La Final Four de la Euroliga se celebrará en Abu Dhabi: ¿Un paso hacia el futuro o un caso de «sportwashing»?
La decisión de trasladar la Final Four de la Euroliga 2025 a Abu Dhabi ha causado gran revuelo en el mundo del baloncesto europeo y en la industria deportiva en general. Por primera vez en la historia de la competición, el evento se celebrará fuera de Europa, lo que marca un giro en la política de la Euroliga, tradicionalmente centrada en el continente europeo. Este cambio se oficializó en una reunión reciente de la junta de accionistas de la Euroliga, que aprobó por abrumadora mayoría la propuesta de llevar la Final Four a los Emiratos Árabes Unidos, concretamente al Etihad Arena, en la capital, Abu Dhabi. La sede albergará la final entre el 23 y el 25 de mayo de 2025, y según el acuerdo, los Emiratos Árabes Unidos pagarán 50 millones de euros por este evento, una cifra sin precedentes que podría marcar un nuevo camino para la Euroliga en cuanto a relaciones comerciales y expansión geográfica.
Un cambio histórico con objetivos económicos
El Etihad Arena, inaugurado en 2021, se presenta como un recinto de primer nivel, con capacidad para 18,000 espectadores, lo que lo convierte en un lugar idóneo para albergar eventos de gran magnitud. Además, Abu Dhabi cuenta con una amplia experiencia en la organización de eventos internacionales, como partidos de la NBA, carreras de Fórmula 1 y combates de UFC. La ciudad se ha posicionado como un destino turístico y deportivo clave en la región, lo que hace que su propuesta para albergar la Final Four sea atractiva desde una perspectiva organizativa.
Desde el punto de vista económico, el acuerdo resulta beneficioso tanto para la Euroliga como para los Emiratos Árabes Unidos. El pago de 50 millones de euros por la organización de la Final Four es solo el primer paso en un acuerdo que podría extenderse durante al menos tres años, con la posibilidad de renovar por más tiempo dependiendo del éxito de la edición de 2025. Esta cantidad es considerablemente mayor que las ofertas de otras ciudades europeas, lo que deja claro que la propuesta económica de Abu Dhabi no tiene competencia. Además, se espera que esta colaboración sea un éxito rotundo que permita a la Euroliga generar 100 millones de euros adicionales en comparación con sus proyecciones iniciales. Este acuerdo también garantiza que la sociedad conjunta entre la Euroliga e IMG, que expira en 2026, se prolongue automáticamente hasta 2036, lo que podría solidificar la presencia de la competición en la región durante la próxima década.
¿Es demasiado pronto para una Final Four en Abu Dhabi?
Sin embargo, la propuesta no ha sido unánime entre los clubes que forman la Euroliga. El Real Madrid y el Olympiacos, dos de los equipos más poderosos y tradicionales, votaron en contra de la decisión, argumentando que el mercado árabe aún no está lo suficientemente maduro como para acoger un evento de tal envergadura. Además, expresaron su preocupación por el impacto que podría tener esta alianza financiera a largo plazo en la estructura de la competición, especialmente en relación con el acuerdo de diez años entre la Euroliga e IMG.
A pesar de las objeciones, la mayoría de los equipos de la Euroliga (11 de los 13 votantes) respaldaron la propuesta. Entre ellos se encuentran algunos de los clubes más importantes, como el Barcelona, Baskonia, Anadolu Efes y Fenerbahçe, que ven en esta decisión una oportunidad de expansión para la competición y una forma de llegar a nuevos mercados internacionales. El apoyo a Abu Dhabi también se ha visto impulsado por la infraestructura y la capacidad organizativa de la ciudad para manejar eventos globales, lo que aumenta la confianza en que la edición de 2025 será un éxito.
Abu Dhabi y el fenómeno del «sportwashing»
Sin embargo, esta decisión no está exenta de críticas, especialmente en lo que respecta a la ética de la relación entre el deporte y los regímenes autoritarios. Los Emiratos Árabes Unidos, gobernados por una monarquía absoluta, han sido objeto de numerosas críticas internacionales por sus políticas restrictivas en materia de derechos humanos, la represión de la oposición política y las restricciones a la libertad de expresión. En este contexto, algunos observadores han señalado que el acuerdo entre la Euroliga y Abu Dhabi podría ser interpretado como un ejemplo de «sportwashing» o «lavado de imagen a través del deporte».
El término «sportwashing» se refiere al uso del deporte como una herramienta de relaciones públicas por parte de regímenes con un historial controvertido en derechos humanos y democracia. En lugar de ser un simple patrocinio o una relación comercial convencional, el deporte se convierte en un medio para suavizar la imagen de un país o régimen ante la opinión pública internacional. En el caso de los Emiratos Árabes Unidos, los esfuerzos por utilizar el deporte como una vía para mejorar su reputación internacional han sido evidentes en otros eventos de alto perfil, como los Mundiales de Atletismo en 2019 o la compra de grandes equipos de fútbol, como el Manchester City, por parte de inversores de Abu Dhabi.
En este sentido, la elección de Abu Dhabi como sede de la Final Four de la Euroliga podría ser vista como una extensión de esta estrategia. A pesar de los importantes beneficios económicos que se derivan de este acuerdo, la Euroliga corre el riesgo de ser vista como un cómplice involuntario en el intento de los Emiratos Árabes Unidos de mejorar su imagen global a través del deporte. Los críticos temen que, al aceptar ofertas millonarias de países con un historial cuestionable, las organizaciones deportivas puedan perder su carácter neutral y sus principios éticos en favor de intereses comerciales.
El futuro de la Euroliga en Oriente Medio
La elección de Abu Dhabi como sede de la Final Four también marca el comienzo de un proceso de expansión de la Euroliga en Oriente Medio, una región que ha mostrado un creciente interés en el baloncesto y que tiene el potencial de convertirse en un mercado clave para la competición. Los responsables de la Euroliga han destacado que este acuerdo es solo un «primer paso» hacia una posible expansión futura en la región, y que la edición de 2025 servirá como una especie de «experimento» que proporcionará valiosas lecciones para futuras ediciones en otras ciudades de la zona.
En este sentido, no es difícil ver por qué los Emiratos Árabes Unidos se han convertido en un socio tan atractivo para la Euroliga. No solo ofrecen una infraestructura de primer nivel, sino también una potente red de patrocinadores y una alta capacidad para atraer a audiencias internacionales. Además, el auge de la inversión en deportes en la región está en auge, con el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos mostrando un fuerte interés en posicionarse como un hub global de eventos deportivos.
Sin embargo, mientras algunos celebran este paso hacia la globalización del baloncesto europeo, otros advierten sobre los riesgos de permitir que intereses financieros primen sobre principios éticos. ¿Es la expansión de la Euroliga a Oriente Medio un paso necesario para el crecimiento de la competición, o estamos ante una peligrosa normalización del «sportwashing»? Solo el tiempo lo dirá.
En conclusión, la decisión de llevar la Final Four a Abu Dhabi es un movimiento significativo en la historia de la Euroliga. Si bien ofrece una oportunidad para fortalecer la competición desde el punto de vista económico y expandir su influencia en nuevos mercados, también plantea serias preguntas sobre el papel del deporte en la política global. ¿Debería el baloncesto europeo ceder a las presiones económicas y políticas de gobiernos autoritarios en nombre de la globalización, o debería mantenerse firme en sus valores fundacionales? Esta será una cuestión clave en los próximos años, mientras la Euroliga navega por las aguas turbulentas del «sportwashing» y las tensiones éticas en el deporte, y la opinión de un servidor, desde esta humilde tribuna, es que no, no todo puede ser dinero, debe haber líneas rojas, por lejos que las pongamos.
Fotografía de Marca