lo económico, un jugador que no juega es un jugador que no progresa. No siempre, la apuesta les sale bien a estos jugadores pero la nada que les ofrecen localmente, los deja sin opciones dentro del territorio nacional. ¿Qué preferirías? ¿Jugártela  a progresar o quedar agitando toallas? Si queremos que la fuga de talentos no continúe, debemos abrir una puerta para que dejen de agitar toallas y se pongan a encestar balones. 

Imagen: Depositphotos

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